¿Por qué los gatos prefieren beber agua del grifo?

Los gatos no dejan de sorprendernos. Ni de plantearnos dudas sobre sus muchas veces considerados “extraños comportamientos”. Y Twitter resulta un reflejo de ello: hace unos meses la red social explotó con vídeos graciosos de mininos con “problemas con la bebida”, tras convertirse en viral un vídeo de un gato que bebía del grifo del baño con dificultad, y que acumula más de seis millones de reproducciones. 

Centenares de personas respondieron al hilo compartiendo fotos y vídeos de sus bigotudos compañeros de vida haciendo exactamente lo mismo: beber del grifo del lavabo o de la cocina, cuando no directamente de la bañera. Lo que nos lleva a la siguiente pregunta: ¿por qué tantos gatos prefieren beber del grifo antes que de su cuenco de agua? La respuesta, como casi siempre, tiene su lógica peluda.

Razones de higiene

Para resolver el enigma, primero hay que observar el lugar donde está el cuenco de la bebida del gato en casa. Mucha gente coloca su bol del agua justo al lado del de la comida. Resulta que a los gatos les gusta beber y comer en sitios diferentes; y el motivo es evolutivo: todos los felinos salvajes prefieren evitar el agua que pueda estar contaminado con restos de alimento, esto es, restos de la presa susceptibles de no estar en buen estado, como sus intestinos.

Esta estrategia les permite no enfermar, algo importante si uno vive ahí fuera en la naturaleza y depende de sí mismo para sobrevivir. Todo esto resulta más sencillo si el felino come y bebe en emplazamientos completamente distintos. Si pensamos como un gato, encontrar el recipiente del agua y el de la comida juntos, incluso cerca, resulta confuso y bastante extraño.

Por eso, los cuencos dobles (tan comunes) con un continente para la comida y otro para la bebida unidos en uno solo no constituyen una buena idea. Aunque hay mininos que acaban por ceder y acostumbrarse, incluso para ellos, el simple hecho de ofrecerles recipientes separados, uno para beber y otro para comer, y mover el bol del agua a otra habitación logrará que nuestro amigo bigotudo beba mucho más.

El gato debe beber con frecuencia

Un gesto sencillo que, sin embargo, puede tener un gran impacto en la salud de nuestro minino: está demostrado que aumentar su ingesta de agua reduce el riesgo de que sufra una enfermedad en el tracto urinario, diabetes e incluso aleja el riesgo de que aparezcan problemas renales. No solo ayuda separar el agua, además, ofrecer comida húmeda incluso cocinar algunas recetas para gatos ricas en agua resultan de gran ayuda.

Pero hay gatos que solo beben del grifo. Mientras que algunos felinos acaban por adaptarse a las extrañas manías de su humano y beben del cuenco, otros arrugan los bigotes y se niegan en redondo, porque lo consideran una fuente de agua no fiable. Y se disponen a buscar otros surtidores más aceptables.

No es extraño que estos gatos cautelosos, como los de los vídeos y fotos del hilo de Twitter, prefieran beber el agua fresca y corriente del grifo del baño o de la cocina. Y también aprovecharán cualquier ocasión para saciar su sed en el vaso que dejamos en la mesa, y usarán los floreros y peceras donde, además, nadan esos animalitos dorados tan llamativos desde el punto de vista del minino.

Todo con tal de no utilizar ese cuenco de agua tan sospechoso colocado cerca de su comida. Y hay otro motivo para explicar por qué tantos gatos prefieren beber del grifo: el agua corriente o en movimiento resulta más atractiva que aquella tan quieta del recipiente, por lo que muchos mininos también la consideran más fresca.

Conclusión: si tu gato es de los que corre para subirse al lavabo cada vez que vas a lavarte los dientes, déjale el grifo abierto mientras que bebe. Y ofrécele una fuente de agua para felinos. De esta forma siempre tendrá disponible agua en movimiento. En cualquier caso, la fuente gatuna constituye una solución menos peligrosa, para todos, que dejarle subirse a la pecera.

Mi gato tiene un “problema con la bebida”

Aunque los gatos que beben del grifo nos ofrecen escenas divertidas, e inspiran hilos muy divertidos en Twitter, también hay que recordar que este comportamiento felino puede ser indicativo de un problema de salud. El exceso de ingesta de agua se conoce como polidipsia, y sus causas más frecuentes en gatos son un problema de riñones, una enfermedad del hígado, la diabetes, el hipertiroidismo, una enfermedad del tracto urinario (vejiga o uretra) o puede constituir una respuesta a la deshidratación del felino tras vomitar o sufrir una diarrea.

Si te preocupa, controla cuánta agua bebe tu compañero peludo durante 24 horas: calcula la capacidad que tiene su cuenco, llénalo hasta el borde, y al día siguiente resta la cantidad sobrante. De este modo sabrás exactamente cuánto ha bebido tu gato. Si vives con más de un minino, el proceso puede complicarse; pero este método al menos sí te vale para estimar su consumo.

Aunque la polidipsia suele diagnosticarse cuando el felino consume más de 100 mililitros diarios por cada kilo de peso; si tu gato de repente empieza a beber más agua de lo que acostumbra también conviene acudir al veterinario. Si bien para la mayoría de los gatos, la polidipsia no resulta un problema.

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