Sabes que vives en el futuro cuando estás en un bar en Madrid con tus amigos y, al cabo de un rato, tu reloj inteligente te avisa (con una potente vibración) que has superado el umbral de exposición al ruido diario, que el ruido ambiental supera los 90 decibelios y que, de seguir así, tu salud puede resentirse.
Hace una década, un informe de la OMS declaró a España como el país más ruidoso de Europa y el segundo del mundo, solo detrás de Japón. Desde entonces, ha perdido esa posición de dudoso liderazgo en favor de Malta, pero sigue presente en la liga de los países de ruido insoportable. Las consecuencias son más graves de lo que se puede pensar. De acuerdo con datos del INE de 2020, el 21% de las personas en España sufren problemas de ruido en sus hogares.
Por supuesto, los ruidos fuertes y de larga duración, como una explosión o el trabajo en una fábrica sin protección, son causas conocidas de daños en el oído y pérdida de audición. Pero el ruido ambiental también puede ser muy dañino. Según la OMS, solo el ruido del tráfico es responsable de más de un millón de años de vida sana perdidos anualmente en los países de Europa occidental por mala salud, discapacidad o muerte prematura, solo superado en carga de morbilidad por la contaminación atmosférica.
El ruido causa o contribuye a las molestias y los trastornos del sueño, que de por sí tienen impactos muy negativos sobre la salud. Pero además, diversos estudios confirman que el ruido ambiental hace aumentar el riesgo de infartos de miocardio y de ictus, especialmente entre personas mayores.
¿Cómo es posible que el ruido afecte a la salud cardiovascular? Se ha comprobado que la exposición aguda al ruido activa el sistema nervioso simpático (el que nos pone en alerta) y el sistema endocrino responsable de la respuesta de estrés. Aunque pensemos que estamos acostumbrados, el ruido desencadena la respuesta de huida o lucha, aumentando la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la liberación de hormonas del estrés como el cortisol.
El ruido desencadena la respuesta de huida o lucha, aumentando la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la liberación de hormonas del estrés como el cortisol
Si el ruido es elevado y constante, no sufrimos 'sustos', pero se ha visto que aún así, los niveles de cortisol se mantienen elevados por encima de lo normal, algo que se ha podido medir en niños que viven cerca de zonas con mucho ruido de tráfico. El cortisol elevado crónicamente, además de la hipertensión, hace que aumenten los niveles de azúcar en sangre, lo que puede provocar resistencia a la insulina que, a la larga, puede también terminar provocando diabetes de tipo 2.
A esto se suma el estrés oxidativo. El sistema inmunitario también se pone alerta con el ruido y hace aumentar los niveles de citoquinas, mensajeros químicos inflamatorios, y los radicales libres en sangre. Esta respuesta oxidativa puede dañar las arteria, lo que a largo plazo y unido a los factores mencionados anteriormente de hipertensión y resistencia a la insulina, también deriva en un aumento potencial del riesgo de infartos. El ruido es la tormenta perfecta para nuestra salud.
El ruido en el cerebro
La exposición al ruido también nos puede volver menos inteligentes. Se ha comprobado que el ruido hace que a los niños les cueste más aprender. En los adultos, los experimentos muestran datos aparentemente contradictorios.
Por un lado, se ha visto que un cierto tipo y nivel de ruido ambiental puede hacer que aumente la concentración y el rendimiento cognitivo, potenciar la creatividad, mejorar la retención de la memoria e incluso mejorar el estado de ánimo. Se trata de sonidos de la naturaleza, como las olas, el correr del agua, el viento en las ramas de los árboles, y sonidos producidos artificialmente que tienen características similares, como el ruido blanco y los llamados ruido rosa y ruido marrón. Estos sonidos también pueden ayudar a mejorar el sueño.
La conclusión es que estos ruidos permiten enmascarar otros sonidos ambientales y, por tanto, reducir sus efectos negativos. Esto sonidos también ayudan a concentrarse a las personas que sufren de trastorno de déficit de atención (TDA). En estos casos, el ruido hace aumentar los niveles de dopamina, el neurotransmisor del que carecen estas personas, de forma similar a como actúan los fármacos que se emplean en su tratamiento, que son derivados de la anfetamina y tienen un efecto estimulante en el resto de personas.
Sin embargo, el ruido ambiental es negativo y puede afectar a la función cerebral y a la concentración y, por extensión, a la productividad. En general, tanto si eres misófono (rechazas el ruido), introvertido o extrovertido, distintas investigaciones han revelado que el cerebro de la mayoría de las personas funciona mejor en silencio total. Dicho esto, hay variaciones en la respuesta dependiendo del tipo de ruido.
