El truco que aleja a las voraces avispas de tus comidas veraniegas al aire libre

Las avispas y las abejas tienen muy mala fama, a pesar de ser ambas imprescindibles para la supervivencia de nuestros ecosistemas naturales. En una competición de popularidad, las avispas son las que se llevan la peor parte. De las abejas (“por lo menos”, piensan algunos) obtenemos alimentos como la miel, la jalea o el polen; además de la cera, el propóleo –un medicamento natural–, y el veneno de abeja para cremas reparadoras y antiinflamatorias. Según los expertos en abejas de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), un tercio de la producción mundial de alimentos depende de estos insectos. La avispa, en cambio, queda muy mal parada. Y lo que muchas personas desconocen es que son unos grandes depredadores, lo que favorece el equilibrio en los ecosistemas.

Son esenciales en los huertos ecológicos para compensar la aparición de plagas de insectos, como los pulgones y las orugas. Y algunas de ellas también son polinizadoras. Su veneno y saliva tienen propiedades antibióticas y se emplean en la industria farmacéutica; y en algunos países tropicales se están empezando a cosechar las larvas de avispa como fuente de alimento.

Pero todo este listado de bondades no suelen hacer acto de presencia en nuestra mente cuando nos encontramos con alguna de ellas. Y mucho menos si en lugar de una aislada, nos tropezamos con un buen grupo de avispas buscando alimento al calor del verano para alimentar a las miles de larvas que nacen en estos meses y las avispas obreras se encargan de nutrir con los insectos –y restos de actividad humana– que encuentran en el exterior del avispero.

Para seguir sumando enemigos, la forma de su aguijón les da poder para picar más de una vez a su víctima. No mueren al poco de haber atacado a su presa, como las abejas. Ni tampoco son herbívoras como éstas, que se alimentan exclusivamente del néctar de las flores. Las avispas son omnívoras. Sí, comen también carne. Y para alimentarse se guían por los colores y el olfato. En esto no son tan distintas a nosotros. Les gustan los sabores dulces y los colores llamativos.

¿De qué se alimenta la avispa?

No es fácil mantenerlas alejadas en una comida veraniega en la casa del campo, en un picnic al aire libre en un jardín, en el aperitivo que te acaban de preparar en el chiringuito a pie de playa o en una merienda a la orilla del río o en el parque. Están por todas partes. Y van directas al plato de la carne que has preparado para la barbacoa, pero también les encanta la comida para mascotas, el olor azucarado de los refrescos, los pasteles o la fruta –en especial si se está descomponiendo–.

Se alimentan de proteínas, azúcares y agua. Las verás sobrevolando la zona alrededor de las fuentes, piscinas u otros lugares con agua estancada, o sobre los cubos de basura.

Y aunque son difíciles de controlar, sí que hay algunas pautas que puedes seguir para mantenerlas alejadas y que no te den la comida ni la sobremesa. Uno de los trucos más efectivos es colocar cerca de donde vayamos a armar la mesa platos con vinagre, el olor a ácido acético actúa de repelente. Al detectarlo, las avispas decodifican que el alimento está fermentando y por tanto, en mal estado. Pero no es el único método, te contamos otras fórmulas que dan resultado:

  • En primer lugar, parece muy obvio pero no por ello es menos efectivo, tapa todo el tiempo que puedas los recipientes con comida cuando te encuentres al aire libre para evitar atraer a las avispas. Optar por colores discretos en la vestimenta también puede ayudar a que se acerquen menos.
  • Otra recomendación es no utilizar perfumes, ambientadores o desodorantes muy intensos, son olores que pueden llamarles la atención.
  • Si vives en el campo, una forma de que no se concentren grandes grupos de avispas es recolectar la fruta madura que va cayendo a la tierra y no dejar que se descomponga en el suelo. Y mantener los contenedores bien cerrados.
  • Si en tu zona hay muchas avispas y otros voladores, te será útil invertir en unas buenas mosquiteras para poder mantener tu hogar ventilado pero libre de insectos.
  • Asimismo, si dispones de zona exterior con jardín, mantenerlo limpio y bien podado evitará que se multipliquen los nidos de avispas en el mismo.

Algunas soluciones caseras

Te contamos algunos métodos caseros para mantener a raya a las avispas:

  • La hierbabuena es una planta aromática que no les gusta nada a estos insectos. Si no puedes plantar en los alrededores de tu porche o hacerte con unas macetas para tu terraza o alguna de tus ventanas si vives en un piso, otra solución puede ser conseguir un ramillete de hojas de hierbabuena, machacarlas e introducir el jugo que obtengas mezclado con agua junto con los restos de las hojas en un bote de spray para pulverizarlo donde necesites.
  • Otras plantas que son desagradables para las avispas son la citronela, la albahaca, el laurel, los geranios y la lavanda. Si tienes piscina, es muy efectivo colocar algunas de estas aromáticas o flores alrededor de la alberca, así como evitar llevarse cerca la comida.
  • Otro remedio es colocar en un plato rodajas de pepino o limón con clavo, cuyos aromas ahuyentan a las avispas.

¿Y si te pica?

Las avispas –igual que las abejas– nos parecen tan antipáticas porque su picadura representa una amenaza y el veneno –en mayor o menor medida– resulta molesto. Si ninguno de los trucos que te hemos dado ha servido para mantenerlas alejadas y has tenido la mala suerte de ser una de sus víctimas, lo primero que tienes que saber es que no es realmente peligrosa a no ser que tengas alergia al veneno de estos insectos, y solo lo es un 3% de la población, según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic).

Solo se recomienda acudir al médico si sientes náuseas, mareos, sensación de asfixia o dolor abdominal para chequear si es necesario administrar algún corticoide o antihistamínico.

En los casos menos aparatosos bastará con aplicar hielo en la zona por intervalos de 10 minutos. El dolor intenso suele prolongarse entre una y dos horas; mientras que la hinchazón puede durar 48 horas y el enrojecimiento de la zona donde nos haya picado, algo más.