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Si fuera por nuestros perros, nunca saldríamos de casa sin ellos. Por desgracia, a la mayoría de nosotros nos resulta complicado cumplir este ideal perruno. Y nos toca hacer de tripas, corazón: esto es, enfrentarnos a esa mirada perruna suplicante, y tan irresistible, y prometer a nuestro compañero peludo que volveremos pronto a casa.
Sabemos que los perros realmente disfrutan de nuestra compañía y seguramente este sea uno de los motivos por los que los queremos tanto. Pero este apego innato que sienten, también puede convertirse en una emoción difícil de gestionar.
De hecho, la ansiedad por separación es uno de los problemas de comportamiento más habituales en nuestros compañeros peludos: entre el 20% y el 40% de los que acuden a ver a un especialista en comportamiento canino lo hacen porque sufren trastornos psicológicos relacionados con la ansiedad, según un estudio publicado en The Journal of the American Veterinary Medical Association.
Aunque el antrozoólogo británico John Bradshaw, referente internacional en el estudio de las relaciones entre mascotas y humanos, cree que el problema podría ser aún mayor. Bradshaw, autor de Entender a nuestro perro, afirma que “la mitad de ellos sufre cuando se queda solo”.
Se trata de un síntoma que puede ser puntual, y darse durante un periodo determinado de su vida, o prolongarse; y convertirse en una dolencia crónica que puede reducir su bienestar y comprometer seriamente su salud psicológica.
Y no solo los perros: también los gatos sufren ansiedad por separación y nos echan de menos cuando no estamos, como ha confirmado la ciencia; un problema que, por su parte, puede ayudarnos a aliviar un experto en comportamiento felino.
Acariciar a tu perro antes de irte le calma
Para un perro que ha creado un vínculo de apego con su humano o humana al que quiere, puede resultar estresante la idea de separarse y quedarse solo en casa. En esta columna peluda hemos compartido consejos de expertos caninos para preparar a nuestros perros a quedarse solos.
Pero, según un estudio reciente, hay otro gesto sencillo que también puede ayudar, y que contradice la pauta general, repetida de forma machacona, que afirma que deberíamos ignorar a nuestro camarada peludo antes de irnos. Es más: este trabajo concluye que acariciar a nuestro perro antes de salir puede calmarlo más que el hecho de ignorarlo.
Según la investigación publicada en la revista científica Journal of Veterinary Behavior, acariciar con suavidad y cariño a nuestra bola de pelos preferida antes de salir por la puerta, en ausencias cortas, puede reducir su sensación de abandono y su respuesta de estrés; lo que se traduce en menos ladridos, jadeos, destrozos; y sufrimiento perruno.
“Este estudio piloto sugiere que acariciar de forma suave a nuestro perro antes de una separación corta puede tener un efecto beneficioso, y lograr que muestre un comportamiento más calmado durante el tiempo que no estamos a su lado”, afirma Chiara Mariti, coordinadora del estudio, e investigadora de la Universidad de Pisa, en Italia.
Los perros que fueron acariciados por sus humanos antes de una ausencia, mostraron más comportamientos de calma; entre ellos, quedarse tumbados u olisquear el suelo durante, al menos, tres segundos, es decir, con tranquilidad (los olisqueos cortos pueden ser síntoma de ansiedad). Y estos, además, duraron más tiempo que en el caso de los perros que fueron ignorados por sus humanos antes de salir.
Es más: el ritmo cardiaco de nuestros camaradas perrunos acariciados también se redujo de manera significativa, una señal de que se encontraron más calmados y tranquilos y de que experimentaron menos ansiedad.
Una aclaración importante: ninguno de los perros que participaron en este estudio tenía diagnosticada ansiedad por separación, ni mostraron problemas relacionados con una dolencia del problema más crónica. Estos extremos necesitan ayuda y tratamiento profesional.
Cada perro, un individuo
Otro estudio algo posterior, también piloto, coordinado por Marc Bekoff, profesor emérito de Biología Evolutiva de la Universidad de Colorado parece sugerir lo mismo: despedirnos de nuestros amigos peludos antes de salir de casa está bien; “y hacerlo puede tener, además, un efecto calmante para ellos”.
Pero, advierte, Bekoff, generalizar siempre implica el riesgo a equivocarse. “Y es importante tener en cuenta a cada perro, como el individuo que es: mientras que para muchos perros una caricia o que nos despidamos puede resultar beneficioso, y ayudar a que estén más tranquilos; otros perros sencillamente preferirán que nos vayamos sin decir ni hacer nada más”, concluye el experto.
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