Casi con toda seguridad todos hemos experimentado unas incómodas contracciones en los párpados en algún momento de nuestra vida.
Cuando alguien nota que le tiembla el párpado, en realidad lo que está pasando es una especie de espasmo, que puede clasificarse de menor a mayor severidad entre lo que se conoce con los términos médicos de mioquimia palpebral (pequeñas contracciones del párpado) y blefaroespasmo benigno (espasmos involuntarios que hacen que el ojo se cierre parcial o completamente y algo más grave que obligaría a consultar con el especialista).
El factor denominador común de estos trastornos es que se trata de movimientos involuntarios, rápidos y repetidos de la musculatura del párpado.
Mioquimia, el trastorno benigno que hace temblar el párpado
La mioquimia, que es en la que nos centraremos en este artículo, no acostumbra a ser visible para los demás, solo la percibe quien lo sufre porque, en general, no llega a cerrar el párpado de forma completa. Lo hace parcialmente en forma de pequeño temblor.
Además, acostumbra a limitarse al párpado inferior de ambos ojos (aunque también puede aparecer en el superior). Es un temblor provocado por contracciones involuntarias en el músculo orbicular, que es el encargado de cerrar los párpados.
Cuando estamos despiertos, el párpado funciona sin parar (se calcula que parpadeamos entre 15-20 veces por minuto, lo que equivaldría a una vez cada cuatro segundos, aproximadamente). Por tanto, es importante darle el tiempo necesario para recuperarse y descansar (como veremos más adelante).
De incidencia no precisada, puede ser motivo de consulta en la especialidad de neurología, aunque los tics en el ojo suelen son inofensivos, leves y no tienen ningún efecto sobre la visión. Por lo general, se producen cada pocos segundos y continúan durante varios minutos antes de parar. No acostumbran a permanecer por mucho tiempo, aunque en los casos más graves un tic puede durar varios días.
Muchos de estos movimientos no necesitan tratamiento porque, como hemos visto, la mayoría se resuelven por sí solos. Tampoco son un problema médico grave sino que podemos hablar de un mal funcionamiento de los nervios motores que impulsan varios músculos del párpado.
Sin embargo, si van acompañados de otras contracciones faciales o movimientos incontrolables, puede ser señal de advertencia temprana de algún trastorno crónico del movimiento. Si persiste, también podría indicar una afección neurológica.
Cuáles son las causas de los tics en el ojo, además del estrés
Aunque se desconoce la causa exacta de los espasmos oculares, se ha relacionado bien con una irritación de las fibras nerviosas que transmiten estímulos nerviosos al músculo o también con una disfunción protuberancial en el núcleo facial.
En la mayoría de los casos, están originados por el estrés porque, igual que el resto del organismo, el músculo ocular, en situaciones de tensión o ansiedad, además de muy activo es muy sensible y produce estas incontrolables palpitaciones involuntarias. Pero no es la única causa, hay otras relacionadas como:
- La fatiga. Los tics en el ojo a menudo son una señal de que nuestro cuerpo nos está pidiendo que paremos un poco.
- La falta de sueño. No dormir lo suficiente puede afectar al sistema nervioso que controla la contracción muscular.
- El ejercicio extenuante. El esfuerzo físico puede también causar fatiga muscular, lo que se traduce en ocasiones en espasmos en brazos y piernas e, incluso, en ojos.
- El tabaco. La nicotina hace que los músculos se contraigan.
- La ingesta de cafeína (o cualquier otra sustancia excitante). Hace que los músculos se contraigan.
- Ciertos medicamentos. Los que se usan para tratar la epilepsia y la enfermedad de Parkinson se han relacionado pueden afectar los músculos de los párpados.
- Fijar la vista durante un periodo prolongado, sobre todo frente a una pantalla. Esto obliga al ojo a realizar un gran esfuerzo y puede estimular la irritación y los espasmos.
La mioquimia rara vez es el resultado de una enfermedad subyacente.
Los cuatro pasos para que prevenir y acabar con el tic en el ojo
Aunque la mioquimia desaparece en la mayoría de los casos por sí sola en unos pocos minutos u horas, tratar estos espasmos, deteniéndolos o haciéndolos menos notorios (o ambos), pasa por tratar las causas.
Los pasos, por tanto, pasan por abordar los factores de estilo de vida mencionados y que son los que pueden contribuir a controlar y reducir los espasmos:
- Descansar y dormir: como hemos mencionado, a menudo los tics aparecen cuando las personas están muy cansadas. Tomarse un tiempo de descanso y conseguir un sueño reparador puede ayudar a minimizar su presencia.
- Reducir el consumo de cafeína y estimulantes como el tabaco o bebidas energéticas y beber más agua.
- Disminuir el nivel de estrés y ansiedad con actividades relajantes o buscar más tiempo para realizar ejercicio físico.
- “Hidratar” los ojos para evitar la sequedad ocular usando algún tipo de gotas lubricantes o soluciones de hidratación.
- Apartarse de las pantallas de móvil y otros dispositivos electrónicos.
A pesar de la sencillez de estas pautas, es importante acudir al oftalmólogo si el temblor dura varios días porque puede ser síntoma de algo más grave. En estos casos puede ser necesario realizar un estudio exhaustivo para encontrar la raíz del problema.