No hay casa en la que falte el bicarbonato de sodio, comúnmente conocido como “bicarbonato”. No obstante, su lugar suele estar en el armario de las medicinas, cuando por sus usos tradicionales tal vez debería encontrarse en muchos otros anaqueles. De hecho, es uno de los productos con mayor volumen de venta en droguerías, y no solo para hacer mezclas químicas.
El bicarbonato de sodio es un compuesto químico en forma de una sal que se presenta en un polvo fino y cristalino de color blanco. Tiene diversidad de usos gracias a sus propiedades químicas y físicas. Es versátil, fácil de usar y se encuentra en muchos lugares. Lo debes tener en casa porque te quitará de más de un apuro. Los más destacados son en el uso culinario y también contra la acidez, entre otros.
La razón es que sus posibles utilidades son múltiples y como hemos establecido van desde la cocina a la limpieza o incluso la cosmética y la higiene. A continuación te relatamos doce usos alternativos y curiosos que puedes dar a tu frasco de bicarbonato y que van más allá de tomártelo cuando tienes acidez de estómago para que neutralice los ardores que te produce el ácido clorhídrico de los jugos gástricos.
Por sus propiedades como sustancia alcalina, que reacciona con los ácidos produciendo agua y CO2, es muy útil para neutralizar el pH ácido que se produce durante la cocción de las hortalizas y que proporciona un ambiente ideal para la oxidación de productos que dan color a la verdura. El poder reductor del bicarbonato los protege; basta con verter una cuchara de café en el agua.
Precisamente la misma reacción de neutralización de los ácidos comentada, que es la que usamos cuando tenemos ardor, tiene aplicaciones en repostería. El gas de la fermentación es el que hace que la masa de harina sea esponjosa. Así, mezclaremos con la masa un par de cucharadas de yogur -mejor si está caducado- con bicarbonato revuelto. De este modo el gas que produce el bicarbonato al neutralizar el ácido láctico del yogur nos dará una buena levada.
La salsa de tomate casera tiende a quedar ácida, por lo que se precisa neutralizarla para mejorar su sabor. Algunas personas le añaden azúcar para disimular la acidez, pero es una idea más sana añadir una pizca de bicarbonato de sodio y remover para que se neutralicen los ácidos. De paso contribuimos a que la salsa dure más.
Este es un uso de ahorro curioso pero sencillo y práctico cuando tenemos una partida de yogur que nos ha caducado en la nevera y queremos recuperarlos, ya que no pierden sus cualidades nutricionales por estar caducados. Simplemente bastará con mezclar bicarbonato como si fuera azúcar para que desaparezca la acidez. Con una pizca hay suficiente, evitando así que nos altere el sabor. Solo aplicar a yogures caducados que estén en buenas condiciones sanitarias y de conservación, por descontado.
A muchas personas les molesta la textura de la cebolla en la tortilla de patatas, por ejemplo, aunque les gusta el sabor que le confiere. Una idea para evitarla es rallar la cebolla y dorarla en aceite añadiendo un pellizco de bicarbonato de sodio, que terminará por romper los tejidos de la cebolla, dejándola como una pasta uniforme.
El uso blanqueador de los dientes es un uso que los dentistas siguen dándole al bicarbonato, si bien con cautela porque puede producir alergias en las encías y además resulta abrasivo, por lo que debe limitarse su empleo a un par de veces al mes. Basta con hacer una pasta con agua y ponerla en el cepillo para cepillarse adecuadamente. Notaremos una mejora en las manchas superficiales más recientes, aunque tampoco esperemos milagros.
De nuevo su efecto neutralizante de ácidos puede ser útil para combatir el mal olor corporal en verano y en cualquier época del año, y evitar así los componentes más polémicos de los desodorantes. El bicarbonato neutraliza los ácidos volátiles producto de la fermentación por parte de las bacterias de la dermobiota, eliminando así malos olores. Basta con espolvorearnos la axila húmeda.
El bicarbonato puede funcionar para eliminar el moho del baño de una forma sana y segura; nos referimos al que se sitúa en las juntas de yeso y es tremendamente resistente. Para ello nos bastará con hacer dos mezclas. La primera será de agua con vinagre y la segunda de tres partes de bicarbonato y una de agua oxigenada. Aplicaremos primero el agua avinagrada y dejaremos que empape el yeso. Luego pondremos la pasta con bicarbonato y frotaremos. Seguidamente pasaremos agua.
El bicarbonato también puede usarse para limpiar metales preciosos, especialmente oro y plata, ya que es un poderoso desincrustante. Se hace una pasta de agua y bicarbonato de sodio, y con un cepillo de dientes se frota la mezcla sobre la superficie. Después se pasa un paño seco y quedarán brillantes, casi como el primer día.
Por la misma razón explicada en el apartado superior se utiliza espolvoreando la base de los hornos donde rezuman los jugos de carnes y verduras asadas tipo escalivada y dejan costra. Una vez espolvoreada, se aplica agua con un difusor, o salpicando, sobre la mezcla y se deja toda la noche. También se puede usar en microondas.
Entre los otros usos que debes conocer del bicarbonato de sodio está el tratamiento de la piel. Se suele utilizar también para exfoliarla y así hacer que esta esté mucho más suave y libre de impurezas. Usarlo es bien fácil: hay que humedecer la zona a tratar, aplicar un poco de bicarbonato, masajear y ya está. Con aplicarlo durante una vez por semana hay suficiente. Comprueba primero que no tengas posibles alergias.
Es normal que, especialmente en verano, los mosquitos hagan acto de presencia y nos piquen. Por esto una solución para evitar esta picazón una vez ya nos han picado es aplicar el bicarbonato de sodio sobre la picadura. Puede resultar eficaz para aliviar estas molestias. Basta con realizar una mezcla de bicarbonato y agua, y aplicarla sobre la zona de la piel que nos pica.
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