A algunas personas les gusta levantarse y acostarse temprano, se sienten más activas y productivas por la mañana que por la noche; mientras que otras son más fructíferas si se quedan despiertas hasta tarde, se sienten con más energía por la noche pero no tanto por la mañana. En consecuencia, tienden a ir a dormir más tarde y, por tanto, necesitan dormir hasta más tarde por la mañana. Basándose en años de investigación clínica, estudios del sueño y experimentos psicológicos, los expertos han descrito lo que ahora se ha convertido en un concepto casi universal: existe un mundo dividido entre noctámbulos y madrugadores.
Cuestión de relojes
El reloj social es el que ves y escuchas cuando comienzas el día, es el que establece las horas en las que vas al trabajo o la escuela, comes, etc. El reloj solar es el que proporciona temperaturas más cálidas y menos horas de luz durante el día. Y el reloj biológico controla el ritmo circadiano, los procesos fisiológicos que mantienen el cuerpo en un ciclo de aproximadamente 24 horas y que están asociados al día y la noche, el sueño y la vigilia.
Algunos de estos procesos incluyen el estado de alerta, la temperatura corporal, la producción de la hormona del estrés (cortisol) o el estado de alerta mental. No todas las personas comparten el mismo ritmo circadiano, cada uno de nosotros tiene una ligera variación en este patrón, lo que nos lleva a ser personas matutinas (o diurnas) y personas nocturnas (nocturnas). La cronolobiología es la que nos ayuda a conocer cuál es nuestro ritmo biológicocronolobiología y a aprovechar mejor nuestras capacidades.
Las personas diurnas se pueden levantar sobre las siete de la mañana con energía (incluso sin despertador), con ganas de hacer cosas, pero a las ocho de la noche ya están acabando las pilas, la energía se va apagando poco a poco. En general, este tipo de personas se acuestan pronto (entre las 10 y las 11 de la noche), tienen una rutina para dormir (como cenar siempre a la misma hora) y suelen dormir un mínimo de 8 horas.
En cambio, hay personas a las que les cuesta levantarse temprano (siempre con la ayuda de un despertador y con mucho esfuerzo); cuando lo hacen, les falta energía, no tienen ganas de comunicarse, etc. Pero entre las 10 y las 12 de la noche están llenos de energía, les cuesta ir a dormir, etc. Son las personas nocturnas. Y tienen un plus de desventaja, porque su ritmo no se ajusta a los horarios de una sociedad que suele estar más operativa en horario diurno.
El cronotipo se hereda en buena parte
La respuesta está en el reloj interno biológico de cada individuo, o en el ritmo circadiano. Algunas personas tienen un ciclo natural un poco más largo y otras un poco más cortas. Si el ritmo circadiano es largo, es más probable ser un ave nocturna; si, en cambio, es más corto, serás un madrugador.
En un estudio publicado en Nature Communications, los expertos indican que parte de la razón por la cual las personas son diurnas o nocturnas se debe a las diferencias en la forma en la que el cerebro reacciona a las señales de la luz externa. Pero también a nuestros genes. Según otro estudio, casi la mitad de nuestro cronotipo está fijado al nacer por nuestros genes (se ha demostardo que los ritmos circadianos son aproximadamente un 47% genéticos).
Un estudio genético de casi 700.000 personas ha revelado precisamente la influencia de la genética en el cronotipo. Los expertos encontraron 351 variantes genéticas que contribuyen a determinar el cronotipo de una persona (frente a los 24 que se conocían hasta entonces). Según este estudio, el reloj biológico no solo mantiene la hora, sino que actúa también como un especie de programador interno. Es el que le dice al cuerpo cuándo estar activo, cuándo tener hambre y cuándo debe liberar hormonas. Y, lo más importante: nuestro reloj biológico nos dice cuándo estar cansado y cuándo dormir.
Los nocturnos podrían ser más propensos a enfermar
Algunas diferencias entre diurnos y nocturnos se pueden atribuir a pequeñas variaciones en sus relojes, como que los nocturnos tienen relojes que funcionan más lentamentelentamente que el de los diurnos. Los nocturnos, por ejemplo, para cumplir con los horarios y obligaciones de trabajo tienen que luchar contra sus relojes corporales más que los diurnos. Se cree que esta lucha contra su reloj natural los hace más propensos a las enfermedades (aunque los expertos admiten que faltan más investigaciones para afirmarlo con rotundidad).
El ritmo circadiano se evalúa mediante cuestionarios subjetivos, como el Cuestionario Morningne-Eveningness (MEQ) de Horne-Ostberg, uno de los más utilizados y que clasifica a las personas en tres categorías principales: mañana, tarde y personas intermedias. A través de este cuestionario se evalúan las preferencias de las actividades de cada persona durante un ciclo de 24 horas.
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