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Estos son los alimentos que puedes comprar con antelación de forma segura para ahorrar en las comidas de Navidad

Marta Chavarrías

5 de diciembre de 2024 22:07 h

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Falta menos de un mes para que den inicio las fiestas navideñas. Empiezan días en los que se juntan las ideas de regalos, la decoración, la gestión de las fiestas o la elección del menú. Siempre hay mucho que hacer y es fácil que estas fechas sean para muchas personas una verdadera carrera de obstáculos, no solo de planificación, sino también de ahorro a la hora de llenar la mesa. Y es que, según datos de 2023 recogidos por la OCU, los precios de los alimentos aumentaron en el mes de diciembre un 10%, sobre todo en mariscos y pescados como percebes y almejas y carne como el cordero.

Hay tantas cosas que hacer que, además, es fácil olvidar un aspecto clave más allá de la economía: la importancia de almacenar y preparar los alimentos de forma segura. 

Sin embargo, podemos ganar en tranquilidad y también podemos ahorrar si preparamos las compras de los alimentos que necesitamos con unos días de antelación. Planificar es una buena idea por este doble motivo. ¿Es posible hacerlo con todo tipo de producto? ¿Qué precauciones deberemos tener?

Con cuánta antelación podemos comprar los alimentos para Navidad

Uno de los trucos para no dejar todo para última hora es estar atento a las ofertas de alimentos que podamos guardar en el congelador. También lo es saber decidir qué y cuándo vamos a preparar la comida, para cuántas personas necesitamos cocinar y si hay algún tipo de restricción por motivos de alergia alimentaria.

Una vez resueltas estas cuestiones, es hora de elaborar un plan de alimentación, consultar las fechas cuando hagamos la compra para planificar las comidas y congelar los alimentos con antelación. Ya de lleno en la compra es clave elegir bien las buenas materias primas y asegurarnos que están en buenas condiciones (en este artículo te explicamos cómo saber si el pescado es fresco). El otro paso, el del almacenamiento, es tan o más importante porque estamos hablando, en el caso de la carne, el pescado o el marisco, de productos muy perecederos. 

Y aquí, tanto la nevera como el congelador serán nuestros grandes aliados. No está de más que unas semanas antes de Navidad echemos un vistazo y repasemos los restos de comida que guardamos, tanto en la nevera como en el congelador, para hacer limpieza y dejar espacio para estos días. 

La carne, una de las grandes protagonistas 

Es una de las grandes protagonistas de muchas de las mesas navideñas. Hablamos de cerdo, pavo o ternera, en cualquiera de los casos, un producto muy perecedero y vulnerable a la contaminación microbiana por su particular contenido en agua. Por eso, cuando vayamos a hacer la compra es importante que nos fijemos en aspectos como que la superficie sea firme, un poco húmeda y sin zonas oscuras. Especial precaución tendremos con la carne picada, muy expuesta a posibles bacterias patógenas y mucho más vulnerable a la contaminación. 

La vida útil promedio de un producto como el pavo es de solo dos días después de la compra. Si la carne no se cocina antes de las 72 horas, como es probable que nos suceda a nosotros, es fundamental congelarla, mejor si la cortamos en trozos más pequeños y la envolvemos en film transparente. Debemos tener especial precaución con congelar grandes trozos de carne o piezas enteras, ya que en este caso la descongelación será mucho más lenta. 

Pescado, otro de los grandes presentes y también uno de los más perecederos

Es fácil encontrar también en numerosas mesas durante los días de fiesta pescados como merluza, lubina, bacalao o rape. Pero atención con este alimento porque es uno de los más perecederos, ya que los microorganismos y las enzimas se adaptan muy bien a las bajas temperaturas, lo que hace que la refrigeración no sea en todos los casos efectiva. 

Con el pescado, igual que con la carne, la congelación se convierte de nuevo en nuestra gran aliada. Y aquí tenemos dos opciones: o bien congelamos el producto en crudo o lo cocinamos completamente y lo congelamos después. Solo así podremos conservarlo en óptimas condiciones hasta el momento de cocinarlo.

No debemos olvidar que cuando vayamos a descongelar el producto ya cocinado, es importante hacerlo en la nevera y recalentarlo a fondo, a una temperatura de al menos 70 °C en toda la preparación y consumir inmediatamente –si estamos cocinando una sopa o caldo previamente congelados, antes de consumir es preferible llevarlos a ebullición–. ¿Qué ocurre si no nos acabamos estas preparaciones? En este caso, es mejor que no guardemos las sobras; deberemos desecharlas

Marisco, ¿se puede congelar?

Gambas, langostinos, nécoras, así como cigalas y almejas, navajas o mejillones son algunos de los alimentos que tienen un lugar privilegiado en las mesas durante la Navidad y también son algunos de los que más suelen subir de precio conforme nos acercamos a los días festivos. Por tanto, ya tenemos un buen motivo para hacernos con ellos antes de tiempo, cuando la demanda es menor y el precio también. Pero, ¿se puede congelar el marisco?

Depende del tipo de marisco. No es lo mismo tratar un centollo que una gamba o un langostino. Estos dos últimos, por ejemplo, se pueden congelar sin cocer previamente. En el caso de los bivalvos como los berberechos o las navajas, aunque se pueden congelar crudos también, antes deberemos comprobar que están muertos y que los hemos lavado bien. 

Si hablamos de bogavantes o nécoras se pueden comprar vivos, cocinar y congelarlos. En todos estos casos, tan importante como la congelación es la descongelación, que deberemos hacer en la nevera 24 horas antes de cocinar o calentar si ya los hemos cocinado antes. 

Las ostras o los percebes, en cambio, no admiten la congelación; es mejor comprarlos frescos y consumir tan pronto como sea posible.

Preparar también la despensa

No toda la previsión tiene que ver con congelar comida. No debemos olvidar algunos productos de la despensa que podemos comprar y reservar ahora para simplificar las tareas después. Dulces como galletas, turrones, mazapanes, polvorones, bombones, así como frutos secos y deshidratados, y también la bebida, podemos tenerlos en la despensa con antelación hasta el 25 de diciembre.

También puede ser un buen momento para revisar lo que tenemos almacenado y sacar productos, como aquella lata de paté o conservas que aún no ha caducado, tenemos hace tiempo y que reservamos para una ocasión especial. Siempre que permanezcan bien envasados y tengan la fecha de caducidad lejana, podemos guardarlos en la despensa y ahorrarnos muchas compras de última hora.