Siete ejemplos de sobras de comida con las que fabricar fertilizante casero para tus plantas de interior

Jordi Sabaté

5 de noviembre de 2022 22:55 h

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Están de moda las plantas de interior. En redes como Instagram se muestran múltiples fotografías en las que sus autoras y autores conviven en una recreación de naturalezas transportadas desde los trópicos más exóticos a nuestro clima occidental y septentrional.

En otras palabras, nos esforzamos en mantener vivas en nuestras casas especies de otros climas más húmedos, más cálidos, de aguas más ricas en nutrientes y condiciones ambientales mucho más adecuadas.

No es de extrañar, pues, que la salud de nuestros potos, nuestras difenbaquias, nuestros palos del Brasil o nuestras kentias penda siempre de un hilo, tan delicadas como son estas plantas y tan exigentes en nutrientes.

Así, mantenerlas siempre hermosas y exuberantes exige mucho abonado, aguas sin cal, hierro abundante y sobre todo los tres principales minerales para cuidar el verdor, el porte y eventualmente la floración: nitrógeno, fósforo y potasio.

  • El nitrógeno estimula el desarrollo de hojas y raíces siendo indispensable en la primera etapa del desarrollo de las plantas. 
  • El fósforo aporta robustez a las plantas ayudándolas en el aumento de su estructura y porte, y en la defensa contra las enfermedades. Favorece además el desarrollo de las raíces.
  • El potasio ayuda a la floración, producción de frutos y semillas. Además, ayuda a los bulbos, tubérculos, rizomas y semillas a acumular reservas.

Adicionalmente, podemos sumar un cuarto elemento en importancia como es el hierro, que si bien no se necesita en tanta cantidad, sí es importante para la formación de la clorofila, que es la sustancia encargada de fabricar la materia orgánica de la planta.

Comprar fertilizante o hacerlo en casa

La solución más inmediata a estos requerimientos nutricionales pasa casi siempre por la floristería para comprar abono y hierro, en bolsas o en botellines. Ahora bien, el fertilizante no es barato y seguramente apenas utilizaremos una tercera parte de la bolsa o botella que compremos y que puede rondar los 15 euros si elegimos uno de buena calidad. 

Por otro lado, se trata de químicos que consumen procesos industriales contaminantes y por lo tanto poco ecológicos. Si a eso le sumamos que podemos fabricarnos nuestro propio fertilizante en casa con las sobras de la comida, y así dar nuevo valor al desperdicio alimentario, la decisión parece sencilla.

A continuación te explicamos ocho ejemplos de sobras de alimentos con los que puedes fabricar un fertilizante perfecto.

1. Posos de café: Abundan en nitrógeno, fósforo y potasio. Aportan además hierro y acidez a nuestro suelo, por lo que son ideales cuando el agua de riego sea dura. De todos modos si regamos con agua destilada o de manantial, mantienen mejor al hierro.

  • 👉🏼 Cómo hacer el fertilizante: Se recomienda mantener dos o tres cargas de posos en una botella de un litro y medio de agua baja en cal durante ocho horas. Luego se cuela y con el líquido resultante se puede fertilizar con un poco cada dos semanas en verano y una vez al mes en invierno. Se recomienda tener un plato de base porque el exceso de agua sale coloreado. 

2. Granos de arroz: los granos de arroz son ricos sobre todo en potasio y fósforo, y también aportan hierro y magnesio. Si nos sobran por casa de fondo de algún bote o bolsa unos pocos granos, no los tiremos y los aprovechamos para obtener un poco de fertilizante.

  • 👉🏼 Cómo hacer el fertilizante: deja una o dos tazas de café llenas de arroz en un litro y medio de agua baja en cal durante 30 minutos. Cuela y aplica sin problemas una vez cada dos semanas en verano y cada mes en invierno. También puedes hervir el arroz, pero recuerda no añadirle sal.

3. Cáscaras de huevo: este truco es exclusivamente para plantas que toleran mal los suelos ácidos en exceso, como son muchas aromáticas mediterráneas. Aporta calcio al suelo subiendo así su pH. En la península, con aguas duras por doquier, este aporte ya lo da el agua de riego, salvo en la Cornisa Cantábrica. 

  • 👉🏼 Cómo hacer el fertilizante: trituramos finamente cinco cáscaras, añadimos una puntita de sal de cocina y lo vertemos en una botella de litro de agua baja en cal, donde agitaremos con fuerza y después aplicaremos. 

4. Mondas de patata: su virtud es su alto aporte de potasio y fósforo, un potente fertilizante para las floraciones y el crecimiento.

  • 👉🏼 Cómo hacer el fertilizante: hervimos las pieles de cinco patatas de tamaño mediano en un litro y medio de agua baja en cal y después colamos y enfriamos. Es perfecto para aplicar una vez a la semana en época de floración a plantas de terraza o balcón como geranios, etc.  

5. Pieles de plátano: la piel de plátano destaca por su abundancia en potasio, fósforo, magnesio y hierro, por lo que el llamado “té de plátano” es un excelente fertilizante de floración y crecimiento.

  • 👉🏼 Cómo hacer el fertilizante: se hierven las pieles de cinco plátanos en un litro y medio de agua baja en cal y se cuela la mezcla. Como la infusión es potente, conviene aplicarla con tino cada dos semanas, solo para corregir.

6. Pieles de cebolla: he aquí otro alimento rico en potasio, magnesio y hierro. Y además posee cobre, un antimicrobiano de probados efectos que mantendrá el entorno de las raíces limpio y sano. Por lo tanto, las pieles secas de la cebolla son además un interesante antifúngico y antibacteriano, sobre todo en casos de excesiva humedad del suelo.

  • 👉🏼 Cómo hacer el fertilizante: Pon las pieles secas en una botella o una jarra de litro y déjalas toda la noche tapadas y a oscuras, sin hervir, con agua baja en cal. Al día siguiente cuela y quédate con el caldo frío, que aplicarás a discreción, pues es un fertilizante suave. 

7. Agua de las legumbres: las legumbres en general y las lentejas en particular son ricas en ácido fítico, un compuesto que se encuentra en su piel y que además de considerarse un antinutriente, actúa como una hormona vegetal que estimula el enraizamiento, por lo que es ideal para fertilizar huertos urbanos y jardines que se acaban de replantar.

  • 👉🏼 Cómo hacer el fertilizante: aprovecha el agua baja en cal de las lentejas que han estado en remojo toda la noche y riega con ella las plantas que haga poco que hayas trasplantado.

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