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Sales de magnesio: mejor en pastillas que en el baño

Darío Pescador

4 de septiembre de 2022 21:46 h

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El magnesio está ahí arriba en la tabla periódica, a la izquierda, al lado del sodio y encima del calcio. Este elemento químico es imprescindible para que tu organismo funcione correctamente: regula la función muscular y nerviosa, los niveles de azúcar en sangre y la presión arterial, así como la fabricación de proteínas, huesos y ADN.

Como ocurre con todos los nutrientes, solo se ven los beneficios de tomarlos cuando nos faltan, pero en el caso del magnesio no es tan fácil saber si tenemos una deficiencia. Los signos habituales de deficiencia de magnesio son temblores, espasmos y calambres musculares, que podrían deberse a otras causas. En el peor de los casos, la deficiencia puede incluso provocar ataques o convulsiones, debidos a que la falta de magnesio produce una sobreexcitación de los nervios.

Sin embargo, la deficiencia de magnesio es la segunda más frecuente en los países desarrollados, detrás de la vitamina D. El magnesio se encuentra de forma natural en los frutos secos, las verduras de hoja verde, las legumbres y los lácteos, y en menor medida en los cereales integrales (que por desgracia también contienen antinutrientes que impiden la correcta absorción de este mineral). Por eso la comida procesada, pobre en nutrientes, además del consumo de alcohol y la obesidad y la diabetes, hacen bajar los niveles disponibles de magnesio.

Por eso también el magnesio, en forma de alguna de sus sales, como citrato, óxido, o cloruro de magnesio, se consume con frecuencia como suplemento. Sin embargo, algunas personas han encontrado una forma alternativa que les parece más agradable: darse un baño en sales de magnesio. ¿Puede funcionar?

El magnesio y la piel

Las sales de sulfato de magnesio o sales Epsom, llamadas así por la localidad inglesa donde se descubrieron, se han hecho populares como un remedio para distintas dolencias. En realidad, las mejoras que sí están estudiadas son las que se dan cuando tenemos niveles adecuados de magnesio:

Todos estos estudios tienen algo en común: los beneficios se veían en personas que tenían antes deficiencia de magnesio. Además, todos ellos se basan en tomar suplementos de magnesio (entre 200 y 400 mg al día), no en tomar baños de sales de magnesio.

No hay estudios de calidad que hayan podido comprobar que el magnesio se absorbe a través de la piel, y quizá el motivo es que la piel es un aislante muy efectivo que impide que entren casi todos los compuestos externos. Solo los compuestos con base de aceite pueden penetrar (muy ligeramente en la piel).

La barrera cutánea es especialmente eficaz para impedir que entren sales disueltas en agua. Si fuera así, los baños en el Mar Muerto provocarían la muerte de miles de turistas, ya que sus aguas tienen disueltas cantidades potencialmente tóxicas de cloruros de calcio, potasio y magnesio.  

Todo esto quiere decir que los baños de sales de magnesio no pueden tener ninguna de los beneficios que sí tiene tomar suplementos de magnesio para las personas con deficiencias. Entonces, ¿por qué estas personas que toman baños de sales de magnesio dicen sentir efectos positivos? La mejor explicación es que darse un baño, con magnesio o sin él, nos proporciona algo que la mayor parte de nosotros necesitamos urgentemente: relajación. 

En cualquier caso, si decides tomarte el magnesio en lugar de bañarte en él, las sales Epsom no son una buena idea, ya que tienen efectos laxantes. Busca un suplemento menos agresivo en tu herbolario.

* Darío Pescador es editor y director de la revista Quo y autor del libro Tu mejor yo publicado por Oberon.

¿En qué se basa todo esto?