La portada de mañana
Acceder
Las dietas póstumas de los vocales salientes del Poder Judicial
Dentro del taxi que libró de la devolución a un migrante tras nadar horas hasta Ceuta
OPINIÓN | Pedro Sánchez también avisa, por Antón Losada

¿Usar gafas para la presbicia empeora la vista? Mitos y realidades

Mitos y verdades sobre las gafas para la presbicia.

Darío Pescador

0

Como muchas personas de (ejem) mediana edad, necesito gafas para leer. El cambio a peor ocurrió de repente, en cuestión de meses, durante la pandemia. Un día podía trabajar frente al ordenador sin problemas y al día siguiente todo estaba borroso. Mi agudeza visual era peor por las mañanas que por las noches y, aunque se ha estabilizado, desde entonces no ha mejorado.   

La presbicia, o vista cansada, es una afección del ojo relacionada con la edad que nos impide enfocar objetos cercanos. Una cámara, como la de tu móvil, enfoca las imágenes moviendo una lente hacia delante y hacia detrás, pero nuestro ojo tiene un sistema aún mejor para enfocar. 

El cristalino del ojo es una lente viva, transparente, situada detrás del iris (la parte coloreada del ojo). Está rodeada de unos músculos que la estiran y la comprimen, cambiando su curvatura para poder enfocar las imágenes en la retina. Se vuelve más grueso para enfocar objetos cercanos y más delgado para enfocar objetos lejanos. Y está compuesto principalmente por agua y proteínas, lo que lo hace a la vez transparente y flexible. Con el tiempo, estas proteínas se vuelven más rígidas y menos organizadas, lo que provoca la pérdida de elasticidad y la capacidad de enfocar.

Además, también se piensa que los músculos ciliares que rodean el cristalino pueden perder fuerza, lo que contribuye aún más a la dificultad para enfocar de cerca. Sin embargo, en los últimos años se está comprobando que los músculos siguen en activo incluso en personas de más de 80 años, por lo que es posible que la presbicia sea, sobre todo, a causa del endurecimiento del cristalino.

La presbicia suele comenzar a manifestarse entre los 40 y 45 años. Es un proceso gradual que empeora con el tiempo

La presbicia suele comenzar a manifestarse entre los 40 y 45 años. Es un proceso gradual que empeora con el tiempo. La mayoría de las personas notan los primeros síntomas cuando empiezan a tener dificultad para leer letras pequeñas o cuando necesitan alejar los objetos para verlos con claridad, algo que a veces se llama humorísticamente “tocar el trombón”. 

La presbicia aparece con la edad y no hace distinciones fisiológicas ni responde a antecedentes médicos. Sin embargo, algunos factores pueden influir en la forma y el momento en que se manifiesta, y aparece antes en algunas personas y más tarde en otras.

Por ejemplo, las personas con hipermetropía (dificultad para ver de cerca) pueden notar los síntomas de la presbicia antes que aquellas con visión normal o miopía. La predisposición a desarrollar presbicia puede ser hereditaria. Si tus padres o abuelos experimentaron presbicia temprana, es más probable que tú también lo hagas.

Además, algunas enfermedades como la diabetes o la esclerosis múltiple, pueden afectar la elasticidad del cristalino y acelerar la aparición de la presbicia.

¿Sufrimos presbicia por estar siempre mirando de cerca?

Hace un siglo, la mayoría de las personas trabajaban al aire libre en tareas agrícolas y de otros tipos. En la sociedad moderna, la gente empezó a pasar más tiempo en interiores, mientras que en la actualidad, además de estar en casa o en la oficina la mayor parte del tiempo, según un informe de Electronic Hubs, los españoles pasan un 35% del tiempo que pasan despiertos mirando una pantalla. 

Es cierto que en todo el mundo están aumentando los casos de presbicia, pero las apariencias engañan. No se trata del aumento del uso de las pantallas, sino que, simplemente, la población mundial está envejeciendo. Más gente mayor, más casos de presbicia. Además, también hay personas en países menos desarrollados que ahora empiezan a recibir un diagnóstico que antes no estaba disponible, lo que contribuye al cómputo de casos.

