El verano está dejando de ser una temporada placentera para convertirse en una auténtica prueba de resistencia para millones de hogares. Algunas comunidades autónomas españolas apenas recuerdan lo que es vivir sin una sensación térmica inferior a los 40 grados. La factura de la luz no ayuda, con unas tarifas que hacen inasumible para muchos poder refrescarse con el aire acondicionado. No tenemos por qué estar condenados a dormir en un charco de sudor el tiempo que dure esta estación. Podemos aprovechar lo que tenemos en casa para, al menos, dormir frescos este verano.
Para descansar evitando el calor, lo único que tenemos que hacer es poner en práctica un truco muy sencillo: meter las sábanas en el congelador. Es posible que, de madrugada, te hayas refugiado unos minutos frente a la nevera. En ese momento tal vez habrías deseado poder meter toda la cama en el refrigerador. Lo que podría ser un deseo de muchos fruto de la desesperación es casi factible.
En primer legar debes asegurarte de que tus sábanas estén secas. Si están recién sacadas de la lavadora tendrás que esperar a que pierdan la humedad por completo. Con esto evitarás que las sábanas se escarchen y queden rígidas. Mientras, puedes limpiar la zona del congelador donde vas a introducir tus sábanas. Mete tu ropa de cama en una bolsa ante de meterla en el congelador. Deja que permanezca refrigerada una media hora antes de dormir. Vuelve a colocar las sábanas en tu cama e intenta dormir. Este truco te ayudará a ganarle el tiempo al calor, deberías estar fresco entre 40 minutos y una hora.
Por qué abrir el congelador es mala idea
Es posible que hayas llegado a la conclusión de que si es posible enfriar las sábanas con nuestro refrigerador, también podrás dejar el congelador abierto para que enfríe las estancias de la casa. Te aconsejamos que no lo hagas, ya que no solo acumularás más calor en la estancia, también estarás poniendo en riesgo tu electrodoméstico. Estas son las claves:
- Aire acondicionado: en general, los sistemas de refrigeración funcionan por compresión. Los circuitos frigoríficos funcionan mediante la circulación de un gas refrigerante que recorre un circuito de tuberías de cobre. Este gas va cambiando de estado de gaseoso a líquido y de líquido a gaseoso según atraviese los distintos componentes del aparato. Es a través de ese cambio de estado del refrigerante cuando se logra extraer el calor sobrante del aire del local a climatizar, consiguiendo bajar la temperatura del ambiente. Por lo general el motor se encuentra en el exterior, donde se expulsa el aire caliente.
- Nevera: este electrodoméstico funciona extrayendo el calor de su interior al exterior. Como el aire acondicionado, utiliza en sistema de intercambio de estados del líquido refrigerante para enfriar, con la diferencia de que el motor de la nevera se encuentra en el interior del electrodoméstico.
En conclusión, por muchas horas que la nevera permanezca abierta no lograrás nada, la temperatura será la misma de antes ya que el calor del motor también se estará expulsando a la habitación. Incluso, puede ser que solo consigas aumentar la temperatura de la habitación, ya que los motores tienden a perder energía en forma de calor.
Trucos para las noches de verano
El congelador no es el único recurso que tenemos a mano para huir del calor. Existe una gran cantidad de trucos que puedes seguir por las noches. Te recomendamos seguir el máximo número de consejos posible, ya que la mayoría se pueden combinar entre sí:
- Ventila la habitación: la ventilación del hogar es uno de los trucos más fáciles para estar fresco en verano. Hazla a primera hora del día y a última, para así retirar lo mejor posible el calor en la vivienda. Procura conseguir corrientes de aire, abriendo puertas y ventanas, para que así se renueve lo mejor posible en toda la casa.
- Evita el sol: la incidencia directa del sol puede mantener cálida una estancia durante muchas horas. Si bien esto es un buen truco para cuando hace frío, en verano supone un aumento importante de la temperatura interior de la vivienda. Por este motivo, en verano es recomendable bajar persianas y cortinas cuando el sol puede calentar cualquier espacio de la casa. Así mantendremos baja la temperatura interior y por la noche no sufriremos esa acumulación de calor tan molesta.
- Cambia las sábanas: es posible cambiar a una almohada de espuma o incluso de trigo sarraceno, dos materiales más frescos que los tradicionales. Mejor todavía si cuentan con espuma o gel de enfriamiento o con elementos de ventilación. También hay sábanas de enfriamiento que refrescan por la noche gracias a sus materiales transpirables como seda, algodón o incluso bambú.
- Hielo frente al ventilador: para incrementar el efecto del ventilador, que se limita a remover el aire, un truco es colocar un recipiente con agua y hielo delante de las aspas. De todos modos, si tienes aire acondicionado evita ponerlo durante toda la noche, ya que se resecará tu garganta.
- Duchas de agua templada: La temperatura del cuerpo es cambiante, aunque no lo notemos. Por la noche suele descender, pero podemos incentivar este estado con una ducha de agua tibia. Esta temperatura es la mejor para que el cuerpo se caliente tan solo un poco. Cuando vayas a descansar, notarás que te sientes más fresco y será más fácil conciliar el sueño.
- Acumuladores de frío: céntrate en partes del cuerpo que son clave para refrescarte. Coloca unos acumuladores de frío en el congelador y aplícalos en el cuello, en los codos, tobillos, muñecas, detrás de las rodillas y en la ingle. Te recomendamos las bolsas con aire refrigerante, ya que se adaptarán mejor a tu cuerpo que los bloques tradicionales. Verás que así consigues bajar la temperatura y dormir más fresco.
- Haz cenas ligeras: tener el estómago pesado no es lo más aconsejable para conciliar el sueño, ya sea en verano o en cualquier época del año. Un digestión pesada acumulará el calor en el estómago, aumentando tu sensación térmica.