Te vas de vacaciones, ya tienes la maleta hecha y todo a punto, has pensado en el itinerario y en todos los documentos que necesitas. Pero, en esta carrera contra el tiempo que supone muchas veces el irnos de vacaciones, el viaje no es lo único que tenemos que prever.
Durante estos días es fácil que nos surjan algunas dudas sobre qué hacer con algunos electrodomésticos durante nuestra ausencia. ¿Los desenchufamos? ¿Los dejamos como siempre? ¿Y la nevera? ¿Qué hacemos con ella? ¿La desconectamos o es mejor dejarla vacía pero encendida?
Es, probablemente, uno de los electrodomésticos que más dudas nos genera cuando nos ausentamos unos días de casa. Si nos ha quedado algo dentro y la desconectamos, se nos estropeará todo y a la vuelta nos encontraremos con alguna que otra desagradable sorpresa. Pero, si la dejamos encendida, tendremos un gasto extra porque no dejará de consumir energía.
Y es que, de todos los electrodomésticos que podemos tener en casa, la nevera es uno de los que más gasta. De acuerdo con el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), el gasto de la nevera y el congelador supone como media un gasto de casi el 19% de toda la electricidad de un hogar.
Un dato que no viene determinado precisamente por la energía que necesita, más bien al contrario, ya que su potencia no es muy elevada (unos 200W frente a unos 2.000W de un secador de pelo). Pero sí es verdad que se trata de un electrodoméstico de uso continuo: no lo desconectamos casi nunca, está encendido las 24 horas del día los siete días de la semana. Por tanto, ¿apagamos la nevera o no?
Nevera en vacaciones, ¿apagada o encendida?
La respuesta varía en función de factores como los días que tengamos previsto estar fuera. Tenemos claro que no es necesario desenchufarla si estamos fuera solo un fin de semana, o incluso una semana.
También dependerá del modelo que tengamos. Algunos disponen de la función “vacaciones”, una modalidad que nos permite apagar la zona de refrigeración pero mantiene encendida solo la de congelados. Esto lo que hace es permitir que la temperatura de la nevera aumente (suele hacerlo hasta los 15ºC aproximadamente) y, por tanto, nos regala un importante ahorro de energía.
En este caso, debemos evitar dejar dentro alimentos muy perecederos, como fruta y verdura, o incluso aquel tetrabrik de leche abierto y medio lleno que no nos hemos acabado porque, cuando regresemos, tendremos que tirarlo porque no aguantará más de cuatro o cinco días. Y es que los lácteos son algunos de los alimentos sensibles a los cambios de temperatura y pueden deteriorarse rápidamente.
Si no disponemos de este modo, también podemos vaciar la nevera y aumentar la temperatura interior (siempre y cuando, insistimos, no hayamos dejado ningún alimento perecedero dentro).
Pero, si no la desenchufamos, debemos tener en cuenta ciertos condicionantes externos, como un posible corte de energía prolongado mientras estamos fuera. Si hemos dejado la nevera enchufada podemos encontrarnos con una desagradable sorpresa al regresar ya que, al romperse la cadena de frío, es probable que se hayan estropeado los alimentos que dejamos dentro.
Si no es este nuestro caso, es decir, no tenemos el modo vacaciones, y vamos a estar fuera muchos días, como mínimo tres semanas o más, podemos desconectarla. Algunos alimentos, incluso en modo vacaciones, se estropearán y tendremos que tirarlos cuando regresemos. Por tanto, en este caso, lo mejor es que la dejemos vacía.
Esta es la oportunidad perfecta para que, sin ningún alimento dentro, limpiemos la nevera. Para ello, podemos quitar los estantes y los compartimentos y limpiarlos. El interior podemos lavarlo con una solución de agua y bicarbonato de sodio, prestando atención a las paredes interiores y las piezas extraíbles. Una vez se haya secado todo por completo, volvemos a colocarlo. Puede parecer una tarea molesta antes de irnos de vacaciones, pero no hay duda de que estamos colaborando para tener una nevera reluciente y limpia para cuando regresemos.
Las puertas, en nuestra ausencia, las dejaremos abiertas, así como los cajones de las verduras, para que el aire se renueve y se evite así la formación de moho y los malos olores a humedad.
Debemos tener presente que el ahorro de electricidad que tenemos de desenchufar la nevera tiene que verse compensado por el exceso de consumo relacionado con la puesta en marcha de nuevo. De ahí que solo sea útil desenchufar en el caso de una ausencia larga.
¿Qué hacemos con el congelador?
Las neveras suelen constar de dos compartimentos: la nevera arriba y la parte de congelador abajo, en cajones. Por tanto, si apagamos la nevera también se apaga el congelador (excepto en los modelos con modo vacaciones). Si el congelador está lleno de productos perecederos, como carne congelada o verduras, desenchufar la nevera no es nada aconsejable.
Al contrario, puesto que no es nada aconsejable descongelar y volver a congelar los alimentos ya que se trata de una práctica que favorece la formación de bacterias.
Por tanto, si vamos a desenchufarlo, unos días antes tendremos que haber hecho un poco de trabajo: vaciar el congelador. Podemos aprovechar también para realizar un descongelamiento completo ya que la acumulación de escarcha en el interior puede hacer que el aparato aumente el consumo de energía.
Qué debemos tener en cuenta al volver a conectarla
La puesta en marcha de la nevera tras el apagón vacacional requiere varios pasos. El primero es que el aparato tendrá que alcanzar su temperatura óptima antes de volver a llenarla con alimentos. Por tanto, es importante dejar que funcione durante algunas horas para que se estabilice la temperatura interna.
En el caso de los combi, el congelador tiene que volver a los -18ºC, lo que supone un gasto importante, sobre todo en verano, otro de los motivos que explicarían por qué solo merece la pena desenchufarlo cuando nos marchamos más de tres semanas de casa.