De la tradición arquitectónica al ahorro: reformas en crudo o por qué ves interiores “inacabados” por todas partes

Juanjo Villalba

29 de mayo de 2023 22:00 h

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Hace unas semanas, un tuit del arquitecto y comunicador Luis Lope de Toledo nos hizo reparar sobre una tendencia en arquitectura y decoración que, en realidad, está por todas partes.

El tuit de Lope se refería a una reforma nada convencional de una vivienda de Barcelona. En las fotos que acompañaban a la publicación, se veía un espacio diáfano de interiores desnudos, paredes sin revestimiento, suelos antiguos de baldosas con grandes parches de cemento, cables y tuberías a la vista y una habitación hecha de madera que, literalmente, estaba colocada en el centro de la casa, a un metro del suelo, sostenida por unas patas y cuyo aislamiento también era visible. “No sé si me parece una genialidad o una completa ida de olla”, afirmaba el arquitecto.

Las imágenes nos sorprendieron y nos hicieron pensar que, en realidad, no era el primer espacio de este tipo que veíamos. Quizá no son tan habituales (o tan visibles) en viviendas, pero en la mayoría de las grandes ciudades de España existen locales comerciales o de hostelería que, en un grado mayor o menor, también están decorados siguiendo esta estética de interiores inacabados o “en crudo”.

Para saber un poco más sobre esta tendencia y sobre esta reforma en concreto, decidimos hablar con Lope e indagar sobre quién estaba detrás de la obra que había sido el inicio de todo.

El caso de la casa de los 10.000 euros

Pronto descubrimos que el proyecto que nos ocupaba se llamaba 10k House y había sido realizado por el estudio de arquitectura y diseño barcelonés TAKK, fundado por Mireia Luzárraga y Alejandro Muiño. Un repaso rápido a los últimos proyectos que han realizado, como esta instalación que actualmente puede visitarse en el Palau Robert de Barcelona, ya nos da una idea de que no estamos ante un despacho muy convencional.

“En nuestro estudio tratamos de hacer un trabajo muy especulativo, en el sentido de que estamos tratando de investigar posibles futuros deseables a través de la arquitectura, intentando que esta sea un agente catalizador para la generación de sociedades más justas a través de seguir el pensamiento crítico contemporáneo, el feminismo o la ecología”, nos explica Mireia.

Sobre el germen del proyecto10k House, la arquitecta dice que, aunque su trabajo suele desarrollarse en un plano más especulativo, exponiéndose en instituciones culturales, museos o bienales, hace un tiempo el estudio se había encargado de una reforma de un piso en Madrid en la que, como en el resto de su obra, también reflexionaban sobre el espacio doméstico y la sostenibilidad.

“Un tiempo después, un chico que había visto esa reforma y que había asistido a una conferencia sobre nuestro trabajo en la universidad vino a nuestro despacho y, de una manera muy honesta, nos dijo que se acaba de comprar un piso muy barato en un lugar muy económico de Barcelona y que le gustaría que lo reformáramos nosotros”, recuerda Mireia.

“El problema era que, tras todos los gastos de la adquisición, solo tenía en el banco 10.000 euros (nos trajo un extracto para demostrarlo). Normalmente con ese dinero se puede reformar el baño y, a duras penas, la cocina, pintar, etc., pero pensamos: ¿y si hacemos el ejercicio de priorizar? ¿Y si pudiésemos, con estos recursos tan limitados, acceder a cosas que solamente están al alcance de gente con mucho más presupuesto? Le dijimos que sí, que estupendo. Nos pareció un reto muy interesante ver qué éramos capaces de hacer”.

Dejar los acabados en crudo puede ser visto como una declaración de autenticidad, un manifiesto donde se muestran los procesos constructivos y se revela la historia de un edificio

La moda de los interiores “inacabados”

Pero ¿existe realmente una tendencia a lo inacabado? Para Luis Lope de Toledo, que acaba de publicar en la editorial Temas de Hoy Arquitectura de andar por casa: un libro para entender y disfrutar el único arte en el que vives, comes y duermes, un libro con el que pretende hacernos disfrutar más de la arquitectura, “esta tendencia raw o primitiva bebe de muchas referencias anteriores. Una de ellas es el conocido como estilo industrial que surgió en los años 50 en Nueva York, donde se adaptaron antiguas fábricas que quedaron abandonadas para que funcionaran como viviendas y talleres de artistas; pero también del movimiento moderno o del brutalismo, que empleaba el hormigón armado y dejaba las superficies sin revestimientos ni acabados decorativos. También hay una clara ventaja económica”.

