¿Vuelas mucho por trabajo o (en el mejor de los casos) placer? Si es así habrás comprobado que los viajes en avión largos son una forma de tortura y que tienen consecuencias en tu cuerpo más allá del jet lag: hinchazón, piel reseca, ojos irritados, problemas digestivos, retención de líquidos y más probabilidades de ponerte enfermo. Para sobrevivir mejor a esta ordalía ayuda entender qué es lo que está pasando durante ese viaje de 12 horas cruzando el Atlántico.
Lo primero que viene a la cabeza es el aire. Quizá pienses que el aire del avión es reciclado, y que ha pasado por las bocas y narices de doscientos pasajeros, así que puede causarte todo tipo de infecciones. En realidad ocurre exactamente lo contrario. El aire el exterior se comprime, se filtra y se inyecta en la cabina, renovándose totalmente cada dos minutos. El aire que respiras en un avión está más limpio que en cualquiera de las grandes ciudades españolas.
Eso no quiere decir que sea saludable. La presión en la cabina a la altitud de crucero es la misma que en la cumbre de una montaña de 2.000 metros. La presión es menor, así que contiene menos oxígeno que al nivel del mar, lo cual viene muy bien para producir cierto letargo en los pasajeros. Sin embargo, a medida que el avión asciende y la presión de la cabina disminuye, los gases que traías de casa dentro de tu intestino se expanden. De ahí la sensación de hinchazón y las a veces incontrolables ventosidades.
El aire que se inyecta en la cabina desde el exterior está limpio, pero horriblemente seco. La humedad relativa dentro del avión es de un 15%, y ni siquiera nos damos cuenta. En comparación, la del desierto del Sahara es del 25%. El efecto inmediato es sequedad en los ojos, nariz y piel, ya que en estas condiciones te deshidratas rápidamente. Los asistentes de vuelo lo saben y se protegen bebiendo cantidades ingentes de agua. Tú deberías hacer lo mismo. No te preocupes, porque no tendrás que ir constantemente al baño, tu cuerpo absorberá el agua como una esponja seca. También ayuda aplicarse crema hidratante (que en realidad no hidrata, sino que reduce la evaporación por la piel).
La mayor pérdida de humedad se produce por la respiración. En el caso de que vayas a dormir durante el vuelo te puede ayudar ponerte una simple máscara de celulosa. Además es una barrera contra las infecciones de virus y bacterias, sobre todo si eres tú quien está enfermo y puedes contagiar a otros pasajeros.
Hablando de virus y bacterias, un estudio de 2004 comprobó que las personas tienen cien veces más probabilidades de agarrar un resfriado en un avión que en tierra. Los aviones se limpian menos y más ligeramente de lo que sería deseable. ¿Cuál crees que es la parte más sucia del avión? ¿El servicio? Te equivocas. Este es el recuento de colonias bacterianas (CFU) por centímetro cuadrado y su comparación con algunas superficies de tu hogar:
- Bandeja del asiento: 334 CFU/cm2
- Botón de la cisterna del servicio del avión: 41 CFU/cm2
- Hebilla del cinturón: 35 CFU/cm2
- Tapa del WC en tu casa: 26 CFU/cm2
- Cerrojo del servicio del avión: 10 CFU/cm2
- La pantalla de tu móvil: 4 CFU/cm2
- Dinero (billetes): 1 CFU/cm2
- La pelota de tu perro: 2945 CFU/cm2
En definitiva el avión está más sucio que tu casa (pero muchísimo más limpio que la pelota de tu perro), precisamente en la parte que menos te esperas: la bandeja del asiento, donde te sirven la comida, y que es la que tiene mayores probabilidades de entrar en contacto con tu boca. Si tienes un sistema inmunitario deprimido por el estrés, es casi una sentencia para una infección. Una buena política es llevar un frasquito de desinfectante (o simplemente agua con alcohol) y darle un buen repaso a la bandeja antes de comer.
En las bandejas se han llegado a encontrar norovirus, una infección especialmente violenta que produjo diarrea y vómitos explosivos en pocos minutos durante un vuelo en 2008. También se encontraron en el 60% de las bandejas las temidas MRSA, bacterias resistentes a los antibióticos. Estas infecciones se pueden atajar con medidas triviales, pero que en el caso de los aviones se convierten en obligatorias: lavarse las manos después de visitar el servicio y, para asegurarse, usar una loción desinfectante. Nos llevamos las manos a la boca y los ojos sin darnos cuenta, aquí es donde está el riesgo.
