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Música funcional: así puede mejorar tu cerebro

Darío Pescador

8 de abril de 2022 22:27 h

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¿Cuál es la banda sonora de tu vida? ¿Con qué melodías has reído y bailado, con cuáles has llorado amargamente y qué canción sonaba mientras te enamorabas? Aunque no supiéramos cómo funciona, es indudable que la música es una experiencia emocional, además de sensorial y que activa nuestro cerebro de muchas formas diferentes.

La música es capaz de mejorar nuestro estado de ánimo. Un estudio descubrió que las personas que escuchaban música pop alegre durante dos semanas se sentían más felices. Sin embargo, el efecto no funcionaba con quienes escuchaban sinfonías tristes de Stravinsky. Incluso la música triste puede producir sensaciones de bienestar y consuelo para la mayoría de otras personas, según comprobó otro estudio en el Reino Unido y Finlandia, pero algunas personas reaccionaron sintiendo aún más dolor.

Efectos fisiológicos de la música

No solo se trata de animarse con la música. Los estudios ha comprobado que escuchar música tiene efectos directos sobre nuestro organismo, entre otros, reducir la tensión arterial, reducir el estrés y aliviar el dolor.

Un estudio que reunía datos de 73 ensayos diferentes reveló que las personas que escucharon música antes, durante o después de la cirugía experimentaron menos dolor y ansiedad, en comparación con los pacientes que no escucharon música. Además, también disminuía la necesidad de analgésicos. Curiosamente, funcionaba mejor cuando los pacientes elegían su propia música. 

Quienes hacen deporte saben que ciertos tipos de temas hacen que aumente el rendimiento deportivo ya que hace que se note menos la fatiga. Este efecto está seguramente en el origen de las canciones tradicionales de los trabajadores del campo o los remeros en los barcos de pesca.

Lo mismo ocurre cuando te pones los auriculares para salir a correr y terminas siguiendo el ritmo de la canción. La música rítmica puede aumentar el rendiminento deportivo. Pero, ¿te puede ayudar a estudiar para un examen?

Música para estudiar y aprender

El cerebro es sensible al ritmo, y no solo para salir a correr. Desde hace tiempo se utilizan metrónomos o canciones para tratar la tartamudez. Pero hay más: la música puede influir en nuestras ondas cerebrales. 

A partir de la invención de electroencefalograma, se descubrió que las millones de corrientes eléctricas del cerebro tenían una especie de frecuencia común, como un coro. Diferentes frecuencias correspondían a diferentes estados:

  • Gamma: concentración.
  • Beta: ansiedad dominante, actividad, atención externa.
  • Alfa: relajación, atención pasiva.
  • Theta: relajación profunda, atención interna.

Más interesante aún es el descubrimiento de que las ondas cerebrales se sincronizan de forma natural con el ritmo de los estímulos externos, como las luces parpadeantes, el habla, el tacto o, claro, la música. A esto se le llama sincronización de ondas cerebrales (neural entrainment). 

Las frecuencias de las ondas cerebrales son muy bajas como para poder escucharlas como un solo tono (entre 0,5 y 35 Hz), pero sí se puede conseguir mediante tonos intermitentes, o combinando tonos audibles ligeramente diferentes que juntos generan pulsaciones a la frecuencia deseada, los famosos tonos binaurales. Se ha comprobado experimentalmente que estos tonos inducen cambios en las ondas cerebrales

La sincronización auditiva se está empleando para tratar a pacientes con Parkinson y niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TADH). En personas sanas se ha observado que los tonos binaurales a frecuencias beta mejoran la memoria. En otro estudio, al reproducir tonos en frecuencias theta, que son también las que se producen en la fase del sueño profundo, a los sujetos mientras dormían, aumentó la duración de esa fase del sueño.

No todas las músicas son iguales

Cualquiera que haya ejercido de pinchadiscos en una fiesta, sabe que distintas personas necesitan distintos tipos de música en diferentes momentos. Intuitivamente sabemos que determinados tipos de música de fondo pueden afectar a nuestra capacidad de pensar, concentrarnos y recordar, y se ha comprobado que alguien hablando, o las canciones en las que hay una letra pueden afectar negativamente al rendimiento, aunque estén de fondo y no prestemos atención.  

Sin embargo, los estudios también han comprobado que, en general, la música repetitiva que sigue patrones dentro de un determinado rango tonal, como la música New Age o Mozart puede ayudar a la comprensión y la memoria, mientras que el hip-hop, la música muy acelerada o la música muy lenta de Bach tienen efectos negativos. 

Aquí los gustos personales tienen una gran influencia. Se ha visto que la música que no nos gusta nos puede distraer a la hora de leer y comprender un texto, mientras que la que sí nos gusta no lo hace.  

Hay apps que reproducen música con tonos binaurales mezclados para diferentes propósitos, como Brain.fm o MyNoise, que ofrecen un menú musical para concentrarse, estudiar, calmar el estrés o dormir. También es fácil encontrar estas mezclas en Youtube. Pero no olvides que la música te tiene que gustar para que tu cerebro funcione mejor.  

* Darío Pescador es editor y director de la revista Quo y autor del libro Tu mejor yo publicado por Oberon, y ha escrito este artículo escuchando música con tonos binaurales a 6 Hz.

¿En qué se basa todo esto?