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Vinagre, bicarbonato, limón o amoniaco: qué puedes mezclar y qué no al hacer un limpiador casero

Productos de limpieza.

Martín Frías

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Los limpiadores caseros se han puesto de moda en las redes sociales, no por su mayor efectividad, sino, sobre todo, por ser más amigables con el medio ambiente y, en muchos casos, más económicos que los productos comerciales. 

Ingredientes como el vinagre, el bicarbonato de sodio, el limón, la lejía y el amoniaco, presentes en la mayoría de los hogares, suelen ser los más utilizados. Cada uno tiene propiedades únicas que los hacen adecuados para diferentes tareas de limpieza en el hogar. Sin embargo, el secreto está en mezclarlos con conocimiento de causa para ganar efectividad y evitar peligros —esas mezclas indebidas que pueden ocasionar accidentes—.

Vinagre y bicarbonato

Uno de los limpiadores caseros más conocidos es el que combina vinagre blanco y bicarbonato de sodio. Esta mezcla es famosa por su capacidad para eliminar manchas, desatascar desagües y limpiar superficies difíciles como las encimeras o el interior de los electrodomésticos. El bicarbonato de sodio es ligeramente abrasivo, lo que permite una limpieza física, mientras que el vinagre, al ser ácido, actúa descomponiendo las partículas de suciedad. Al mezclarlos, se produce una reacción efervescente que ayuda a aflojar la suciedad y desodorizar. Este limpiador es especialmente útil para eliminar residuos en fregaderos o como desengrasante en la cocina, aunque es importante destacar que la mezcla de vinagre y bicarbonato pierde parte de su efectividad una vez que la reacción inicial ha pasado, ya que el bicarbonato neutraliza la acidez del vinagre, por lo que lo ideal es usar la mezcla rápidamente. 

Limón y vinagre

El limón contiene ácido cítrico, lo que lo convierte en un excelente desinfectante y blanqueador natural. Se utiliza en la limpieza de baños, cocinas y en la eliminación de olores. Por ejemplo, frotar medio limón sobre una tabla de cortar ayuda a eliminar bacterias y malos olores. Combinado con vinagre, el limón potencia sus efectos desinfectantes, creando una solución ideal para limpiar vidrios y espejos. Esta mezcla deja las superficies brillantes y sin manchas gracias al poder desengrasante del vinagre y el frescor del limón. Además, esta fórmula es ideal para eliminar los depósitos minerales que se acumulan en grifos o duchas debido a la dureza del agua.

Bicarbonato y agua oxigenada

El bicarbonato de sodio es un ingrediente que puede combinarse con muchos otros elementos sin problemas. Por ejemplo, es común ver la mezcla de bicarbonato con agua oxigenada para la limpieza de superficies delicadas o para eliminar manchas en telas. Esta combinación tiene la ventaja de ser lo suficientemente suave para no dañar las superficies, pero lo bastante potente como para desinfectar y eliminar manchas difíciles. También se puede utilizar para limpiar joyería o blanquear ropa, siempre y cuando se utilice con moderación.

Perborato y vinagre

El perborato de sodio es un agente blanqueador y desinfectante muy útil en limpiadores caseros. Para la ropa, puede añadirse una o dos cucharadas en la lavadora junto con el detergente, ya que libera oxígeno y elimina manchas, especialmente en agua caliente. En superficies como azulejos o encimeras, una cucharada de perborato disuelta en un litro de agua caliente crea un limpiador multiusos eficaz, que desinfecta y blanquea. También puede usarse para eliminar manchas de tapicerías y alfombras, siempre comprobando previamente su compatibilidad con el tejido. Si se mezcla con vinagre blanco resulta aún más eficaz para la limpieza de bañeras, inodoros y fregaderos. Aunque el vinagre es ácido y el perborato funciona mejor en ambientes alcalinos, esta combinación es útil porque el vinagre ayuda a eliminar la acumulación de sarro mientras que el perborato blanquea y desinfecta. Se debe aplicar la mezcla y deja actuar unos minutos antes de frotar y enjuagar.

Lejía, solo con agua

La lejía en su forma pura es una solución de cloro y un desinfectante muy eficaz, especialmente en la limpieza de baños y en la eliminación de moho o hongos. Sin embargo, siempre debe usarse con cuidado. Aunque muchas personas optan por diluirla en agua para limpiar superficies, es importante recordar que la lejía nunca debe mezclarse con ningún ácido, como el vinagre o el jugo de limón, debido a que la reacción produce ácido hipocloroso, y a continuación cloro gaseoso, muy corrosivo y tóxico si se inhala. 

El amoniaco, solo con agua o alcohol

El amoniaco es un limpiador fuerte y efectivo, especialmente para la eliminación de grasa y suciedad pegada en superficies como hornos o campanas extractoras. Su uso en estado puro es suficiente para desengrasar y limpiar vidrios sin dejar rayas, y puede mezclarse con alcohol de limpieza a partes iguales para obtener mejores resultados. Sin embargo, mezclar amoniaco con lejía también resulta en la liberación de cloramina, una sustancia química tóxica por inhalación y muy irritante para el sistema respiratorio.

Limpiadores caseros: reutiliza y ahorra

Muchos de estos limpiadores caseros son tan eficaces o más que los comerciales, y más respetuosos con el medio ambiente. En lugar de comprar productos de limpieza en el supermercado y aumentar el uso de envases de plástico y generar más desechos, podemos reciclar esas botellas de espráis para rellenarlas con nuestros limpiadores caseros y etiquetarlas con su uso: baño, cristales, cocina, suelos, etc. Nuestro bolsillo y el medio ambiente nos lo agradecerán.

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