Los tres tipos de humedad que pueden salirte en casa (y cómo quitarlos)
Con el tiempo, es posible que algunas zonas del hogar sufran desperfectos causados, entre otras cosas, por el uso diario y el envejecimiento de las instalaciones. Algunas superficies como paredes o techos son especialmente susceptibles a la aparición de moho, que tiene varias maneras de manifestarse.
El moho es un tipo de hongo que crece en forma de pequeñas esporas en ambientes húmedos o con mala ventilación, volviéndolo un sujeto principal en baños, cocinas o sótanos, donde se producen las condiciones ideales para su proliferación. Asimismo, este no solo puede dañar gravemente los espacios sobre los que crece, sino que además puede resultar bastante perjudicial para la salud.
Conocer los tipos de moho que existen y cómo tratarlos puede ser importante para lograr mantener el hogar lo más higiénico posible, minimizando a la vez el riesgo de contraer afecciones perjudiciales para la salud, principalmente del tipo respiratorio. Estos son los tres tipos de humedad que pueden salirte en casa y cómo quitarlos.
Humedad por condensación
La humedad por condensación es una de las más comunes en el hogar, ya que aparece en entornos con un gran contraste entre superficies frías y calientes, volviéndola muy común en habitaciones como baños o cocinas, principalmente en los meses de invierno. Este tipo de humedad se produce cuando el vapor de agua caliente en el aire entra en contacto con paredes o ventanas, las cuales se encuentran a temperaturas mucho más bajas, derivando en una condensación del agua en gotas y adhiriéndose a las superficies.
Esto puede derivar en aparición de moho derivado de la constante humedad en paredes o techos. Además, esta circunstancia puede generar otras dificultades, como la aparición de malos olores o el desprendimiento de la pintura.
La humedad por condensación es compleja de ventilar, ya que no existe un método exacto para ello. Sin embargo, existen algunas recomendaciones para asegurarte de que esta no aparezca en tu hogar.
- Asegúrate de ventilar correctamente todas las habitaciones, especialmente después de tareas como planchar, darte una ducha o cocinar, puesto que estas generan gran cantidad de vapor de agua. Abre las ventanas o puertas siempre que sea posible para ayudar a que circule el aire.
- Recurre a extractores de aire para que eliminen la humedad y purifiquen el ambiente de la habitación —estos son comunes en baños y cocinas—. Por otro lado, también es posible utilizar deshumidificadores para reducir la cantidad de vapor en el aire, especialmente en zonas como el salón o el cuarto de dormir.
- Aísla las ventanas y paredes con productos especiales específicos para paliar este problema, como pintura antihumedad para superficies.
- Evita secar la ropa en interiores siempre que sea posible, sobre todo en habitaciones sin ventilación, ya que la ropa mojada puede generar mucha humedad en el ambiente.
Humedad por capilaridad
La humedad por capilaridad ocurre cuando el agua del suelo asciende a través de los materiales que constituyen la edificación. Este fenómeno es especialmente común en construcciones antiguas, donde no se impermeabilizó la zona correctamente.
Así, esta cuestión puede provocar un grave deterioro de la estructura de las paredes, debilitándolas de manera permanente. Además, es común apreciar manchas de moho —principalmente negro— en la base de las paredes a causa de esta circunstancia, las cuales pueden ascender incluso a plantas altas de edificios.
Este tipo de humedad tiene un aumento y avance más lento que el resto de este tipo, aunque sus consecuencias a largo plazo pueden tener mayor gravedad. Existen maneras de tratarlas como inyecciones de resinas hidrófugas o instalando barreras de impermeabilización, aunque ambas requieren de personal especializado para que lleve a cabo las tareas de saneamiento estructurales.
Humedad por infiltración
La humedad por infiltración ocurre cuando el agua de lluvia o de riego penetra a través de huecos o debido a materiales porosos en las fachadas exteriores, traspasando hasta la cara interna de los edificios y afectando a los hogares. Esta puede causar problemas de filtraciones de agua, como goteras en techos y paredes, debilitamiento de los materiales del edificio o, sobre todo, el crecimiento de moho y hongos.
Para tratar esta circunstancia es necesario sellar las grietas por las que el agua consigue traspasar a las paredes internas. También es posible aplicar productos de impermeabilización tanto de techos como de paredes exteriores, como pinturas o membranas especiales.
Para mantener tu hogar lejos de la aparición de moho u otras circunstancias derivadas de esta causa, revisa las paredes y techos periódicamente para asegurarte de que no hay ningún desperfecto. Además, es importante cerciorarse de que sistemas como el de las canaletas o las bajantes funcionen correctamente para evitar posibles complicaciones.
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