Si acabas de aterrizar en el mundo de las plantas de interior, la última tendencia 'atrapa likes' en redes sociales, sabes que este puede resultar abrumador. Entre los esfuerzos por no matar a tu cactus, el empeño en obtener una planta a partir de un hueso de aguacate y la desconcertante variedad de fertilizantes y abonos, hay otro reto: escoger la maceta adecuada para tu planta. Y, al menos en esto, el tamaño sí importa.
1. ¿Qué maceta escojo? Revisa las raíces
Lo primero: embutir tu planta en una maceta diminuta es un crimen. Del mismo modo que no te pondrías unos zapatos dos tallas más pequeños que tus pies, a tu ficus tampoco le hará gracia tener que vivir apretujado dentro de un recipiente donde no cabe. El motivo se oculta bajo la tierra, y tiene que ver con sus raíces.
Cada planta tiene unos requerimientos, pero hay que asegurarse de que la maceta permite establecerse a las raíces que ya tiene. Además, debe ofrecer espacio a las nuevas raíces que aparecerán a medida que crezca y se desarrolle.
Una regla general: la mayoría de las plantas crece bien en una maceta cuyo diámetro mida unos cinco centímetros (cm) más que ella (de ancho). Este espacio adicional permitirá a las raíces absorber con tranquilidad los nutrientes que necesita de la tierra y crecer a su ritmo natural. Y deja espacio suficiente para que las pequeñas raíces aparezcan.
2. El tamaño sí importa: cuanto más grande, mejor
Tu planta resistirá mejor la falta de agua (por ejemplo, si te planteas pasar una semana fuera de casa, con permiso de las restricciones), las heladas e incluso las plagas, si sus raíces están sanas. Y ello depende, como ya sabemos, del volumen de la maceta.
¿El tamaño mínimo? Para una planta pequeña, busca un recipiente de, al menos, 15 cm de profundidad. Este tamaño resultará suficiente para especies cuyas raíces son más superficiales, como las suculentas. Pero se quedará pronto corto para plantas de envergaduras más grandes, como la monstera.
Ante la duda: la más grande. Y no solo es cuestión de profundidad; sobre todo, importa el volumen. Además, las plantas que viven en recipientes grandes son más sencillas de cuidar: necesitan menos abono y menos riegos, ya que conservan mejor la humedad.
Por el contrario, las raíces obligadas a vivir más cerca de la superficie suelen tolerar peor los cambios de humedad y de temperatura, ya que están más expuestas a ellos; y normalmente se secan y mueren antes. Si una planta puede desarrollar sus raíces a mayor profundidad, en general te dará menos trabajo. [Hace un tiempo te contamos cómo fabricar maceteros gratis con lo que tienes en casa.]
3. Plantas felices en macetas pequeñas
Aún así, existen plantas que viven felices en macetas más pequeñas, de unos 15 cm. Es el caso de las suculentas (una opción sencilla de tener dentro de casa), y también de la mayoría de las aromáticas, como el tomillo, la lavanda, la salvia o la valeriana.
Todas ellas pueden crecer en una maceta más reducida. Puede que no alcancen su tamaño máximo, pero, aún así, estarán contentas. Y, en el caso de las aromáticas, lograrás que huelan y que aliñen tus platos igual de bien. [Estos son los trucos para comprar una planta sin que te timen.]
4. ¿Cuándo trasplantar a una maceta más grande?
Si las raíces de tu poto asoman por los agujeros de la maceta, ha llegado el momento de moverlo a un recipiente más grande. Como pauta, la mayoría de tus plantas de interior agradecerán que las trasplantes cada dos años. Y, como antes, la guía es su diámetro: busca una maceta al menos cinco cm más grande que tu ficus.
Pero no corras: mover tu planta de una maceta de ocho cm de diámetro a un recipiente de cinco litros puede resultar un cambio demasiado brusco. Y quedará demasiada tierra sin ocupar, que puede transformarse en un entorno frío y demasiado húmedo. De nuevo, piensa en tus zapatos: no querrías salir a correr con unas deportivas cinco tallas más grandes. Pues tu planta, tampoco.
5. ¿Plástico o terracota?
Aunque no acaparen tantos likes en Instagram, una maceta decente de plástico es un buen hogar para la mayoría de tus plantas. Además, resulta unas cinco veces más barata (sino más) que otra de terracota de un tamaño similar. Y siempre puedes decorarla con cuerda o cubrirla con un paño de tela bonito.
Por su parte, las macetas de terracota son más resultonas. Pero no siempre constituyen el mejor hogar de tus plantas. Al contrario que el plástico, las macetas de terracota pequeñas suelen absorber demasiada humedad, y secan antes la tierra: por eso, para un poto joven, una maceta de terracota pequeña y colocada al sol puede implicar el fin de sus días vegetales.
Es decir: las macetas de terracota son estupendas, y vistosas, pero funcionan mejor cuando son grandes. Porque en esto de las plantas, el tamaño no solo se traduce en seguidores, también en salud vegetal.
Si no te quieres perder ninguno de nuestros artículos, suscríbete a nuestros boletines