Es cierto que en todo el mundo están aumentando los casos de presbicia, pero las apariencias engañan. No se trata del aumento del uso de las pantallas, sino que, simplemente, la población mundial está envejeciendo

Aún así, es fácil pensar que, puesto que pasamos más tiempo mirando de cerca, estamos forzando los músculos del cristalino y por tanto aumentando el riesgo de padecer presbicia. Sin embargo, el endurecimiento del cristalino se produce independientemente de si miramos mucho de cerca o de lejos, y no hay evidencia de que mirar de cerca acelere la llegada de la presbicia. Por desgracia, en la actualidad, la presbicia no se puede prevenir, ni tampoco revertir, solo tratar.

Sí se ha comprobado que pasar más tiempo mirando de cerca y en interiores tiene influencia en otro problema de visión: la miopía (dificultad para ver de lejos). Se habla de una epidemia de miopía en los países asiáticos, por ejemplo, pero este es un efecto que se ve sobre todo en los niños, no en las personas mayores.

Las gafas de lectura no empeoran la presbicia

La solución más inmediata para la presbicia es usar gafas para leer, trabajar con pantallas y otras tareas que requieran mirar de cerca. Las gafas correctoras de presbicia son lentes convexas que ayudan a enfocar la luz correctamente en la retina.

Es común entre las personas que padecen presbicia quejarse porque desde que comenzaron a usar gafas, ya no pueden leer bien sin ellas. Esto puede dar la falsa impresión de que las gafas están empeorando el problema, pero, de nuevo, no es así.  

La presbicia empeora con el tiempo. Con los años, es posible que cada vez necesites gafas con una mayor graduación para compensar la progresión de la presbicia. Este ajuste es parte del proceso natural de envejecimiento, y no indica que las gafas hayan empeorado tu vista, solo que tu presbicia, de forma natural, ha ido a más.

Es común entre las personas que padecen presbicia quejarse porque desde que comenzaron a usar gafas, ya no pueden leer bien sin ellas. Esto puede dar la falsa impresión de que las gafas están empeorando el problema

Otro mito es que si uno aguanta sin usar gafas, se puede ralentizar el avance de la presbicia. En realidad, la presbicia no se puede evitar. Forzar la vista sin gafas solo puede causar incomodidad, fatiga visual y dolores de cabeza.

El trabajo prolongado con ordenadores, mirar al teléfono móvil y otras actividades que nos obligan a enfocar de cerca, si no usamos gafas, sí tienen efectos negativos: la fatiga visual digital (DES por sus siglas en inglés). Se caracteriza por sequedad ocular, picor, sensación tener algo en el ojo, lagrimeo, visión borrosa y dolor de cabeza, y ocurre cuando se mira fijamente una pantalla durante largos períodos. Una de las causas principales de este síndrome es que mirando la pantallas parpadeamos solo de cuatro a siete veces por minuto, cuando lo normal son 15.

La fatiga visual tiene remedio. Las molestias son generalmente temporales y se resuelven con descanso o con ajustes en las condiciones de trabajo, como mejorar la iluminación o aumentar el tamaño de la fuente en la pantalla.

Para mejorar los síntomas de la fatiga visual, se recomienda seguir la regla 20-20-20: cada 20 minutos, mirar algo a 20 pies (unos 6 metros, el método es un invento estadounidense) de distancia durante al menos 20 segundos.

Las gafas para la presbicia mejoran la calidad de vida. Nos permiten leer, escribir o trabajar con pantallas sin forzar la vista y sin arrugar el ceño. Pero, como siempre, es importante acudir regularmente al oftalmólogo para hacer un seguimiento adecuado de nuestra salud visual y ajustar nuestras gafas.

Darío Pescador es editor y director de la revista Quo y autor del libro Tu mejor yo publicado por Oberon.

Etiquetas
stats