Los sonidos constantes y de bajo nivel (como un ventilador o el ruido distante del tráfico) tienen efectos más leves en la concentración que los ruidos inesperados y de volumen elevado, como una ambulancia pasando por la calle. En un estudio publicado en The British Journal of Psychology, los investigadores descubrieron que la exposición a una sola conversación cercana reducía la productividad en un alarmante 66%. Esto se debe en parte a que cuando las palabras son comprensibles, nuestro cerebro se ve 'obligado' a prestarles atención. El efecto no es tan importante cuando se trata de conversaciones en las que no llegamos a entender las palabras, y esto explica cómo muchos periodistas pueden concentrarse en su trabajo en una redacción abierta en la que todo el mundo habla a la vez.
Distintas investigaciones han revelado que el cerebro de la mayoría de las personas funciona mejor en silencio total. Aunque hay variaciones en la respuesta dependiendo del tipo de ruido
El silencio como un lujo
En un mundo que cada vez es más ruidoso, el silencio se ha convertido en un lujo. Los datos de la Agencia Europea del Medio Ambiente indican que la exposición al ruido y a otros factores de riesgo ambientales, como la polución y las altas temperaturas, tiene un claro componente socioeconómico. Las regiones más pobres en Europa del sur sufren niveles de ruido mucho más altos que sus vecinos más ricos del norte. Dentro de las ciudades, los barrios más pobres registran en general niveles de ruido muy superiores a los más ricos. Aunque hay sitios donde esta relación no se cumple, como el centro de Madrid, debido a la falta de regulación de los centros de ocio como bares y restaurantes.
Para Eulalia Peris, la autora del informe Ruido Ambiental en Europa 2020, realizado por la Agencia Europea de Medio Ambiente, “los datos actuales permiten deducir que el ruido ambiental es una de las causas que provocan 48.000 nuevos casos de cardiopatía isquémica al año, así como 12.000 muertes prematuras. También se calcula que 22 millones de personas sufren molestias crónicas importantes y que 6,5 millones de personas padecen alteraciones del sueño graves y crónicas. Como consecuencia del ruido de las aeronaves, calculamos que 12.500 niños en edad escolar tienen problemas con la lectura”.
Según declaraciones de Peris a Europa.eu (canal de vídeo oficial de la Unión Europea), “es poco probable que en 2030 disminuya el número de personas expuestas al ruido ambiental debido a un aumento en la movilidad. Incluso con una electrificación del parque de automóviles del 50%, el ruido va a aumentar. Por encima de 50 km/h el ruido lo causa la rozadura de los neumáticos en el asfalto”. De acuerdo con el informe, entre las medidas a disposición de los gobiernos europeos están la aplicación en las carreteras de un asfalto absorbente que reduce el ruido, el uso de neumáticos silenciosos en los vehículos de transporte público, la ampliación de la infraestructura para los coches eléctricos en las ciudades y la promoción de una movilidad activa, ya sea a pie o en bicicleta, junto con la peatonalización de las calles.
Trucos para combatir el ruido ambiental y concentrarnos mejor
Si no tenemos la capacidad de mudarnos, aislar nuestra casa del ruido o estamos en un entorno de trabajo muy ruidoso, debemos tomar en serio las medidas de protección personal contra este contaminante que perjudica la salud. Estas son algunas de las más sencillas:
- Paneles absorbentes de sonido: el ruido reflejado en superficies lisas y duras como las paredes de casa es uno de los más dañinos. Los paneles de espuma, que los youtubers han puesto de moda como fondo de las habitaciones donde graban, es una solución muy económica que puede ayudar a absorber sonido.
- Sellado de ventanas y puertas: el sonido es como el agua, se transmite a través de cualquier grieta o rendija. Los burletes de puertas y ventanas son otra solución barata y eficaz para evitar la entrada de ruido del exterior.
- Auriculares con cancelación de ruido: los auriculares con cancelación activa de ruido neutralizan el ruido del exterior con la inversa de la onda entrante. Diseñados para hacer más agradables los vuelos en avión, son muy eficaces contra los sonidos constantes, como el del tráfico.
- Máquinas de ruido blanco: su utilidad es limitada, ya que pueden enmascarar ruido de fondo, creando un ambiente más tranquilo, pero no lo eliminan.
- Tapones antiruido: los tapones más económicos de espuma disponibles en cualquier farmacia pueden ofrecer una reducción importante del ruido exterior, suficiente para mejorar nuestra concentración. Además, se pueden encontrar tapones de silicona con un sello más efectivo y que también son más cómodos de llevar durante periodos largos de tiempo, por ejemplo, durante la noche.
Aunque pueden ayudar a mejorar nuestra situación, cualquiera de estas opciones es solo un parche para un problema social de enorme envergadura al que los gobiernos deben poner solución mediante estrictas regulaciones en el tráfico, los locales de ocio y el ordenamiento urbano. No permitamos que el ruido nos amargue la vida.
*Darío Pescador es editor y director de la revista Quo y autor del libro Tu mejor yo publicado por Oberon.