Para Mireia, esta moda también tendría que ver con la crisis económica de 2008. “Después de la burbuja inmobiliaria, los arquitectos empezaron a trabajar en proyectos de los que antes no se ocupaban tanto como, por ejemplo, reformar interiores”, nos explica. Esta incursión de los arquitectos en el interiorismo ha producido un cambio en las tendencias al aportar estos su punto de vista. Tras reflexionar un rato, Mireia apunta tres motivos que podrían estar en el origen de esta corriente.

El primero sería la conservación de las cualidades propias de los materiales. Por ejemplo, dejar el ladrillo visto hace que este conserve sus cualidades térmicas. “Al ser un material poroso, el ladrillo funciona muy bien térmicamente. En cuanto le pones una pintura plástica por encima, deja de funcionar”, añade.

En segundo lugar, dejar las paredes desconchadas o con restos de un papel pintado antiguo, por ejemplo, es una manera de aportar una visión un poco romántica de las huellas del pasado. “La arquitectura por sí misma te está explicando de esta forma una serie de cosas que tienen que ver con la memoria de todos los hechos que han ido pasando históricamente en ese edificio. Eso tiene un valor en sí mismo, más que ver una pared blanca”, afirma Mireia.

Como ejemplo, la arquitecta cita el trabajo que realizó el estudio Flores & Prats en la Sala Beckett de Barcelona, un teatro ubicado en un antiguo edificio industrial del barrio del Poblenou.

En esto coincide Lope: “Dejar los acabados en crudo puede ser visto como una declaración de autenticidad, un manifiesto en donde se muestran los procesos constructivos y se revela la historia y la tradición de un edificio. Conservar una huella de lo ya existente”, explica.

Como tercer y último motivo, la fundadora de TAKK señala la intención de visibilizar qué es lo que ha hecho el arquitecto que está realizando la reforma. “Pones una viga verde, por ejemplo, para que se note que eso es nuevo y lo demás se queda como está”, apunta.

Últimamente este tipo de reformas se han hecho, además, sinónimo de lo cool, casi mainstream. “Hoy en día en cualquier interiorismo hipster de Madrid o Barcelona te puedes encontrar con este tipo de estética. Pero siempre hay un tema económico”, explica. “En nuestro caso, el hecho de dejar las paredes así responde puramente a un motivo monetario. Como solo teníamos 10.000 euros, nos vimos obligados a escoger. Nos preguntamos: ¿qué queremos, seguir viviendo como se ha vivido siempre en este tipo de viviendas pequeñas, oscuras y poco ventiladas pero con una pared muy blanca o tratar de incorporar cosas que normalmente no existen en este tipo de vivienda por sus dimensiones y su carácter austero? En lugar de revestir los materiales, ¿por qué no hacer una cocina con vistas a la calle? ¿O por qué no poner una bañera al lado de la ventana? ¿O un salón mucho más grande del que tenía antes?”.

En nuestro caso, dejar las paredes así responde puramente a un motivo monetario. Como solo teníamos 10.000 euros nos vimos obligados a escoger

Tras la extrañeza inicial, el proyecto 10k House cobra mucho más sentido con la explicación de Mireia. “Esta casa está hecha a la medida de su propietario. Disfruta de mucho más espacio, puede cocinar o darse un baño mientras mira a la calle, algo que está al alcance de muy pocas personas y menos en un piso de estas características. Disfruta de una ventilación cruzada y de un espacio que está configurado con gradientes de temperatura, lo que hace que según las necesidades de la habitación la temperatura vaya variando, también utiliza materiales más saludables sin barnices con acrílicos… No solo es distinto, sino que también implican muchas otras cosas a nivel de huella ecológica y del impacto que tiene la construcción en el planeta”. Otra cosa ya son los gustos.