También hay que hacer caso de ese pequeño cartel que indica que el agua del lavabo no es potable. Esos tanques de agua no se lavan y en diversos análisis se han encontrado coliformes (bacterias fecales).
Por último, está el efecto más notable de los vuelos de larga distancia: el temido jet lag. Al viajar hacia el este o el oeste aterrizamos en una zona horaria desfasada respecto a nuestra residencia habitual. Este desfase puede afectar a nuestra digestión, capacidad mental y física, y en general dejarnos hechos una piltrafa. Los efectos del desajuste horario se suman al cansancio del viaje y las horas sin dormir, y se necesitan varios días para adaptarse.
Los síntomas de la fatiga producida por el jet lag se pueden mitigar si durante el vuelo se bebe suficiente agua, lo que nos protegerá de añadir al desfase los síntomas de la deshidratación. Para que la adaptación sea más sencilla es una buena idea tomar pastillas de melatonina, el mismo neurotransmisor que produce nuestro cerebro a la hora de dormir.
Otro truco menos conocido es ajustar los horarios de las comidas a los del lugar de destino el día antes antes y durante el vuelo, es decir, desayunar, comer y cenar dentro de lo posible a las horas a las que lo haremos una vez aterricemos. Esta técnica se ha usado con éxito en un estudio con tripulación de cabina.
¿En qué se basa todo esto?
WHO: International travel and healthAunque las cabinas de los aviones están presurizadas, la presión del aire de la cabina a la altitud de crucero es menor que la presión del aire al nivel del mar. En altitudes típicas de crucero en el rango de 11.000–12.200m, la presión del aire en la cabina es equivalente a la presión del aire exterior a 1.800–2.400m sobre el nivel del mar. Como consecuencia, la sangre (hipoxia) absorbe menos oxígeno y los gases dentro del cuerpo se expanden. Los efectos de una presión de aire reducida en la cabina son generalmente bien tolerados por pasajeros saludables.
Low humidity in the aircraft cabin environment and its impact on well-being – Results from a laboratory studyNo se pudieron establecer relaciones directas entre los síntomas percibidos relacionados con la sequedad y la evaluación subjetiva de la sequedad y las humedades relativas por debajo del 40%.
Common cold transmission in commercial aircraft: Industry and passenger implicationsCon los escenarios de 6 días, 24 horas, o 5 horas como los tiempos de exposición a los resfriados durante el vuelo, se obtuvieron tasas de transmisión de resfriados a otros pasajeros para resfriados de 5, 23 y 113 veces la transmisión diaria normal a nivel del suelo.
Airline Hygiene ExposedEl consenso general de este estudio: los aeropuertos y los aviones están más sucios que su hogar (NSF, 2011). Sorprendentemente, es la única superficie en la que descansa nuestra comida, la mesa de la bandeja, que fue la más sucia de todas las ubicaciones y superficies probadas. Debido a que esto podría proporcionar la transmisión directa de bacterias a la boca, una clara solución es eliminar cualquier contacto directo que tenga su comida con la mesa de la bandeja. También es recomendable llevar desinfectante de manos para cualquier otra superficie sucia que pueda tocar a lo largo de su viaje.
Likely Transmission of Norovirus on an Airplane, October 2008El análisis de regresión logística multivariable mostró que estar sentado en un asiento de pasillo y sentado cerca de cualquier miembro del grupo del tour organizado se asociaron con el desarrollo de la enfermedad.
WHO International travel and health: Jet lagEl desfase horario puede provocar indigestión y alteración de la función intestinal, malestar general, somnolencia diurna, dificultad para dormir por la noche y disminución del rendimiento físico y mental. Sus efectos a menudo se combinan con el cansancio causado por el viaje en sí. Los síntomas del desfase horario desaparecen gradualmente a medida que el cuerpo se adapta a la nueva zona horaria.
Melatonin for the prevention and treatment of jet lag.
La melatonina es muy eficaz para prevenir o reducir el desfase horario, y el uso ocasional a corto plazo parece ser seguro. Se debe recomendar a los viajeros adultos que viajen en cinco o más zonas horarias, especialmente en dirección este, y especialmente si han experimentado un desfase horario en viajes anteriores. Los viajeros que crucen de 2 a 4 zonas horarias también pueden usarlo si es necesario.
The impact of an implementation intention to improve mealtimes and reduce jet lag in long-haul cabin crewLas intenciones de implementación se pueden utilizar para aliviar el desfase horario en la tripulación de larga distancia a través de la promoción de un cambio en las comidas.