La monstera deliciosa, esa planta de hojas grandes con agujeros, conocida popularmente como costilla de Adán, se ha convertido en los últimos años en la protagonista indiscutible de internet y en la nueva obsesión de los amantes de las plantas de interior. Es una de esas plantas que por sí sola es capaz de vestir espacios y darle un estilo tropical con poco esfuerzo.
Esta tiene muchas variedades, como la preciada Monstera albo variegata, de hojas blanquecinas y muchas primas hermanas, casi todas con cuidados similares a ellas. Te describimos cuatro de las especies más famosas aquí:
- Monstera adansonii: se diferencia por sus hojas más pequeñas y perforadas, con agujeros distribuidos de manera más uniforme en comparación con la monstera deliciosa.
- Monstera obliqua: a menudo confundida con la Monstera adansonii, esta especie tiene hojas más finas y grandes agujeros, siendo más rara y valorada entre los coleccionistas de plantas debido a su aspecto esquelético.
- Monstera dubia: con hojas ligeramente redondeadas y de color grisáceo, a diferencia del típico verde en este género. Otra forma de diferenciarla es que poseen pocos o casi ningún agujero, tan típicos en las Monsteras.
- Monstera siltepecana: su follaje también es algo plateado con textura aterciopelada, pero se diferencia de la anterior por ser un poco más puntiaguda. Esta monstera es más compacta, por lo que es ideal para espacios más reducidos.
Aunque en principio la monstera da muchas alegrías (si está feliz), hay muchas preguntas que todavía nos hacemos acerca de esta famosa planta: ¿Es de interior o también de exterior? ¿Hay que regarla mucho? ¿Qué son esas manchas amarillas que tiene? Te contestamos a todas ellas y a muchas más aquí.
Puedes comprobar que no está a gusto con la humedad ambiental y el riego cuando veas las puntas de sus hojas secarse
Los cuidados de la monstera
Para entender lo que le gusta es importante saber que esta planta de la familia de las aráceas es originaria de zonas tropicales de América Central y del Sur, donde la vemos agarrada con sus raíces aéreas a enormes árboles de hasta 20 metros de altura en unas condiciones determinadas. Vayamos por partes para entender cómo hacer que esté contenta:
- Es una planta trepadora y vigorosa, por eso en casa la solemos tener en grandes macetas junto a un tutor, de forma que la puedas ir fijando poco a poco a medida que va creciendo. Si la dejamos a su aire, en pocos meses crecerá doblada y descontrolada.
- Clima: en nuestros hogares la solemos tener como planta de interior, ya que gozará de la temperatura que más le gusta (nunca por debajo de esos 10-15ºC). En el exterior la hemos visto crecer en todo su esplendor, obteniendo frutos comestibles y sobreviviendo a ambientes menos cómodos, siempre que esté algo protegida y por encima de los 0ºC (zona USDA 10-12). Si se hiela, sus hojas pueden 'quemarse', mostrando manchas oscuras.
- Luz: tanto en interior como en exterior, a esta planta le encanta la buena iluminación. Sus hojas al principio son más pequeñas y no poseen estas costillas, también llamadas fenestraciones (agujeros que dejan pasar la luz a las zonas más bajas), que pierden si la luz no es suficientemente buena. Por otro lado, si la acabas de comprar y la expones al sol, lo más normal es que se queme, mostrando unas manchas amarillentas con un halo negruzco.
- Riego: a pesar de su enorme tamaño no es una planta muy exigente en cuanto a riegos. Hazlo cuando el sustrato se seque casi por completo y sin encharcarla –uno de sus principales males–, aumentando las probabilidades de que sus raíces se pudran.
- Plagas: le pueden atacar distintas plagas como el ácaro rojo, el pulgón o el trip. Si ves algo raro en forma de manchas de tipo plateado o moteados amarillentos, seguramente haya pequeños intrusos haciendo de las suyas. Mantener las hojas limpias de polvo puede ayudarle a revisar periódicamente sus hojas.
- La multiplicación por esquejes es muy sencilla, ya que si localizas bien las raíces aéreas puedes hacer minimonsteras en cuestión de minutos. Corta la ramita por debajo de la zona de emisión de las raíces y deja al menos una hoja. Introduce estos trocitos en un frasco de agua y espera unas semanas. Si dejas muchas hojas en estos esquejes se marchitarán antes de tiempo, ya que perderán más agua de la que pueden absorber.
¿Pulverizarla? A no ser que estés todo el día encima de ella no será una labor determinante. Un buen consejo es rodearla de otras plantas para que sienta este efecto jungla que tanto le gusta. Puedes comprobar que no está a gusto con la humedad ambiental y el riego cuando veas las puntas de sus hojas secarse.
Cuando la monstera es pequeña (solo tiene cuatro o cinco hojas), una maceta pequeña de cuatro a siete litros es suficiente. Si la pones en una demasiado grande y te gusta regar de más, hay muchas probabilidades de que sus raíces terminen pudriéndose
Errores típicos en los cuidados de monsteras
Estos son los principales errores que solemos ver en el cuidado de las monsteras:
- Cortarle las raíces aéreas es algo que debemos de evitar, ya que además de generar heridas que pueden ser entradas de posibles hongos, le quitaremos de un plumazo un poder increíble de fijación, absorción de humedad y nutrientes.
- Ponerla a oscuras. Que tolere la baja iluminación no significa que vaya a crecer estupenda sin luz. Al ponerla alejada de su fuente principal de energía crecerá con peciolos alargados, hojas con tonos verdes raros y de aspecto poco saludable, lo que será carne de cañón para plagas y enfermedades.
- Ponerla en macetas demasiado grandes. Al principio, cuando es pequeña y solo tiene cuatro o cinco hojas, una maceta pequeña de cuatro a siete litros es más que suficiente. Si la pones en una demasiado grande y te gusta regar de más, hay muchas probabilidades de que sus raíces terminen pudriéndose.
- No trasplantar. Si todo va bien y tu monstera termina sacando innumerables hojas, habrá un momento en que te pida una casita nueva. Haz el cambio a una maceta de unos 20 litros antes de que se vuelva tan monstruosa que sea imposible de manejar.
Además de todo esto, no te olvides de los cuidados básicos que toda planta debe tener para que crezca feliz, ya que si no prestas atención a las plagas o no la alimentas de vez en cuando, no mostrará esa potencia que tanto la caracteriza.