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A diferencia de los hackers clásicos, los ciberdelincuentes no tienen que tener grandes cualidades técnicas sino de inteligencia social, ya que pescan siempre en el fondo de nuestros miedos y necesidades. Así, aprovechan cualquier situación que pueda resultar verosímil para ponernos en un estado de alerta en el que terminemos por entregarles nuestra identidad o nuestros datos bancarios.
Por ejemplo, cuando nos avisan por Whatsapp de un descubierto en nuestra cuenta por SMS fingiendo ser nuestro banco, o cuando nos anuncian cuantiosos premios de concursos en los que no hemos participado, estimulan o bien nuestro miedo, en el primer caso, o nuestra codicia, en el segundo.
Ambos sentimientos nos pueden llevar a descuidar las barreras de la lógicas y ceder incautamente nuestros datos a los ciberdelincuentes. Puede que lo hagamos por ignorancia o por despiste, pero no debemos olvidar que si no sabemos manejar las situaciones de estrés, nos volvemos mucho más vulnerables.
En el caso que nos ocupa, los cacos ponen en estado de alerta nuestro sentido de la familia y así, en tiempos de retorno de vacaciones, a veces de viajes en lejanos países del extranjero, nos puede aparecer en nuestro teléfono un mensaje de Whatsapp que dice venir de un familiar que ha perdido su móvil y nos escribe desde el teléfono de otra persona.
Si no discriminamos, podemos dar por bueno en canal de comunicación y entonces el timo se pone en marcha. El estafador nos seguirá la corriente para que supuestamente lo identifiquemos y así nos sintamos seguros.
Un supuesto familiar en apuros en el extranjero
Seguidamente pasará a exponernos una necesidad apremiante, como haberse quedado sin dinero para regresar, tener secuestradas las maletas, estar en un trance burocrático que se puede acelerar con dinero, etc. El timo en general es bastante burdo y los estafadores lo lanzan indiscriminadamente a cientos, cuando no a miles, de personas a la vez.
Pero siempre hay alguien que pica, cuyo nivel de coincidencia con lo que expone el estafador es alto; por ejemplo, si somos una persona mayor que tenemos una hija o hijo en el extranjero y estamos esperando su regreso...
El objetivo de la estafa es que enviemos dinero por Bizum al móvil desde el que nos escriben para desbloquear el tránsito de las maletas, comprar un nuevo billete, acelerar un trámite, etc. Según la Guardia Civil, hasta la fecha y con este sistema, dos personas como mínimo han sufrido sendas estafas de 1250 y 500 euros en el Estado español.
Qué hacer ante un reclamo de este tipo
Lo primero siempre que nos escriba un supuesto familiar desde un móvil que no es el suyo es sospechar y someterle a una serie de pruebas, como por ejemplo, tratar de comunicarnos por el canal personal de ese supuesto familiar y comprobar que lo tienen. bloqueado, tal como dice.
Otro, si por ejemplo el estafador nos entra con un “¿sabes quién soy?” o un “hola mamá”, es someterle a preguntas falsas sobre temas para analizar cómo contesta. Por ejemplo: “hola hijo, ¿cómo va esa pierna? ¿te sigue doliendo tanto, todavía cojeas?” Si el interlocutor nos sigue la corriente y no se sorprende de la falsedad de nuestra pregunta, estaremos destapándolo.
Si insiste en ser quien dice y tenemos dudas, siempre podemos hacer una llamada de Whatsapp al contacto en cuestión para identificar la voz con el fin de saber realmente que es nuestro familiar quien nos escribe.
En segundo lugar, una vez identificado el teléfono, podemos ponernos en contacto con la Policía Nacional en este enlace y denunciar la estafa. Aunque los delincuentes estén utilizando teléfonos de prepago, ayudaremos a seguirles la pista.
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