Una llamada al día con alguien cercano puede prevenir la depresión y la ansiedad

Darío Pescador

19 de febrero de 2023 21:44 h

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En 2018, un estudio con más de medio millón de personas pudo comprobar que la soledad y el aislamiento aumentaban el riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares y cáncer, independientemente del sexo o raza. Los investigadores no podían sospechar que tiempo después el mundo entero iba a participar involuntariamente en un experimento similar.

El confinamiento durante la pandemia de COVID-19 forzó a la gente a quedarse encerrada en sus casas y restringió las posibilidades de contacto humano, precisamente en un momento de miedo e incertidumbre. Los resultados no se hicieron esperar: un aumento generalizado de los casos de ansiedad y depresión, especialmente entre las personas mayores.

Los estudios revelan que las videoconferencias y el teletrabajo no son la solución. Al contrario, cuanto mayor tiempo se pasa frente a una pantalla, peores son las consecuencias para la salud. Según la OMS, pasar más tiempo frente a la pantalla impide hábitos saludables como la actividad física y la rutina del sueño, y aumenta el riesgo cardiovascular, la obesidad, la hipertensión y resistencia a la insulina. Todos estos factores físicos también determinan la incidencia de los problemas mentales. En todo el mundo, durante la pandemia, la depresión aumentó en un 25%. Si te incluyes en este grupo y crees que necesitas ayuda psicológica, la mejor opción es contactar con un profesional.

Hablar con los amigos como solución

Un reciente estudio puede dar un antídoto para este mal. Según los investigadores de la Universidad de Nueva York, mantener una conversación con un amigo al día puede tener un efecto significativo en la salud mental de una persona. El estudio arroja luz sobre qué tipo de conexión es necesaria: da igual la forma en la que se mantiene la conversación. Lo importante es la intención y la actitud.

El estudio incluyó a 900 participantes antes, durante y después del confinamiento por la pandemia. Se les pidió que realizaran uno de los siete comportamientos de comunicación durante un solo día y que esa noche informaran sobre sus sentimientos de estrés, conexión, ansiedad, bienestar, soledad y la calidad de su día. Los siete comportamientos eran los siguientes:

  • Ponerse al día
  • Hablar de cosas significativas
  • Bromear
  • Demostrar interés
  • Escuchar
  • Valorar a los demás y sus opiniones
  • Hacer cumplidos sinceros

El estudio concluyó que no importaba cuál de los comportamientos se practicara. Fue el acto de acercarse intencionadamente a un amigo en general lo que tuvo un impacto en el bienestar de las personas. Los investigadores dicen que las conversaciones no tienen que ser largas o muy profundas, en cambio, dicen que conviene buscar momentos en los que tengamos tiempo para la otra persona, incluso si no es mucho.

Estos resultados se suman a los estudios sobre las apps de salud mental que han proliferado a raíz de la pandemia, algunas de las cuales son chatbots, aplicaciones de inteligencia artificial que imitan a un terapeuta. Para algunas personas es beneficioso tener acceso a algún tipo de asistencia inmediata y seguimiento a través del teléfono o el ordenador, sobre todo si no tienen suficientes recursos económicos. Pero muchas investigaciones se centran en la adherencia, es decir, si siguen utilizando la aplicación, y menos en los resultados, que parecen depender de otros factores, específicamente, la conexión.

La conexión, incluso en el nivel más mínimo, es algo que constituye una necesidad humana básica, según los investigadores. Algunos psiquiatras llegan a comparar la conexión social con las vitaminas. Del mismo modo que necesitamos agua, nutrientes, y refugio, necesitamos contacto humano. En lugar de escuchar la radio o un podcast, podemos llamar a un amigo mientras vamos en el coche, o quedar un día para comer. No hace falta llamarse a todas horas. Lo importante es la calidad de la conversación, más que la cantidad. 

¿En qué se basa todo esto?