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La terraza debería ser un regalo colorido para la vista y una fiesta de fragancias en forma de flor para el olfato durante las tardes y noches de primavera y verano. Aunque este escenario a veces se nos antoja complicado a causa del calor y sus sucesivas olas. La buena noticia: estas ocho plantas resistentes al calor nos lo ponen más fácil y florecen felices incluso a pleno sol durante el verano.
1. Lavanda: un pedazo de la Provenza en el balcón
Si queremos llenar de flores y aroma un balcón durante la primavera y el verano, la lavanda (Lavandula angustifolia) es una candidata difícil de batir. Nos transporta a los morados y bucólicos campos de la Provenza francesa; y sus flores también han convertido a la Alcarria, en Guadalajara, en un lugar de peregrinaje. El motivo: la lavanda tiene su momento de esplendor en pleno verano, y la gusta vivir a pleno sol. Eso sí, para colocarla en una maceta, conviene escoger variedades compactas, que nos lo pondrán más fácil.
2. Geranios: flores en el balcón todo el verano
El geranio es una planta clásica que nunca se ha marchado, y el mérito es todo suyo. Esta planta es resistente, generosa con las flores, amante del calor y estará más que contenta de vivir al sol en una maceta del balcón. A cambio, nos regala color y sucesivas flores de tamaño generoso durante el verano. Un truco para tenerla aún más contenta y colorida: mantengamos su tierra húmeda.
3. ¿Quieres flores en verano? ¡Aquí está la petunia!
Las petunias aman el sol y el verano, y son una de las plantas más resistentes y generosas con sus flores. Eso sí: para florecer y llenar de color el balcón, necesita que la reguemos al menos un par de veces a la semana. Si lo recordamos, nos inundará con miles de flores acampanadas de colores, blanco, rosa, rojo o azul.
4. Madreselva: flores y aroma que trepa
El aroma de las flores de la madreselva (Lonicera periclymenum) constituye un clásico de la primavera y el verano: una planta resistente y capaz de trepar por la pared del balcón. Sus flores blancas y amarillas, de aroma dulce, no solo nos embriagan a nosotros: la madreselva constituye una de las flores preferidas de los polinizadores durante el verano.
Eso sí: asegurémonos de tener espacio o de colocar una malla o red para que pueda trepar a sus anchas, ¡y nos llenará el balcón de flores y fragancia en poco tiempo!
5. Girasoles: la “flor del verano”
Los girasoles son conocidos como las flores del verano, y podemos aprovechar su vibrante tono amarillo y gran tamaño para llenar de color nuestra terraza. Para que crezcan y vivan felices en una maceta del balcón, hay que asegurarse de escoger variedades pequeñas (se ajustan mejor al entorno reducido de una maceta), y colocarlas a pleno sol.
6. Jazmín: flores blancas y fragancia en el balcón
El jazmín es una planta resistente, casi rústica, y trepadora como la madreselva. Y, por tanto, una de las opciones más seguras si queremos inundar de flores blancas y muy olorosas la terraza en primavera y verano. Existen diferentes variedades: desde el jazmín estrella (Trachelospermum jasminoides) hasta el de Mozambique: todas ellas son trepadoras perennes a las que gusta que las coloquemos al sol, en una pared con una orientación sur o este. Su aroma se intensifica durante las tardes y noches de verano: si cerramos los ojos nos transportarán desde nuestro balcón directamente al Mediterráneo.
7. Buganvillas: flores en verano
La buganvilla es para el verano, ya que durante esta estación de calor y sol es cuando esta planta nos inunda las paredes del balcón con sus tonos morados, púrpuras o más blancuzcos.
8. Echium: sus flores aman el sol
Los Echium son plantas muy amantes del sol, originarias de las zonas más cálidas del Mediterráneo y el norte de África, que florecen creando espectaculares torres de color en verano. Y las hay tan espectaculares como la Echium wildpretii, habitante natural de Tenerife, más conocida como tajinaste rojo.
Tienen truco: tanto las hojas como las raíces de estas plantas están equipadas con un tejido para protegerse del calor. Y lo que nos interesa: esta estrategia les permite florecer incluso en pleno verano, aunque nos descuidemos con la regadera o nos encontremos inmersos en plena ola de calor.
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