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La lista de cosas por hacer y preparar para las vacaciones es larga. A menudo, de entre todas las prioridades, las plantas no son una de ellas. Esto nos lleva a menudo a encontrarlas en un estado lamentable a nuestro regreso.
Las plantas de interior, como todas, tienen dos necesidades básicas: luz y agua. La necesidad de luz es tanto para el invierno como el verano: sea cual sea la planta, no sobrevivirá mucho tiempo sin luz.
La necesidad de agua es más evidente en verano porque en invierno muchas se encuentran en un periodo de descanso vegetativo (muchas plantas pueden pasar tres o cuatro semanas sin regar sin problemas en invierno). Pero en verano el agua es fundamental.
Prepararlas antes de marchar
Cuanto más en forma estén las plantas antes de nuestra ausencia, mucho mejor. Mimarlas para que estén en excelente estado les ayudará a resistir mejor al estrés que les espera. Es recomendable:
- Trasplantar las plantas que lo necesiten o añadir tierra en las macetas que tengan poca.
- Aplicar un tratamiento preventivo a las plantas propensas a los pulgones, rociando las hojas.
- Remojar las plantas en un recipiente lleno de agua para que la tierra se empape unos días antes de partir.
- Retirar las hojas amarillas y las flores mustias: cuantas menos hojas tiene una planta, menos “suda”. Una pequeña poda de las hojas más pequeñas antes de marcharnos reduce la pérdida de agua y, por tanto, sus necesidades hídricas.
- Regar y fertilizar las plantas el día anterior o la misma mañana de la salida, agregando un fertilizante líquido especial para plantas de interior.
Cómo proporcionar luz y agua en nuestra ausencia
Hoy en día existen distintos sistemas de riego para que, a nuestro regreso, podamos encontrar nuestras plantas tal y como las dejamos.
1. Agrupar todas las plantas en una habitación.
El baño es una de las mejores opciones. Lo mejor es dejar la persiana (si hay) medio abierta para que les pueda entrar la luz que necesitan. Esto permitirá mantener un ambiente fresco y un buen nivel de humedad. Así, las plantas se secarán mucho menos y se reducirá la necesidad de agua.
También podemos dejarlas encima de una mesa para que estén a la altura directa de luz. Es importante que los rayos de sol no les den directamente pero que tampoco queden totalmente a oscuras.
2. Conos de cerámica (o botellas de plástico).
El sistema es simple: la planta se riega de manera continua, pero con un caudal muy pequeño de agua. Los conos se clavan en la tierra de la maceta, tienen unos 10 centímetros de profundidad y tres de diámetro. Están conectados con un pequeño depósito lleno de agua, que va cayendo poco a poco, proporcionando así la humedad necesaria.
La clave está en encontrar la cantidad justa de agua porque, si hay demasiada, puede encharcar las plantas y, si hay poca, estas se secarán. Es aconsejable que la altura de agua del depósito sea la misma que la de la maceta.
Podemos hacer lo mismo de manera casera con una botella invertida de agua (te lo explicamos con detalle aquí), con el tapón perforado con un pequeño orificio, colocado en contacto con la tierra. Un suministro de agua sutil y continuo es de lo más eficiente.
Este sistema es muy eficaz para plantas con necesidades hídricas más bajas.
3. Hidrojardineras.
Se trata de macetas que incorporan un depósito para agua y un sistema de autorriego. En el fondo de la maceta se sitúa un falso fondo que se llena de agua y que va dispensando humedad por capilaridad al sustrato. Pero si no queremos invertir en este sistema de riego podemos imitar el sistema con un método casero.
Basta con colocar un barreño de plástico debajo del tiesto y llenarlo con agua unos 2-4 centímetros. De esta manera conseguiremos estirar el suministro de agua durante nuestra ausencia. Las raíces pueden aguantar bien la humedad un par de semanas sin que se pudran (aunque dependerá de la planta).
Este sistema, uno de los más eficaces pero también de los más costosos, debería reservarse para aquellas plantas con altos requerimientos hídricos y que soportan un sustrato constantemente húmedo en las raíces, como los potus.
4. Bolas de arcilla expandida.
Estas bolitas de arcilla se usan a menudo para decorar, pero también son excelentes para mejorar el drenaje de los sustratos. Para plantas que no toleran bien el exceso de agua, es importante asegurarnos de que el drenaje es rápido. Para conseguirlo, basta con colocar estas bolas en el fondo de la maceta (previa inmersión en ella) para que las raíces estén permanentemente húmedas. Las pequeñas perlas almacenan agua y también proporcionan minerales, nitrógeno, potasio y fósforo a la planta.
5. Agua en hielo.
Son bolsas de agua en forma de hielo que se cortan por la mitad y se colocan encima de la tierra.
6. Riego por goteo (para plantas de exterior).
Si tenemos terraza y plantas en ella podemos optar por instalar un riego por goteo. Es la solución ideal para plantas pequeñas y macetas. Con este sistema sencillo de instalar se puede regar varias macetas con una única reserva de agua. Cada gotero tiene un flujo ajustable o constante, basta con el que sistema esté continuamente cebado, los tubos extendidos y los goteros colocados sobre las distintas macetas.
Este sistema funciona con un programador que se instala entre el grifo y se conecta al tubo de goteo. La frecuencia de riego la programamos nosotros. Lo más recomendable es programarlo por la mañana, antes de salir el sol, y a la puesta de sol, unos cinco minutos cada vez.
No es necesario tener un plato debajo del tiesto porque este sistema ya les aporta la suficiente humedad; de lo contrario, las raíces podrían pudrirse.
Cómo tratar las plantas al volver de vacaciones
Puede ocurrir que cuando volvamos las plantas no estén en su mejor momento. En algunos casos pueden tener una mala apariencia, llevándonos a pensar que están muertas, pero en el fondo no es así. Deberemos esperar unos días antes de hacer nada.
Durante el estrés hídrico, es decir, cuando la planta no ha tenido suficiente agua, esta se vuelve amarilla y le caen las hojas. Es peor un exceso que una falta de agua, la planta tiene más posibilidades de sobrevivir por una carencia de agua que por demasiada.
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