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Planchar es la tarea que menos gusta a los españoles. Así lo demostró un estudio realizado en más de 2000 hogares por la empresa de fabricación de productos de limpieza KH Lloreda. Por tanto, cualquier aparato que prometa ahorrarnos tiempo en esta tarea es motivo de análisis.
Nos referimos a las planchas verticales, esos electrodomésticos que, como las lavadoras con función vapor, ya llevan tiempo en la industria y están irrumpiendo en el mercado del hogar.
Basta con colgar la prenda sobre una percha y plancharla en sentido vertical gracias al vapor que se introduce en ella relajando sus tejidos mientras elimina gran cantidad de bacterias y virus debido a sus altas temperaturas.
Ser conocedores de todos los aspectos que atañen a estos electrodomésticos antes de comprar uno marcará la diferencia en nuestra compra y nos hará saber si las planchas verticales son las adecuadas para las funciones que buscamos.
Tipos de planchas verticales
En primer lugar, los centros de planchado vertical se pueden observar en las tiendas de ropa: consisten en una estructura cuya base es un depósito que actúa como generador de vapor, conectado por un cable a la plancha vertical.
En estos casos, la estructura viene con una percha incorporada para que en ella se pueda colgar la prenda y, en ocasiones, una tabla de planchado que se puede poner en posición vertical, inclinada o incluso horizontal.
Por otro lado, encontramos la plancha vertical, un solo aparato de menor tamaño con el depósito incluido y sin cables. En este caso, la capacidad del depósito es menor y no viene con la estructura de percha incorporada.
Potencia, presión y autonomía
Este aspecto marcará la diferencia en el resultado según las funciones que queramos realizar con nuestra plancha vertical a vapor.
En el caso de necesitar planchar grandes cantidades de ropa, lo mejor será escoger un centro de planchado, pues la capacidad del depósito es mayor y, por tanto, nos permitirá planchar mayor cantidad de ropa.
Lo ideal es escoger uno de aproximadamente 2 litros de capacidad, lo que hará que podamos utilizarla sin descanso durante 45-60 minutos. Sin embargo, la capacidad del depósito de las planchas verticales es menor.
En estos casos suele alcanzar los 200 ml, por lo que están pensadas para planchar pocas prendas y para servir como herramienta para poner a punto una prenda antes de ponérnosla o cuando nos vamos de viaje, ya que es muy fácil de transportar.
En ambos casos la potencia adecuada debe superar los 1500 W para que la presión sea la suficiente como para que el vapor pueda planchar adecuadamente las prendas. En el caso de elegir menor potencia, existe la posibilidad de que los tejidos más densos o con más arrugas no se planchen del todo bien.
Aun así, debemos saber que la mayoría de los clientes afirman que, aunque el resultado es muy bueno, no se puede equiparar al de las planchas tradicionales que utilizan el calor de la suela de la plancha y el peso para comprimir las fibras.
Sin embargo, esto tiene una desventaja principal respecto al vapor utilizado en las planchas verticales y es que, como explican desde la web Maestros Del Planchado, “esta compresión de las fibras, con el tiempo, puede causar daños irreversibles y acortar la vida de la prenda”.
Precio
Por un lado, los centros de planchado verticales oscilan entre, los modelos más simples y con menos funciones por 60 euros, hasta otros más avanzados que pueden alcanzar los 300 euros, ya que poseen mayor cantidad de vatios y accesorios.
Sin embargo, las planchas verticales suelen costar, la mayoría, 30 euros. Tenemos que recordar que, aunque la mayoría de ellas superan los 1500W, no tienen una autonomía suficiente para planchar muchas prendas, lo que hace que sean más económicas.
Ahorro
El ahorro de tiempo y espacio es lo más significativo de este tipo de planchas. Al situarse de manera vertical, nos ahorramos el espacio que ocupa la tabla de la plancha tradicional y no tenemos que agachar la espalda ni ejercer presión, por lo que resulta más cómoda.
El sistema de las planchas verticales es mucho más rápido que el de las tradicionales, pues no tenemos que estar constantemente colocando la prenda para planchar cada parte, es muy útil para planchar prendas grandes y ropa de cama y se calientan muy rápido, prácticamente en cuestión de segundos.
Diseño y comodidad: extras que marcan la diferencia
Además de fijarnos en que la capacidad del depósito no sea extremadamente pequeña en los centros de planchado, en el caso de las planchas verticales de mano tenemos que comprobar que su peso no nos resulte incómodo. Debido a que llevan el depósito incorporado y otras baterías, se nos puede cansar el brazo a la hora de planchar.
En la comodidad es importante escoger un modelo cuyo sistema para expulsar el vapor no precise tener que presionar constantemente un botón para que este salga, sino que se haga de manera automática y continua.
Otro extra que hará variar el precio pero que nos puede resultar interesante es escoger una con sistema sin condensación, que evita manchar la prenda al no permitir que salga agua al emitir el chorro de vapor. Por su parte, la función descalcificadora nos permitirá utilizar el agua del grifo sin que se dañe el aparato.
Y sí, el vapor también quema. Por eso es importante comprobar que tenga función de bloqueo o sistema de autoapagado de seguridad, que apague la plancha tras no más de 10 minutos sin usarla.
Tipo de tejidos
Aunque la mayoría de prendas se pueden planchar con este tipo de planchas, muchas de ellas incorporan diferentes temperaturas y funciones de vapor que, al igual que las suelas y otros cepillos o cabezales intercambiables, se adaptan a cada tipo de tejido para no dañarlos, como ocurre en el caso de algunos delicados como la seda o la gasa.
Por su parte, otros como los vaqueros o el lino, que son más rígidos y gruesos, será más difícil que el vapor alcance al 100% de ellos, aunque también existen planchas verticales con diferentes niveles de vapor y accesorios diseñados para quitar las arrugas de tejidos más rígidos.
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