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Revisión de vehículo fuera de concesionario: ¿son posibles sin perder la garantía?

Cristian Vázquez

16 de febrero de 2021 22:27 h

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Se sabe que las revisiones del coche siempre son necesarias, incluso en el caso de coches con muy poco tiempo de uso. De hecho, la primera revisión está indicada para cuando el vehículo ha recorrido sus primeros 15.000 kilómetros o tras el primer año de uso.

Una segunda revisión oficial se recomienda tras los 30.000 kilómetros y una tercera, alrededor de los 60.000 kilómetros. En general, estas cifras o periodos vienen señalados por el fabricante y cumplir con ellas es condición para preservar la garantía, además del correcto funcionamiento del coche.

Antiguamente, los fabricantes obligaban a los compradores –como una exigencia para mantener la garantía– a efectuar esas revisiones en el mismo concesionario o en talleres oficiales de la marca en cuestión. Para beneficio de los usuarios, hace poco más de una década eso cambió.

La garantía no exige acudir a los talleres oficiales

El reglamento 461/2010 de la Comisión Europea establece que la garantía “no debe estar condicionada a que el usuario final encargue los trabajos de reparación y mantenimiento que no estén cubiertos por la garantía a redes autorizadas de reparación del fabricante del vehículo”.

Además, la Comisión explica que tampoco resulta obligatorio “el uso de la marca de recambios del fabricante” cuando sea necesario sustituir alguna pieza del vehículo no cubierta por la garantía. Es decir, el uso de repuestos de otras marcas –siempre que se respeten las condiciones y plazos establecidos– tampoco pone en riesgo la garantía original.

De este modo, se ha procurado evitar que “sean excluidos del mercado talleres de reparación independientes o se cierren canales alternativos de producción y distribución de recambios, lo que puede acabar influyendo en el precio que los consumidores pagan por los servicios de reparación y mantenimiento”.

Como resultado, es posible realizar las revisiones del coche tanto en el concesionario o centros oficiales como en talleres multimarca. Pero ¿es recomendarlo hacerlo en estos últimos? ¿Qué ventajas ofrecen y qué riesgos representan? Hay que tener en cuenta, sobre todo, las claves que se detallan a continuación.

1. Diferencia de precios

El reglamento europeo obliga a los talleres oficiales a competir con los multimarca, pero en general siguen siendo más caros. Esto se debe, en buena medida, a que deben cumplir con una serie de requisitos impuestos por las marcas de coches.

Tales requisitos –como explica la web especializada Autocasión– van desde contar con un stock mínimo de repuestos en el local o determinadas herramientas o equipos para el diagnóstico de problemas, hasta cuestiones específicas de imagen: las baldosas de un determinado color, una superficie mínima de exposición, etc.

La forma de compensar esos gastos consiste, en general, en que el costo de la mano de obra sea un poco más elevado: de media, entre un 10–30%. Sin embargo, también puede suceder que un recambio (como el aceite o el refrigerante) sea más barato en la marca oficial que en otra. Tal vez no sucede con frecuencia, pero siempre conviene prestar atención a esos detalles.

2. Conocimientos específicos

Como es lógico, los técnicos de los talleres oficiales conocen al detalle los coches de la firma para la que trabajan. Y saben en particular de los fallos endémicos que presentan ciertos modelos: averías que se repiten con asiduidad en coches de una misma partida y sobre las cuales a menudo reciben una formación especial.

Los técnicos de los talleres multimarca tienen un conocimiento más general –y por supuesto pueden ser grandes expertos– pero también es normal que no controlen ciertos datos específicos. Sobre todo, si se trata de coches no muy masivos, como los de gamas altas o los eléctricos o híbridos.

3. Herramientas, equipos y piezas de recambio

Sucede con los materiales de trabajo algo similar a lo que ocurre con los conocimientos: el concesionario o los agentes oficiales cuentan con todo lo necesario para un rápido y correcto diagnóstico, así como para la reparación. 

Los repuestos originales brindan la posibilidad de que el coche quede “como nuevo” después del trabajo. Lo negativo es que muchos de esos talleres solo pueden utilizar recambios originales.

Sebido a compromisos comerciales, no pueden ofrecer piezas de otras marcas, que a menudo tienen una calidad similar y sin embargo son mucho más económicas. Es otro factor que puede encarecer la opción del concesionario oficial.

4. Garantías extendidas

La garantía normal de los coches es de dos años, pero muchas empresas ofrecen la opción de extender ese plazo. Esa garantía extendida –también llamada garantía comercial– se rige por unas normas diferentes, estipuladas en un contrato, que por lo general establecen la obligatoriedad de acudir a talleres oficiales.

Por lo tanto, en estos casos, los talleres multimarca dejan de ser una opción válida. Es un dato que conviene conocer al momento de aceptar una garantía comercial: no implica solo la inversión concreta al firmar el contrato, sino también, eventualmente, unos gastos mayores en las revisiones y el mantenimiento del vehículo.

5. Distancias y confianza

Unos dos últimos elementos pueden influir en la elección. Por un lado, las distancias: muchos talleres oficiales se encuentran en las afueras de las ciudades. Entre otras razones, por la condición de tener que ocupar una determinada superficie mínima y tener unas ciertas instalaciones.

Por el otro, en los talleres multimarca –además de hallarse más cerca– en ocasiones trabajan nuestros mecánicos de confianza, esos a los que les hemos llevado el coche toda la vida (y a veces también lo han hecho nuestros padres). Estos son dos motivos que, en ocasiones, pueden inclinar la báscula hacia los talleres no oficiales.

En función de todas estas características, cada usuario tiene que decidir qué opción le resulta más conveniente. En general, algunos expertos afirman que –al menos si la diferencia de precios se puede asumir– conviene acudir a los talleres oficiales. 

Sobre todo cuando se trata de fallos electrónicos y otros problemas en los autos más modernos, de algún modo más relacionados con la informática que con la mecánica. Por el contrario, cuando se trata de tareas generales de mantenimiento, la opción de los talleres multimarca puede ser más ventajosa.

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