Renting de coches, ventajas e inconvenientes de este sistema

Toda persona que quisiera acceder a un coche tenía, tradicionalmente, dos maneras de hacerlo: comprarlo al contado o a través de una financiación. Sin embargo, en los últimos tiempos ha comenzado a popularizarse una tercera alternativa, que hasta hace poco estaba reservada de manera exclusiva para las empresas: el renting. Es decir, un tipo particular de alquiler de un coche, a largo plazo; por lo general, entre dos y cinco años. Puede ser conveniente en ciertos casos, mientras que en otros no.

De acuerdo con la Asociación Española de Renting de Vehículos , esta es “la mejor solución para disponer de un vehículo sin las ataduras que conlleva tenerlo en propiedad”. El crecimiento de esta tendencia se manifiesta en las estadísticas que exhibe este organismo, según las cuales el parque de coches que forman parte de este sistema de alquiler en nuestro país consta -al 31 de enero- de 712.058, una cifra un 12,85 % mayor que la de un año atrás.

Pero ¿por qué alguien elegiría alquilar un auto en lugar de comprarlo? Una de las principales ventajas que ofrece este sistema es que no exige un desembolso importante en el momento de adquirir el vehículo. Cuando se compra un coche financiado, suele existir el requisito de un pago inicial que se conoce como “entrada” y que suele rondar el 10 % del valor total del coche. En cambio, al acceder a un coche por renting todos los gastos se reparten en las cuotas correspondientes a la duración del contrato.

Comodidad, la mayor ventaja del renting

Sin embargo, el más importante beneficio de acceder a este tipo de coche de alquiler es la comodidad que proporciona. Una comodidad debida a que el pago de la cuota mensual del renting cubre muchos de los servicios necesarios para el mantenimiento del vehículo: revisiones periódicas en talleres oficiales, cobertura de averías, cambio de neumáticos, seguro a todo riesgo y, de ser necesario, vehículo de sustitución. Más aún, muchos de estos contratos incluyen también servicio de asistencia en carretera, reclamación de multas, gestión y pago de impuestos y la inspección técnica de vehículos (ITV).

Las personas dentro del régimen de autónomos, además, tienen una ventaja adicional: pueden deducir hasta el 100 % del costo de renting en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Fsicas (IRPF) o en el Impuesto sobre Sociedades. Esto es posible, desde luego, siempre que la persona demuestre que el uso del coche es un gasto de su actividad profesional. Y otro tanto sucede con el IVA. Los particulares no autónomos no pueden acceder a estas deducciones.

Muchas empresas de renting ofrecen la posibilidad de que, al finalizar el contrato de alquiler, el usuario pueda comprar el coche en cuestión. No obstante, si tras pagar la cuota mensual durante los años del contrato se decide comprar el coche, al final saldrá más caro que si se hubiera comprado a plazos (y más caro aún, claro está, que si se hubiera comprado al contado).

Así lo determinó una comparativa reciente elaborada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). En términos estrictamente económicos, entonces, el renting solo conviene si se ha de conservar el coche durante las fechas del contrato y no más allá de ese lapso.

Razones por las que el renting puede no convenir

Además de la señalada en el párrafo anterior, hay varias otras razones por las cuales el renting puede ser una decisión inoportuna. En primer lugar, un contrato implica un compromiso, y para los casos en que sea necesario rescindirlo antes de tiempo (por cualquier motivo: enfermedad, mudanza, cambio o pérdida de empleo, etc.) las empresas estipulanpenalidades equivalentes a la mitad de las cuotas que restan por pagar.

Otro factor que hay que valorar es que con el coche alquilado se puede recorrer una cantidad limitada de kilómetros, también establecida en el contrato. Lo más común es que el máximo sea de 20.000 kilómetros anuales. Sin embargo, esta cifra puede variar en función de las necesidades del usuario (con lo cual también debe variar, por supuesto, el costo de la cuota mensual). Si el usuario supera ese máximo habilitado por contrato, también se verá obligado a pagar una penalización.

Un elemento más que puede hacer dudar a algunas personas acerca de la conveniencia del renting es la obligación de acudir solo a los talleres oficiales y ceñirse a todas las demás condiciones firmadas en el acuerdo. En última instancia, el usuario debe recordar que el vehículo no es de su propiedad, un hecho que, en ocasiones, también puede representar un motivo de peso para descartar esta opción.

Consejos para antes de decidirse (o no) por el renting

La OCU ofrece algunas recomendaciones para quienes hayan optado por el alquiler de un coche a largo plazo, o para quienes lo estén valorando. Las principales son las siguientes:

Mirar y comparar. Existen empresas especializadas en renting, pero también las propias marcas de coches e incluso los bancos cada vez con mayor frecuencia ofrecen coches en alquiler. Conviene tomarse todo el tiempo que sea necesario para analizar modelos y costos y decidirse por el que resulte más apropiado para cada situación en particular.

Estimar las distancias que se han de recorrer. Un máximo de 20.000 kilómetros por año equivale a unos 55 kilómetros diarios. Puede mucha gente puede ser más que suficiente, pero si alguien necesita el coche para unir grandes distancias deberá tenerlo presente para evitar las penalidades. El monto de estas se fija en el contrato: una cantidad de dinero por cada kilómetro que se exceda. Si durante la vigencia del contrato el usuario se da cuenta de que sus cálculos previos fueron erróneos, o si sus actividades se modificaron y por eso debe recorrer distancias mayores, puede proponer a la empresa recalcular la cuota.

Preguntar por la opción de compra. En general, las empresas de renting no fijan un valor para la opción de compra del vehículo al final del contrato: solo ofrecen una estimación. La cifra definitiva la dan cuando el contrato termina, en función de los valores de mercado en ese momento. Más allá de que -como ya se ha mencionado- el coste total de un vehículo comprado de esta manera (todas las cuotas del renting más el pago final) termina siendo superior que si se compra el coche financiado, conviene informarse todo lo posible sobre esta cuestión antes de firmar el acuerdo.

Leer el contrato con atención. Este es un consejo válido para cualquier compromiso que un consumidor vaya a firmar con una empresa. Pero en un caso como este, en el que hay en juego tantos valores, cláusulas y condiciones (y en el que, por una diferencia de dinero no tan importante, se puede comprar un coche financiado, con todas las mencionadas diferencias del caso), prestar especial atención a todos los puntos del acuerdo se torna imprescindible.

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