Siete cosas a evitar cuando se come de tupper

El tupper es un recipiente de plástico que fue inventado a finales de los años 30 del siglo XX por el químico especialista en plásticos Earl Tupper. Vino a sustituir a las fiambreras de madera, que eran con frecuencia fuente de intoxicaciones infecciosas por su superficie porosa y difícil de lavar, y más adelante, con la aparición del microondas, a las de metal, que rebotaban con violencia las radiaciones electromagnéticas de onda corta. 

El tupper supuso una revolución en cuanto a higiene y comodidad que hizo más amplia la base de personas que lo usan en sus trabajos. Su superficie lisa permite limpiarlos con seguridad y eficacia. Además, su composición es apta para calentar platos en el microondas, e incluso cocinar algunos, con lo que aumenta su portabilidad. También el estar hecho con moldes de plástico permite que haya tupperes de cientos de formas, que se adaptan a todo tipo de carteras y maletines, por lo que son fáciles de transportar.

Sin embargo, su uso no está exento de peligros cuando no se hace de la manera correcta y normativa. El empleo de los tuppers tiene unas instrucciones que conviene respetar y no todos sirven para todas las funciones. A continuación se explican siete situaciones que debemos evitar cuando usamos tupperes para comer en el trabajo.

1. Confundir con un tupper cualquier recipiente plástico

Cualquier caja de plástico no se puede confundir con un tupper. Este tiene unas medidas de grosor y condiciones del polímero que lo hacen resistente al calor y además garantizan que no liberan partículas tóxicas en caso de largas conservaciones. Podemos identificar los tuppers adecuados por unos signos o sellos situados generalmente en su base, que especifican si son adecuados para contener alimentos y/o para calentarse en microondas. En caso de no presentarlos, es mejor no usar el recipiente.

2. Dejar el tupper cerrado con alimentos al sol

Tanto si es recién cocinado, pero especialmente si es crudo, el tupper debe ir lo antes posible a una zona refrigerada, en principio la nevera. El motivo es que siempre es inevitable una mínima contaminación microbiana, y si dejamos el tupper al sol aumentará el calor interior sobre la comida, con lo que subirá la humedad y se disparará el crecimiento de gérmenes. Así, un alimento en principio inocuo puede alcanzar la población bacteriana suficiente para provocarnos una intoxicación.

3. No lavar bien los crudos antes de meterlos en el tupper

Puede que queramos cocinar el alimento en el microondas de la oficina y por esta razón nos lo llevamos crudo al trabajo, o bien puede tratarse de una ensalada o algún plato frío. Se puede hacer siempre que respetemos la norma de la nevera y por otro lado introduzcamos el alimento bien lavado con agua del grifo -contiene cloro, un buen desinfectante- y utilizando unas pinzas también lavadas. También antes habremos lavado la cara interior del tupper con agua y jabón. Los encurtidos y escabeches no los consideramos alimentos crudos.

4. Lavar los tupperes con vinagre

Hay personas que usan vinagre para limpiar la nevera porque el jabón deja malos sabores y olores. Es una buena medida ya que el vinagre es un desinfectante potente, pero no lo es tanto para los tupperes. La razón es que el tupper se puede enjuagar bien con agua abundante, algo que no pasa con la nevera, a no ser que la enjuaguemos a manguerazos.

Por otro lado, el vinagre deja un olor penetrante y permanente que a veces es difícil de eliminar e inlcuso se potencia dentro de un tupper cerrado, estropeando el sabor del alimento. Es mejor usar jabón y luego aplicar agua abundante.

5. No saber usar la espita de la tapa del tupper

Hay un debate permanente sobre si los tupperes en el microondas deben calentarse abiertos o cerrados, y lo cierto es que depende de qué cocinemos: si vamos a hacer algún alimento al vapor, mejor tener la tapa puesta. Si recalentamos un alimento ya hecho y gratinado o frito, mejor abrir el tupper para que no se reblandezca. Pero también deberemos evitar que se nos reseque demasiado si lo dejamos abierto...

Para solucionar estos debates, algunos tupperes llevan en la parte superior de la tapa una espita o tapón giratorio que permite regular un grado de apertura y entrada y salida de aire y humedad en el tupper. La idea es que esté completamente abierta para alimentos crujientes y cerrada para cocinados al vapor, pero medio para otros que no queramos que se desequen, etc. También es importante que cuando congelamos un alimento nos aseguremos de que la espita está cerrada.

6. Esperar a llegar a casa para lavar el tupper

La grasa que contiene el alimento que acabamos de comer se puede pegar con fuerza a la superficie plástica por sus sustancias adherentes, especialmente cuando se enfría. Por este motivo es mejor lavar el tupper inmediatamente después de comer. No solo reducimos el peligro de que se peguen malos olores, sino también de que crezcan en la grasa poblaciones bacterianas y luego nos olvidemos de lavar el tupper en casa y lo guardemos, para un nuevo uso, como si fuera limpio...

7. Aliñar las ensaladas antes de salir de casa

Es de cajón, pero sigue pasando: aliñamos con sal y aceite y tapamos para llevarnos la ensalada al trabajo. A medio día está totalmente pocha, especialmente si el tupper ha soportado demasiado calor. Es normal que en las oficinas haya aceiteras y saleros, y si trabajamos en la calle, siempre podemos recurrir a comprar botellitas y sobres, que se venden habitualmente en los supermercados.

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