Opinión y blogs

Sobre este blog

El futuro de la legislatura

11 de mayo de 2021 22:31 h

0

La continuidad de la legislatura estatal se está decidiendo estos días en el proceso de investidura de Pere Aragonès como president de la Generalitat, que, como doy por supuesto que el lector sabe, está en el aire. Tanto, que en este momento no sabemos con seguridad si la presidenta del Parlament está dispuesta a convocar una sesión de investidura, si el candidato no puede acreditar que ha conseguido alcanzar pactos con otros partidos que le garanticen el éxito de la operación, sea en la primera votación con mayoría absoluta, sea en la segunda con mayoría simple. 

La presidenta se podría escudar en que ERC no fue el partido político que ganó las elecciones, ya que el PSC/PSOE fue el partido más votado y su candidato, Salvador Illa, ha reivindicado lo que él entiende que es su derecho a presentar ante el Parlament su programa de gobierno. En la primera sesión de investidura la Presidenta podía argumentar que el candidato de ERC ofrecía prima facie más posibilidades de articular una mayoría, ya que los partidos nacionalistas habían obtenido conjuntamente una mayoría absoluta de escaños y también en votos. En consecuencia, podía dar cobertura con este argumento a la preterición del candidato que había quedado primero en las preferencias de los electores.

Pero en una hipotética segunda sesión de investidura ya no podría hacer descansar su decisión en dicha argumentación. En consecuencia, podría exigir al candidato de ERC que le proporcionara indicios de que puede realmente ser investido President de la Generalitat. En el caso de que así no fuera, puesto que el reloj de la legislatura empieza a andar con la celebración de la primera sesión de investidura, que ya se ha producido, la presidenta podría dejar que llegara el día 26 y se produjera la disolución automática del Parlament y la convocatoria de nuevas elecciones.

Con el resultado que arrojaron las urnas el 14 de febrero, entregarle la presidencia del Parlament a Laura Borràs suponía para ERC correr un gran riesgo, ya que dejaba en sus manos la administración del calendario inicial de la legislatura. Ahora mismo es JuntsxCat quien tiene en sus manos la decisión de la convocatoria de una segunda sesión de investidura o la celebración de elecciones. Y puede maniobrar de diversas maneras para desgastar al candidato de ERC, sea cual sea la decisión que tome.

Todavía queda tiempo para que ERC y JuntsxCat cierren un acuerdo de investidura e incluso de un gobierno de coalición. Tras las elecciones de 2015 también pareció inevitable la disolución automática del Parlament ante la imposibilidad de investir como president a Artur Mas, y se alcanzó sin embargo un acuerdo en el último minuto con la investidura de Carles Puigdemont. En aquel momento la investidura de un president para evitar la repetición de elecciones parecía más imposible de lo que lo parece la investidura ahora mismo. Y sin embargo, se produjo. ¿Por qué no va a suceder lo mismo de nuevo?

Es verdad que tras las elecciones de 2015 fue el veto de las CUP a Artur Mas lo que imposibilitó la operación de investidura. ERC y Convergència concurrieron unidos bajo las siglas JuntsxSí y, en consecuencia, una vez que se levantaba el veto de la CUP con la renuncia de Artur Mas, la formación de gobierno estaba garantizada. Tras estas elecciones de 2021, el problema es la falta de acuerdo entre ERC y JuntsxCat, tras un enfrentamiento permanente entre ambos en la pasada legislatura con Quim Torra como president. 

De cómo se despeje la incógnita de si va a haber investidura y de cómo va a ser el gobierno que puede constituirse a continuación, dependerá que siga operativa la mayoría de investidura que permitió a Pedro Sánchez la formación del primer Gobierno de coalición o que deje de estarlo. 

Las elecciones para la Asamblea de Madrid del pasado 4 de mayo han provocado un terremoto de magnitud considerable, cuyas consecuencias todavía no podemos conocer con precisión. Pero desde la perspectiva de la continuidad de la legislatura estatal no han significado prácticamente nada. 

La investidura del president y la formación del Govern de la Generalitat de Catalunya, dependiendo de como se produzca, sí puede acabar haciendo imposible la continuidad de la legislatura. Si el Govern que se constituya tiene como objetivo prioritario plantearle al Gobierno de la Nación exigencias a las que este no puede dar una respuesta positiva, no habrá manera de darle continuidad a la legislatura. 

Este es uno de los puntos de discordia, tal vez el punto de discordia de mayor entidad entre ERC y JuntsxCat en este proceso de investidura. De como lo resuelvan, dependerá que el Gobierno presidido por Pedro Sánchez pueda continuar dirigiendo políticamente el país. 

La continuidad de la legislatura estatal se está decidiendo estos días en el proceso de investidura de Pere Aragonès como president de la Generalitat, que, como doy por supuesto que el lector sabe, está en el aire. Tanto, que en este momento no sabemos con seguridad si la presidenta del Parlament está dispuesta a convocar una sesión de investidura, si el candidato no puede acreditar que ha conseguido alcanzar pactos con otros partidos que le garanticen el éxito de la operación, sea en la primera votación con mayoría absoluta, sea en la segunda con mayoría simple. 

La presidenta se podría escudar en que ERC no fue el partido político que ganó las elecciones, ya que el PSC/PSOE fue el partido más votado y su candidato, Salvador Illa, ha reivindicado lo que él entiende que es su derecho a presentar ante el Parlament su programa de gobierno. En la primera sesión de investidura la Presidenta podía argumentar que el candidato de ERC ofrecía prima facie más posibilidades de articular una mayoría, ya que los partidos nacionalistas habían obtenido conjuntamente una mayoría absoluta de escaños y también en votos. En consecuencia, podía dar cobertura con este argumento a la preterición del candidato que había quedado primero en las preferencias de los electores.