¿Cuándo es la última vez que te aburriste porque no tenías nada que hacer? Es posible que tengas que remontarte a tu infancia. Según las estadísticas, miramos el teléfono entre 200 y 350 veces al día, hasta una vez cada cuatro minutos mientras estamos despiertos. En nuestra mano tenemos una fuente inagotable de información, novedades y estimulación, que ha convertido el aburrimiento en una imposibilidad.
El acceso a los teléfonos inteligentes conectados a Internet ya alcanza a la mayoría de la humanidad. Las estadísticas indican que ocho de cada diez seres humanos tiene un smartphone, con variaciones regionales que van desde el 95% de los adultos en Corea del Sur frente a un 25% en la India.
Nuestra especie no evolucionó para pasarse el día mirando una pequeña caja brillante, y no es de extrañar que este comportamiento esté teniendo efectos perniciosos. Uno de los más conocidos es el doomscrolling, o la afición a mirar noticias negativas o indignantes en redes sociales, algo que las propias redes refuerzan mediante sus algoritmos, que seleccionan cada vez noticias más terroríficas e indignantes.
En general, el uso excesivo del móvil ha sido asociado a pérdidas de memoria y alteraciones del sueño, tanto por la activación cerebral como por la incidencia de la luz azul de la pantalla en la melatonina. Además, el uso de teléfonos móviles también se relaciona con la ansiedad social y la tendencia a desconfiar de otras personas. También se ha comprobado que se emplean como recurso para distraerse en lugar de ejercer autoregulación emocional, uno de las habilidades cognitivas básicas para vivir en sociedad. Por si fuera poco, nos vuelven más impulsivos y hacen que meditemos menos las decisiones, e incluso producen cambios en la postura y el paso al caminar.
Un día de descanso tecnológico a la semana
Dice la Biblia en el libro del Génesis que el séptimo día Dios terminó lo que había hecho, descansó y bendijo el séptimo día y lo declaró día sagrado. En la cultura judía ortodoxa esto se observa escrupulosamente, y hay un día a la semana, el sabbat, que corresponde al sábado, en el que incluso se prohiben las tareas sencillas como barrer o cocinar.
El sabbat tecnológico o “Tech Shabbat” es un término acuñado en 2010 por el matrimonio formado por Tiffany Shlain y Ken Goldberg, ella, directora de cine y documentales y fundadora de los premios Webby a las mejores páginas de Internet. Él, profesor de ingeniería en Berkeley especializado en robots y artista.
Shlain presentó la idea de la desconexión semanal tras participar en el Día Nacional de la Desconexión, un evento patrocinado en el que se aboga por prescindir de la tecnología durante un día al año, a principios de marzo. También habla de este concepto en su documental de 2011 “Connected: An Autoblogography About Love, Death, & Technology”. Ella misma comenzó a desconectar el móvil cuando a su padre le diagnosticaron un tumor cerebral, para estar presente en sus momentos de lucidez. A partir de ahí se convirtió en un ritual semanal para su familia.
El ritual del sabbat tecnológico
Tiffany Shlain explica en su libro “24/6” cómo proceder con la desconexión semanal: todas las pantallas se apagan durante veinticuatro horas, por ejemplo, desde el viernes por la noche hasta la noche del sábado. Esto incluye cualquier dispositivo con pantalla: teléfonos móviles, tabletas, ordenadores o televisiones.
Hacer desaparecer las pantallas de nuestro entorno puede provocar una sensación de vacío e incluso de ansiedad al principio. Shlain sugiere programar actividades que llenen ese vacío y que permitan establecer una relación diferente con el entorno y las personas que nos rodean. Entre las actividades sugeridas se encuentran la lectura, los paseos, las visitas a nuevos barrios, museos o atracciones, las actividades al aire libre, y el uso de lápiz y papel.
Quienes practican el ritual de la desconexión semanal, dicen haber mejorado las relaciones con sus parejas y familias, experimentan una reducción en los niveles de estrés y en la impulsividad y, en general, una mayor satisfacción con su vida. ¿Te parece muy difícil? Algunas empresas están vendiendo cajas de seguridad con un temporizador para que no puedas acceder a tu móvil durante el tiempo indicado. Radical, pero efectivo.
* Darío Pescador es editor y director de la revista Quo y autor del libro Tu mejor yo publicado por Oberon.
¿En qué se basa todo esto?
- Youths’ Habitual Use of Smartphones Alters Sleep Quality and Memory: Insights from a National Sample of Chinese Students. El uso habitual de teléfonos inteligentes por parte de los jóvenes altera la calidad del sueño y la memoria: Una muestra nacional de estudiantes chinos.
- The Relationship between Social Anxiety, Smartphone Use, Dispositional Trust, and Problematic Smartphone Use: A Moderated Mediation Model. La relación entre la ansiedad social, el uso del smartphone, la confianza disposicional y el uso problemático del smartphone: Un modelo de mediación moderada.
- Exploring the Dimensions of Smartphone Distraction: Development, Validation, Measurement Invariance, and Latent Mean Differences of the Smartphone Distraction Scale (SDS). Explorando las Dimensiones de la Distracción con el Smartphone: Desarrollo, validación, invariabilidad de la medida y diferencias medias latentes de la escala de distracción con el teléfono inteligente (SDS).
- Does excessive use of smartphones and apps make us more impulsive? An approach from behavioural economics. ¿El uso excesivo de smartphones y aplicaciones nos hace más impulsivos? Un enfoque desde la economía del comportamiento.
- The impact of smartphone use on gait in young adults: Cognitive load vs posture of texting. El impacto del uso del smartphone en la marcha de los adultos jóvenes: La carga cognitiva frente a la postura para enviar los mensajes de texto