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Aunque tengamos la certeza absoluta de que no sirve de nada leer los posos del café y de que su interpretación es totalmente subjetiva y alejada de la lógica científica, no por ello debemos despreciar este producto, que tiene muchas aplicaciones más allá de la infusión a la cual da vida.
Hay que tener en cuenta que a pesar de que España no es uno de los países con mayor consumo de café en el mundo, sí consumimos una media anual, según datos del sector, de 209.000 toneladas de café, sumando tostado y soluble.
Esto supone un importante equivalente en peso y volumen de posos de café que o bien podemos tratar como desperdicio, lanzándolos directamente a la basura, o bien podemos reutilizar para alguna de las siguientes aplicaciones que a continuación te relatamos.
1. Abono para tus plantas
Los posos de café son un excelente residuo rico en materia orgánica y minerales que, además de dotar a la tierra de tu tiesto de estructura y esponjosidad, le aportan una acidez que neutraliza las aguas más duras y ricas en calcio y por tanto previene la clorosis.
Como residuo orgánico rico en fibras, compuestos orgánicos y elementos como el sodio, el potasio, el magnesio, el fósforo o el hierro, el poso del café es un excelente compostaje para las plantas del hogar.
El mejor modo de elaboración de un abono pasa por conservar los posos de la infusión en un recipiente ventilado y oscuro, mezclados con una buena cantidad de tierra para plantas de interior, de modo que los posos fermenten y se descompongan enriqueciendo la tierra.
La mezcla se va revolviendo periódicamente y se aplica en la medida que se necesite para restablecer la tierra de los tiestos que ha perdido vigor.
Previamente hay que controlar el pH de la mezcla para evitar que baje demasiado, ya que tanto los posos como la tierra húmeda suelen ser ácidos. Si es demasiado bajo, se puede corregir añadiendo un poco de cal acompañada de hierro soluble.
También podemos emplear el jugo colado de los posos como fertilizante directamente. Para ello se recomienda mantener dos o tres cargas de posos en una botella de un litro y medio de agua baja en cal durante ocho horas.
Luego se cuela y con el líquido resultante se puede fertilizar con un poco cada dos semanas en verano y una vez al mes en invierno. Se recomienda tener un plato de base porque el exceso de agua sale coloreado.
2. Exfoliante
El poso de café es un excelente exfoliante para la cara y el cuerpo por su poder abrasivo. Se puede utilizar sobre pieles muy secas en forma de emulsión con aceite de oliva o clara de huevo, para lo cual el poso debe estar previamente seco.
La mezcla se flota sobre la piel y se deja reposar unos 15 minutos para que adhiera la capa dérmica de células muertas. Luego se enjuaga y aclara bajo la ducha. Posteriormente es importante aplicar crema hidratante sobre la zona que ha sido exfoliada, ya que la piel se quedará temporalmente sin protección.
3. Tinte de cabello
Para este fin es mejor usar el café, pero también se pueden emplear sus posos, que volveremos a infusionar en agua caliente para conseguir un líquido colado oscuro.
Gracias a los compuestos flavonoides que se oscurecen con el tostado del grano y que abundan en el grano, su poder de tinción es alto y los cabellos más claros o canosos lo absorberán sin problemas.
Si lo aplicamos tras el lavado, mantendremos el pelo mojado de café unos quince a treinta minutos. Para ello podemos ayudarnos de un gorro de ducha o de natación. Después, podremos aclararlo con agua abundante y el resultado será un pelo más oscuro.
4. Tinte de maderas
Del mismo modo, el café o bien la infusión de sus posos puede actuar como tinte para maderas sin tratar, o bien decoloradas o envejecidas. Los mismos compuestos que nos ayudan a teñir nuestro pelo darán oscuridad y tono a nuestra madera.
Para ello deberemos utilizar una infusión de café o el concentrado de varias infusiones. Lo guardaremos en un bote y seguidamente aplicaremos el pincel sobre él para luego pintar la superficie de la madera.
Lo haremos repetidas veces hasta que coja color. En el caso de que la infusión nos resulte muy diluida concentraremos el líquido evaporando el agua de diversas infusiones. Por el contrario, si el color es muy intenso, lo podemos diluir añadiendo agua.
5. Ambientador de zapatos
Los posos de café todavía desprenden gran cantidad del aroma propio de los compuestos aromáticos del grano. Por lo tanto podemos utilizarlos aprovechando dicho aroma para envolverlos en un saquito de gasa y colocarlos, por ejemplo, en armarios o dentro de zapatos que desprenden mucho olor.
Por otro lado la contundencia aromática del grano de café es frecuentemente utilizada por catadores de perfumes, vinos o productos lácteos como olor de referencia; es decir con el fin de evitar que el olfato se embote al captar muchos olores similares. A este respecto, el café sirve para desembotar la nariz entre un aroma y otro.
6. Marinador de carnes
En Centroamérica es muy común usar los posos del café para marinar carnes en una mezcla con vinagre, algún tipo de salsa oriental o picante y zumo de cítricos. Estas carnes después se utilizan para elaborar diversos tacos.
Nosotros podemos experimentar, por ejemplo, con un entrecot marinado durante uno o dos días con vinagre de Módena diluido, zumo de pomelo, salsa de soja y una taza de café, o bien directamente la infusión de los posos resultantes de una taza de café.
El resultado lo podemos asar luego en parrilla o bien en barbacoa para conseguir una carne bien jugosa que después podemos cortar en tacos para aderezar unas tortas de maíz acompañada, por ejemplo, con un guacamole o con la típica salsa mexicana de pico de gallo.