Todos, en cualquier momento de nuestra vida, podemos necesitar una transfusión de sangre. Según datos de la Cruz Roja, una de cada diez personas hospitalizadas necesita sangre, cada tres segundos alguien necesita sangre y una de cada dos personas que viven en España necesitará, alguna vez en su vida, sangre.
Pese a todo, los mismos datos nos dicen que solo el 5% de los posibles donantes dan sangre al año, un proceso que no nos quita más de 30 minutos cuando lo hacemos y que permite, con nuestros 450 mililitros de sangre que nos extraen y que dividen en glóbulos rojos, plasma y plaquetas, salvar hasta tres vidas.
Por qué es importante donar sangre
No hay un sustituto para la sangre, no se puede fabricar fuera del cuerpo y tiene una vida útil limitada, por tanto, los donantes son el único suministro de sangre que salva a quienes la necesitan. Una provisión que tiene que ser constante ya que, como reconoce la Organización Mundial de la Salud (OMS), “la necesidad de sangre es universal, pero el acceso a ella no lo es”.
Hay muchas razones por las que podemos necesitar sangre. El plasma, ese líquido transparente y un poco amarillento que supone el 55% del volumen total de sangre, se usa en caso de quemaduras o accidentes graves para detener hemorragias y recuperar el volumen sanguíneo o en caso de que alguien necesite las proteínas que contiene el plasma. En este contexto, se extraen estas proteínas para elaborar los medicamentos llamados hemoderivados.
Los glóbulos rojos se usan, en cambio, en el tratamiento de la anemia aguda secundaria como la anemia crónica y se suministran también a personas que han perdido mucha sangre a causa de un traumatismo. Las plaquetas se usan en tratamientos preventivos para evitar hemorragias cerebrales y los receptores suelen ser enfermos hematológicos que no producen suficientes plaquetas o enfermos con tratamientos oncológicos que producen destrucción plaquetaria, también se usan como tratamiento preventivo en pruebas como las punciones para hacer biopsias, en el caso de algunos trasplantes de órganos o en trasplantados de médula ósea.
Quién puede donar sangre
En España ha habido unas 18,7 millones de donaciones de sangre entre los años 2012 y 2022, según datos de la Federación Española de Donantes de Sangre (FEDSANG). Un proceso que se realiza a través de una muestra intravenosa y que no es más doloroso que un simple análisis de sangre.
Podrás donar sangre si cumples con varios requisitos. De acuerdo con el Banc de Sang del Departamento de Salud de Generalitat de Catalunya, dos de estas principales condiciones atienden a cuestiones de edad y peso. ¿Tienes entre 18 y 70 años y pesas más de 50 kilos? Entonces ya tienes un buen primer motivo para poder donar sangre. Pero no podrás hacer tu primera donación tras haber cumplido los 60 años.
Si eres mujer podrás hacerlo un máximo de tres veces al año; si eres hombre, la cifra es superior y podrás donar un máximo de cuatro veces anuales. Pero siempre, en todos los casos, tiene que pasar un mínimo de dos meses entre una donación y otra. También podrás donar sangre aunque tengas el colesterol elevado y aunque tomes alguno de los medicamentos más frecuentes, como alguna aspirina o antiinflamatorio (siempre que lo informes previamente), ya que normalmente es compatible con la donación, aunque dependerá del medicamento y el motivo. No es aconsejable que vayas a donar sangre si estás en ayunas.
También puedes donar sangre si tienes la menstruación (y te encuentras bien) o si tomas anticonceptivos orales.
Cuándo no puedes donar sangre
En cambio, no podrás donar sangre si eres enfermo de hepatitis B, aunque ya estés curado, hepatitis C o VIH. Tampoco si eres diabético insulinodependiente, tienes epilepsia y estás en tratamiento —en este caso solo se puede donar si han pasado tres años— o tienes una enfermedad grave.
Hay ciertas circunstancias en las que, de forma temporal, no podrás donar sangre, como después de someterte a una intervención quirúrgica (debes esperar entre una semana y cuatro meses antes de donar); si has tenido fiebre recientemente; si te han practicado una endoscopia o cateterismo (la espera en este caso es de cuatro meses); te has sometido a acupuntura sin material desechable (cuatro meses); te has vacunado de la gripe o de la alergia (24 horas); te has hecho algún tatuaje o perforación (cuatro meses); has viajado fuera de Europa (deberás esperar un mínimo de 28 días); convives con enfermos de hepatitis B, aunque estés vacunado, o si has realizado, en los últimos cuatro meses, acciones que puedan implicar contacto con sangre de otra persona.
Cómo se hace el proceso de donación
En el momento de ir a donar, con el fin de garantizar tu seguridad y la del receptor, te harán una entrevista médica y te mirarán la presión, así como el nivel de hemoglobina. También deberás cumplimentar un test en el que te harán preguntas como si estás tomando o has tomado algún medicamento, has tenido fiebre en las últimas dos semanas, has ido al dentista, has recibido alguna vacuna en los últimos dos meses, te has sometido a alguna intervención quirúrgica en los últimos cuatro meses, has viajado fuera de España en los últimos 12 meses o si has tenido, alguna vez en tu vida, algún problema de corazón, diabetes o alguna reacción alérgica grave, entre muchas otras cuestiones.
Una respuesta afirmativa a cualquier de las preguntas no significa que no seamos válidos. El médico es el que valora y decide si alguien es apto o no. En caso afirmativo, se procede a la extracción en un sistema cerrado de bolsas que contienen líquido anticoagulante y conservantes. La sangre que te han extraído se analiza para determinar el grupo sanguíneo (A, B, AB u O) y el factor Rh, que será positivo o negativo en función de la presencia o ausencia de un antígeno específico en la sangre. Se trata de una información clave ya que tu tipo de sangre y factor Rh deben ser compatibles con el de la persona que la recibirá.
¿Y después?
Después de donar sangre es importante no realizar esfuerzos físicos importantes, sobre todo con el brazo pinchado, al menos hasta las 24 horas siguientes. Tampoco es aconsejable tomar alcohol ni fumar en las dos horas siguientes, pero sí beber abundantes líquidos y, en las siguientes seis horas, no estar de pie mucho tiempo así como evitar sitios muy calurosos.