Así puedes mantener los alimentos seguros en el coche en verano
Vas a hacer la compra y aprovechas para realizar otros recados que te han quedado pendientes antes de regresar a casa. Esto significa que, si has ido en coche, este irá cargado de alimentos, muchos de ellos refrigerados, en un habitáculo donde es posible que se alcancen temperaturas muy elevadas, sobre todo ahora que las temperaturas empiezan a ser más altas. De hecho, dejar el coche expuesto al sol durante mucho tiempo implica que los plásticos o el cuero interior de los asientos o del salpicadero puedan llegar a alcanzar temperaturas superiores a los 60ºC, de acuerdo con información de la Real Automóvil Club de España (RACE).
Este calor y temperaturas tan elevadas no solo pueden suponernos una incomodidad a nosotros. Podemos imaginarnos los efectos que pueden llegar a tener en la comida, especialmente en alimentos sensibles como huevos, carne, pescado y frutas y hortalizas frescas. La compra se puede convertir en un verdadero problema ya que durante estos meses nos exponemos a un riesgo mayor de intoxicación alimentaria porque a las bacterias les encanta el calor, se sienten especialmente cómodas y pueden crecer y prosperar fácilmente.
Consejos para que los alimentos no se echen a perder en el coche
Ya sabemos que el calor y el tiempo prolongado pueden llegar a ser una mezcla explosiva para la proliferación de microorganismos en los alimentos. Y también que hay un rango de temperatura, el que va de los 5ºC a los 65ºC, que se conoce como zona de peligro y que recibe este nombre por varios buenos motivos: por debajo de los 5ºC el crecimiento de bacterias, virus y hongos se ralentiza, y por encima de los 65ºC las bacterias se destruyen. En medio, el riesgo aumenta.
Según el Departamento de Agricultura estadounidense (USDA), algunas bacterias pueden duplicar su número cada 20 minutos a temperatura ambiente, así que no es difícil imaginarnos lo que puede suceder en un coche acalorado.
¿Qué podemos hacer para reducir este riesgo? La Agencia Catalana de Seguridad Alimentaria (ACSA) da algunas recomendaciones que nos ayudarán a mantener la compra segura en el coche.
Planificar bien la compra
Aunque siempre es importante planificar la compra, en verano lo es de manera especial. El primer paso es elaborar una lista en la que ya tengamos en cuenta el tipo de alimento que necesitamos y en qué orden lo tendremos que comprar: los refrigerados (carnes y yogures) y los congelados irán al final, por detrás de los que podemos dejar a temperatura ambiente (latas, cereales, conservas o bebidas) y los productos no alimentarios (detergentes, champús y otros artículos de limpieza). Si, en la lista, ya los anotamos en orden, nos será mucho más fácil conseguir mantener el orden y lograr no romper la cadena de frío.
Una buena planificación incluye también organizar bien las bolsas, es decir, poner aquellos productos que son similares juntos: refrigerados con refrigerados; carne y pescado separados de otros alimentos para evitar la contaminación cruzada y productos de limpieza o higiene aparte.
Debemos asegurarnos de que la compra de alimentos es lo último que hacemos antes de regresar a casa. De nada servirá haber seguido un orden correcto si después dejamos que los alimentos estén expuestos a altas temperaturas durante un tiempo excesivo. Por tanto, cuanto menos tiempo pase entre la compra y hasta que llegamos a casa, mucho mejor.
Lleva bolsas isotérmicas
Cuando vayamos a comprar en verano es recomendable convertir las bolsas isotérmicas en nuestras compañeras inseparables para mantener los alimentos fríos más tiempo. Ellas nos ayudarán a ganar un poco más de tiempo con los alimentos más perecederos, un efecto que lograremos prolongar más si las llevamos con alguna placa acumuladora de frío.
Aunque de nada servirá si las dejamos en el coche mientras hacemos la compra: en el interior del maletero se calentarán mientras compramos y frustraremos todo el propósito de mantener los alimentos fríos durante más tiempo. Así que es mejor llevárnoslas con nosotros antes de empezar a comprar.
Cuidado con el maletero
Puede que a muchos no nos guste el calor sofocante del verano, pero a las bacterias les encanta. En la línea de lo que hablábamos sobre la zona de peligro, hay algunas bacterias especialmente cómodas en esta época del año, como Salmonella, una de las más habituales en verano, o Campylobacter, que tienen una temperatura óptima de crecimiento de unos 37ºC. Dejar un alimento a esta temperatura durante dos horas aumenta el riesgo de intoxicación alimentaria de forma considerable.
La carne y el pescado representan el mayor riesgo para la seguridad alimentaria en relación con la temperatura. El Departamento de Agricultura estadounidense recomienda que la carne no se deje sin refrigerar durante más de dos horas, un tiempo que se reduce a solo una hora cuando la temperatura exterior alcanza los 30ºC.
Al regresar al coche debemos olvidarnos del maletero, aunque sea el lugar al que solemos acudir primero y nos resulte más práctico, porque tiende a ser la parte más caliente. Es mejor poner las bolsas en la parte de atrás de los asientos ya que aquí recibirá el frío del aire acondicionado, y mejor si las bolsas no están muy apretadas para que el aire pueda circular libremente.
Pero debemos tener en cuenta que, aunque pongamos el aire acondicionado, la temperatura que circula por las rejillas de ventilación suele estar por encima del punto de congelación, por lo que es mejor que los alimentos congelados no permanezcan mucho tiempo en el coche, aún teniendo el aire acondicionado abierto.
Al llegar a casa no debemos dilatar el tiempo entre que sacamos los alimentos del coche y los guardamos en su lugar: primero los congelados en el congelador y los refrigerados en la nevera y, por último, los que no necesitan refrigeración en la despensa.
Aparca en la sombra
Aunque parezca una obviedad, dejar el coche al sol significa llegar a temperaturas elevadísimas en el interior. Un coche expuesto a la luz solar, a temperaturas de 39ºC, puede llegar a alcanzar en el interior los 70ºC; a una temperatura de 29ºC en el exterior, la temperatura interior aumenta casi 20ºC durante los primeros 45 minutos y, en un plazo de dos horas y media al sol, en el interior la temperatura es un 88% superior que la exterior, según información de la Dirección General de Tráfico (DGT).
Por tanto, y siempre que sea posible, mantendremos el coche alejado del sol para evitar que, cuando lleguemos, se convierta en un horno. Pero si no nos es posible encontrar un buen sitio a la sombra, una manera de enfriar el interior es abrir todas las ventanas para que el aire caliente del interior salga al exterior y entren corrientes algo menos calientes. Con el coche en marcha y las ventanas un poco abiertas ya podremos encender el aire acondicionado para que el frío entre por las zonas bajas y el aire caliente salga por arriba.
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