Cada vez somos más conscientes de la importancia de echarnos la crema solar adecuada —y no solo en verano— o de utilizar las gafas de sol indicadas para no dañar la vista. Pero aunque el sol nos ofrece múltiples beneficios, como su aporte en vitamina D, persisten muchos mitos en torno a él y a los cuidados de la piel y de la salud que nos protejan de su incidencia. Repasamos algunos de ellos con la ayuda de la dermatóloga Sara Burillo, de la Clínica Dermatológica InnDerma.
“Si está nublado o estoy bajo una sombrilla no tengo que ponerme crema solar”
Como explica el Código Europeo contra el Cáncer, las nubes solo bloquean un 20% de la radiación ultravioleta, mientras que las sombrillas bloquean aproximadamente el 40% o 50% de dicha radiación.
Por tanto, en ambos casos debemos utilizar protector solar. “Paradójicamente, aunque el riesgo de quemadura sea menor en los días nublados, como la sensación térmica y la percepción de riesgo solar también es menor, las personas tienden a estar expuestas al sol más horas sin protegerse, pudiendo llegarse a quemar igualmente”, explica Sara Burillo.
“Los labios no se queman, no hace falta protegerlos”
Toda la superficie de nuestra piel que expongamos al sol puede quemarse, incluidos los labios. De hecho, como apunta Burillo, “la queilitis actínica, por ejemplo, es una enfermedad de los labios producida por el daño solar acumulado”.
Además, la continua exposición a la luz solar sin protección es un importante factor de riesgo de cara a padecer cáncer de labios. Así se demostró en un estudio publicado en la revista Cancer Causes & Control, en el que las mujeres que utilizaban lápiz labial y otros protectores solares tenían menor incidencia a esta enfermedad que aquellas personas que no lo usaban.
Por eso, como recalca la doctora Burillo: “Es imprescindible protegernos los labios de forma adecuada usando un cacao o bálsamo con protector solar del 30”.
“Si el aceite potenciador del bronceado lleva protección solar es suficiente”
Como explica la dermatóloga Sara Burillo, “los conceptos 'bronceador' y 'protección' son antagónicos porque el bronceado siempre se va a producir como reacción de nuestras células de la piel, que tratan de protegerse cuando reciben daño solar”.
Además, apunta que “los aceites bronceadores que llevan protección solar suelen tener un factor de protección solar (FPS) bajo, que no es suficiente para asegurar una protección adecuada”.
“Las personas que tienen la piel oscura o ya bronceada no necesitan protección”
Cierto es que las personas de piel oscura tienen un menor riesgo de sufrir quemaduras por el sol que una persona de piel clara, como demuestran estudios como el publicado en Centers for Disease Control and Prevention. Esto se debe a que su piel posee mayor cantidad de melanina, pigmento que los protege más contra la radiación solar, pero “aún así, también pueden desarrollar cáncer de piel, por lo que es recomendable que se protejan del sol”, dice la dermatóloga.
Las personas que ya se han bronceado también deben continuar usando crema solar porque “el motivo por el que tienen la piel temporalmente más oscura es porque esta, cuando recibe el daño solar, se esfuerza en hacer más melanina para protegerse del sol”.
Además, deben tener especial cuidado porque bronceándose en exceso “están acumulando un daño solar que a futuro aumenta el riesgo de cáncer de piel y envejecimiento prematuro (manchas, arrugas…)”, explica la dermatóloga Burillo.
“Los vidrios y cristales como las ventanillas del coche nos protegen del sol”
Aunque creamos que los vidrios y cristales nos eximen de cualquier riesgo respecto al sol, debemos saber que “aunque es cierto que nos protegen de parte de la radiación ultravioleta filtrando rayos ultravioleta B, no nos protegen frente a la radiación ultravioleta A, que también es causa de cáncer y envejecimiento de la piel”, explica Burillo.
De hecho, según un estudio publicado en Jama Network, el parabrisas delantero del coche bloquea el 94% de los rayos UVA y la ventanilla lateral el 71%, asociando estos resultados con una posible explicación de las tasas altas de cataratas en el ojo izquierdo y de cáncer de piel del rostro izquierdo en conductores profesionales.
“Los tratamientos láser no pueden realizarse en verano”
Este es uno de esos mitos con matices, pues todo dependerá de cada tipo de piel. Como explica la dermatóloga Sara Burillo, en general “los profesionales preferimos evitar los procedimientos láser en los meses de máxima intensidad solar, ya que un efecto no deseado tras recibir tratamiento láser y exponernos al sol es la aparición en las zonas tratadas de hiperpigmentaciones (manchas en la piel)”.
No obstante, en ciertos casos sí se pueden continuar haciendo tratamientos láser en verano. Por ejemplo, “en pacientes con piel muy clara y bajo riesgo de manchas, pacientes que no vayan a exponerse al sol o si el tratamiento láser se realiza en zonas pequeñas de la piel”, apunta.
“Mi maquillaje tiene FPS, no tengo que ponerme crema solar”
“En general, el maquillaje con protección solar tiene un FPS bajo (suele ser de 15, cuando lo que recomendamos los dermatólogos es mínimo un 30), y además no aplicaremos la cantidad de protección adecuada, ya que solemos aplicar poco maquillaje”, explica la doctora Burillo.
“Por eso, para asegurar una protección correcta recomendamos usar una capa de protector solar sin color, SPF mínimo 30 y en cantidad abundante, y encima aplicarnos el maquillaje”, continúa.
“No hace falta ser tan 'exagerados' con protección solar en los niños”
La piel de los niños es extremadamente sensible y requiere cuidados muy delicados. Pero no solo eso, sino que como explica la dermatóloga, “hoy sabemos que la radiación solar recibida en la infancia, especialmente si ha habido quemadura solar, es un factor de riesgo importantísimo para desarrollar cáncer de piel de adulto”.
Por eso, no solo es recomendable protegerlos respecto al sol evitando la exposición en horas centrales y protegerlos utilizando ropa y sombrero, sino también adaptar la protección solar a cada edad en las zonas que queden expuestas, usando cremas solares infantiles.
Como explica la dermatóloga, “en los niños menores de seis meses no se recomienda el uso de ninguna crema solar, sino simplemente evitar la exposición solar directa; en niños entre seis meses y tres años es preferible el uso de cremas con filtros minerales; y en niños de más de 3 años se pueden usar cremas solares pediátricas con filtros químicos”.