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Las diez claves para elegir la maleta de cabina de avión perfecta

Aunque saquemos este artículo aprovechando la llegada del verano, es realmente útil para cualquier época del año, pues ya sea por trabajo o por una escapada en un puente, es muy posible que en cualquier fecha nos veamos abocados a realizar un viaje de corta duración en avión en el que no nos merezca la pena tener que facturar equipaje y por tanto nos baste con una maleta de cabina, la clásica de medidas 55 x 40 x 20 centímetros que aceptan las compañías más estrictas, sobre todo las de vuelos low cost.

Sin embargo, elegir una maleta de estas características no es una tarea tan sencilla como a priori pueda aparentar. Por supuesto interviene el precio, y cuanto más caras resulten, mejor preparadas estarán en materiales y diseño. No obstante, si se miran y ponderan bien las siguientes diez claves por encima de otras como la marca o el diseño, es posible que encontremos la maleta óptima por debajo del precio que indican las de tope de gama. A veces lo barato no sale tan caro si se estudia bien lo que se compra.

1. El material

Existen numerosos tipos de material y la calidad viene bastante reflejada en el precio, pero hay variedad donde elegir y todo dependerá de si queremos una maleta para un uso intensivo o muy ocasional, así como si nos vamos a mover con ella en el punto de destino o vamos a permanecer fijos.

Para empezar tenemos las maletas de textil, con precios más asequibles pero con el inconveniente de que pueden ser permeables al agua y ello las puede afectar si permanecen mucho rato expuestas a la lluvia, por ejemplo, en el aeropuerto. No obstante si tienen un barniz adicional en PVC quedarán impermeabilizadas.

Otro rango son el policarbonato y el polipropileno, materiales rígidos y consistentes que protegen la maleta de golpes y rasguños en los aeropuertos donde haya el personal de handing menos cuidadoso, aunque en casi ninguno suelen serlo. Son más caras, lógicamente, pero cuentan con la ventaja de ser totalmente impermeables.

Ideales para uso intensivo si además se lleva material sensible, como ordenadores, tabletas, etc. Cuidado porque hay maletas rígidas que son de ABS (Acrilonitrilo butadieno estireno) y tienen un precio muy asequible, pero su rigidez no se refleja en una eventual resistencia a golpes y arañazos.

2. ¿Rígida o flexible?

Como ya se ha dicho, el policarbonato y el polipropileno son los dos principales materiales de las maletas rígidas, pero también son los que dan los mayores precios. Como desventaja está el que son poco cómodas para desplazarse con ellas fuera de ambientes urbanos.

Son buenas para viajes de negocios, malas para escapadas con desplazamientos, a no ser que sean viajes organizados. En este último caso pueden resultar ideales porque las estaremos cargando y descargando continuamente en aviones, autobuses, etc., y sufrirán muchos golpes que deberán resistir.

Si lo que queremos es algo para escapadas esporádicas o para trote entre urbano y rural, una maleta flexible es la mejor solución, porque además se puede adaptar según lo llena que vaya a la cabina del avión reduciendo su volumen. También será más cómoda de transportar si tenemos que hacer recorridos a pie.

Por ejemplo llevándola en modo mochila si incorpora los asideros, un elemento muy interesante en estos casos. Si es flexible seguramente será de textil; debemos asegurarnos de que este impermeabilizada así como de que incorpore elementos protectores de plástico rígido en aquellas partes que puedan chocar con el suelo.

3. Las ruedas

Incluso en el caso de maletas flexibles tipo mochila es 100% recomendable que incorporen ruedas por el simple motivo de que es cómodo no tener que andar siempre cargando la maleta: nuestra espalda nos lo agradecerá. Por otro lado, las ruedas deben acomodarse al tipo de maleta, no todas valen.

Las rígidas suelen llevar cuatro ruedas que giran además sobre un eje vertical. Son muy cómodas cuando llevamos mucho peso, lo que no suele ser habitual. En otros casos resultan liosas sobre pavimentos irregulares y tienen a trabarse. Son más para maletas grandes.

Lo ideal son las dos ruedas fijas traseras que giran sobre le mismo eje y van insertadas en la maleta, con lo que no roban volumen. Aunque el traqueteo que hacen es muy ruidoso, permiten desplazamientos en pavimentos irregulares y no se traban con la suciedad. Adicionalmente si la rueda es de goma, amortigua mejor el traqueteo pero se gasta mucho antes. Por otro lado, el traqueteo tiene a hacer vibrar los tornillos de la maleta, sobre todo de la barra telescópica, con riesgo de que salten.

4. La barra telescópica

Es otro must de una buena maleta; no puede faltar y la medida ideal es un metro o superior. Forma un solo esqueleto con las ruedas que nos ayudará a desplazar el equipaje sin esfuerzo. Hay que mirar que en plena extensión la barra sea estable y rígida, de modo que no haya posibilidades de que se rompa. Mucho mejor si es una barra doble que única, ya que permitirá apoyar bolsos o maletines de ordenador sobre ella y será además más estable ante volteos y torsiones al circular por firmes irregulares.

5. Los tornillos de ajuste

Se sitúan sobre todo en la barra y con las vibraciones del traqueteo tienden a soltarse. Para apretarlos de nuevo, interesa que la muesca de la cabeza sea de tipo Phillips, es decir en estrella, ya que así podemos volver a enroscar con la punta de una llave. Si es de tipo Allen (hexagonal) debemos asegurarnos de disponer de una llave de esta clase a la medida del tornillo. Un tornillo flojo puede saltar e inutilizarnos una barra o un asa.

6. Las hebillas de la cremallera

Las hebillas de las cremalleras idóneas deben ser de metales resistentes a torsiones para evitar que se rompan. Deben además contar con orificios coincidentes para poder pasar un candado que asegure el cierre a manos codiciosas y deshonestas.

7. La compartimentación interior

Las maletas rigidas muchas veces carecen de una buena compartimentación interior cuando lo cierto es que es muy interesante poder separar en compartimentos los distintos artículos que llevaremos de equipaje: ordenadores, ropa, material de aseo, libros, libretas, zapatos, etc. Cuantos más compartimentos, siempre que estén bien pensados, mejor.

8. El acolchado

En el caso de las maletas flexibles no basta con los compartimentos sino que es ideal contar con zonas acolchadas para proteger ordenadores o tabletas de golpes.

9. Las asas

Allá donde las ruedas no puedan rodar, o a la hora de manipular la maleta, un buen juego de asas laterales y frontales puede sernos muy útil para transportar el equipaje. Cuantas más, mejor y si la maleta tiene asideros traseros para llevarla en modo mochila, ya se convierte en ideal.

10. El volumen real

Algunas maletas cumplen con las dimensiones de cabina (55 x 40 x 20 centímetros) pero muestran un menor volumen, ya sea porque incorporan ruedas que sobresalen o bien porque su compartimentación no está bien diseñada. Otras, en cambio, no solo dan el volumen interno real de unos 30 litros, sino que tienen la opción de hacer la maleta ampliable abriendo una cremallera, con lo que suelen regalar 9 litros adicionales, para compañías menos estrictas.

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