Con las navidades en ciernes, en muchas casas ya lucen en algún rincón las flores de pascua y ya se han desempolvado hace días los adornos típicos de estas fechas, el árbol con sus bolas y figuritas coronados por una gran estrella y vestidos con espumillones, decoraciones en puertas y ventanas y el tradicional nacimiento o pesebre, que se convierte en una verdadera obra de arte en hogares con amantes de las manualidades y algún o alguna manitas en la familia.
La decoración navideña puede ser una actividad muy entretenida y divertida para realizar en compañía pero no hay que perder de vista la importancia de guardar nuestros elementos decorativos de un año para otro. La Navidad es una época que también empuja al consumo, y algunos hábitos adquiridos pueden resultar dañinos para el medio ambiente y nuestro entorno. Por eso, hay que tener en cuenta algunas pautas.
Hay que pensar bien el uso que vamos a dar a todas nuestras compras. Según Greenpeace, “el árbol de navidad artificial tiene un impacto seis veces mayor que un árbol natural en lo que se refiere al cambio climático y al agotamiento de recursos naturales”. Aunque los hay de materiales biodegradables y si los guardas bien pueden durarte muchos años.
Si adquirimos uno natural, tendremos que fijarnos en que vengan de productores locales, y tener pensado para ellos un destino mejor que terminar en el cubo de la basura al finalizar las navidades. Otra opción es hacer uno con nuestras propias manos, con materiales reciclados. Hay muchas ideas con resultados muy interesantes.
Lo mismo sucede con las flores de pascua, las típicas plantas navideñas con flores rojas (Poinsettia), aunque también las encontramos en tonalidades blancas, rosas, naranjas o amarillas. En muchas casas duran en un rincón lo que dura la Navidad y quizás un poquito más. Pero con algunos cuidados, puedes mantener durante años tu flor de pascua.
Al terminar la Navidad, puedes transplantarla a una maceta más grande añadiéndole algo de compost. Si vives en una zona templada puedes mantenerla todo el año en una terraza. En caso contrario, la puedes situar cerca de una ventana. Les encanta la luz solar. Una vez al año (en enero) puedes podar un poco su tallo y sus hojas para darle más fuerza.
Lo mismo que pasa con los árboles de Navidad y las flores de pascua puede extenderse a los pesebres. Pero en este caso lo que tenemos que desechar es la idea de utilizar musgo natural obtenido furtivamente de nuestros bosques para simular la vegetación en los nacimientos. O usar muérdago o acebo robado de la naturaleza para nuestras coronas navideñas. En este caso, además, no respetar esta norma puede terminar en una sanción, como se explica en este vídeo del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) la Guardia Civil.
Ninguna de estas tres especies, explican desde la Guardia Civil, se pueden recoger en su medio natural porque son especies silvestres protegidas “y recogerlas conlleva una sanción económica”. Por ello, recomiendan comprarlas directamente en floristerías o viveros o bien adquirir plantas artificiales que puedas almacenar para usar varios años, “para proteger a la naturaleza”. Las multas -que varían según la comunidad autónoma- pueden ir desde los 1.000 hasta los 100.000 euros. Y se duplican si alguna de estas especies se recolecta en una zona protegida.
El musgo, un indicativo de la salud del planeta
El musgo -que no tiene ni raíces, ni hojas, ni tallos, ni flores- se reproduce en zonas muy húmedas sobre el suelo, troncos de árboles o rocas. Al retener mucha agua, conserva en su interior muchos nutrientes y es un hábitat perfecto para pequeños animales, y sustrato para que germinen otras plantas. Hay comunidades autónomas donde sí que está permitido que se recolecte musgo pero no es en todas ni en todas las fechas y hay un límite.
Pertenece a la familia de las briófitas, que nacieron hace 500 millones de años, fueron las primeras plantas de la superficie terrestre y su salud es un indicativo de la salud medioambiental de nuestro planeta y son claves en procesos de reforestación.
Hace algunos años se popularizó el uso del musgo para la decoración de los pesebres o belenes a pesar de no tener mucho sentido, pues no emula precisamente la vegetación de la zona geográfica que representa el nacimiento. Aun así, si quieres incluir este elemento puedes adquirir musgo artificial, más fácilmente almacenable para otros años y más fácil de mantener, pues no necesitan tierra o fertilizantes.
Muérdago, alimento de aves
Al igual que el musgo, es una especie vital en los ecosistemas de tipo forestal y el equilibrio medioambiental. Colgar el muérdago en las puertas de las casas viene de una una antigua tradición escandinava algo romántica -las parejas que pasaban bajo esta planta tenían que darse un beso- que se fue extendiendo por el resto de Europa.
El muérdago pertenece a la familia de las Santalaceae. Viscum album es su nombre científico. Sus hojas siempre están verdes y contienen frutos redondos en forma de globo y de color blanco con tonos amarillentos. Crece sobre los troncos de algunos árboles. En España, suele verse en pinos, abetos, chopos o hayas.
Sus frutos son alimento para algunas aves, que al consumirlos ayudan a propagar sus semillas en otros árboles. También se están realizando estudios sobre los efectos del muérdago en tratamientos contra algunos tumores.
Si quieres tener tu muérdago navideño lo mejor es que lo adquieras en tiendas autorizadas o, mejor, que lo hagas tú mismo con materiales reciclados, y utilizando tu imaginación, así podrás darle además el tamaño que más te guste y utilizarlo en tus decoraciones navideñas. Quedan muy bonitos como centro de mesa.
El acebo, un símbolo navideño
El ojo inexperto puede confundir las ramas de acebo con las del muérdago pero no tienen nada que ver. Mientras que el muérdago es una planta parásito, el acebo es un árbol que puede alcanzar hasta 10 metros de altura. Suele crecer de forma espontánea y aunque sus frutos también son redondos, estos son de color rojo y no blancos como los del muérdago. Es tradicionalmente también uno de los símbolos navideños y se utiliza con frecuencia en decoraciones.
Si compramos acebo natural en viveros tenemos que asegurarnos de que proceden de cultivos permitidos. Este año, por ejemplo, la Junta de Castilla y León ha permitido la poda de 11.570 kilos de acebo de los bosques de Soria.
Si has adquirido muérdago o acebo natural para hacer tus coronas, o ya las has comprado hechas de ramas naturales, otra opción es intentar mantenerlas en buen estado para reutilizarlas las próximas navidades. Tendrás que mantenerlas en un lugar donde no le dé la luz del sol ni haya exceso de humedad, y procura no aplastarlas con otras decoraciones cuando las guardes. Puede resultar últil para conservar tu corona más tiempo cubrirla con laca o sumergirla en glicerina y agua. En ese último caso, la dejaremos en esa mezcla durante unos días -en función de lo grande y espesa que sea- y luego habrá que dejarla secar.