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Tenemos un grave problema con el PP de Pablo Casado

9 de octubre de 2021 21:06 h

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La Convención cerrada el fin de semana pasado en Valencia por Pablo Casado ha puesto de manifiesto que no es solamente la derecha española la que tiene un problema con el PP, sino que lo tiene el conjunto del sistema político español. 

No hay sistema político democrático que pueda operar sin una oposición con entidad que suponga un contraste frente a la acción de gobierno ante la opinión pública y que dé garantías a dicha opinión de que existe una alternativa para la dirección política del país.

La convención, según se nos ha dicho, ha sido preparada minuciosamente a lo largo de varios meses por Pablo Casado con la finalidad de reafirmar y relanzar su liderazgo en lo que queda de legislatura. Ha sido pensada, o al menos así se nos ha transmitido, como el primer acto de la campaña de las próximas elecciones generales sean estas cuando sean. Pedro Sánchez ya es el pasado, aunque todavía no lo sepa. El futuro es el PP de Pablo Casado. En estos términos se expresó el presidente del PP en la entrevista que le hizo el telediario de la primera cadena de TVE.

Siendo esto así, ¿cómo es posible que las figuras estelares de la Convención hayan sido Ignacio Camuñas, Mariano Rajoy, Nicolas Sarkozy, Aleix Vidal Quadras, José María Aznar, Mario Vargas Llosa e incluso la sombra de Francisco Camps a las puertas de la plaza de toros de Valencia? Son todas personas que, de tener que decir algo, tendrían que hacerlo en sus “memorias”, pero nada más. Representan el pasado de la derecha  con todas sus luces, pero, sobre todo, con todas sus sombras, singularmente en el terreno de la corrupción. En lo que al presente y al futuro se refiere ninguno de ellos tiene nada que decir. Lo han acreditado en sus intervenciones de manera estruendosa. 

El desarrollo de la Convención produce perplejidad primero e inquietud inmediatamente después. ¿Es eso lo que la derecha española tiene que ofrecerle al país? ¿Necesita Pablo Casado el aval y el mensaje de las personas que he mencionado en el párrafo anterior para sentirse seguro como candidato a la presidencia del Gobierno? ¿Comparte Pablo Casado la interpretación de la Guerra Civil de Ignacio Camuñas, o la del Estado de las Autonomías de Vidal Quadras, o de la lucha contra la corrupción de Rajoy, Sarkozy, Aznar y Camps, o la tesis de Vargas Llosa de que lo importante no es votar en libertad, sino votar “bien”? ¿Es a partir de dichas intervenciones como va a construir un programa para las próximas elecciones generales?

Lo preocupante de la Convención es que parece que Pablo Casado no tiene ni una sola idea personal y que tiene que recurrir al pasado de la derecha española con algunas incursiones europeas e iberoamericanas, que deberían avergonzarlo. Parece que esto es todo lo que el PP tiene que ofrecerle a la sociedad española. Si a lo largo de varios meses de preparación este es el mensaje con el que el PP pretende presentarse ante los ciudadanos para que confíen en él para dirigir el país, es para que todos los ciudadanos estemos preocupados. No solamente los ciudadanos de derecha, sino todos.

A nadie se le oculta que estamos en un momento políticamente decisivo en todo el mundo, pero de manera muy especial en España y la Unión Europea. En el futuro inmediato va a resultar imprescindible renegociar el contrato social en cada uno de los Estados miembros de la Unión Europea así como en el conjunto de todos ellos. Los indicadores de que tiene que ser así se van acumulando.

En estos dos próximos años se tienen que dibujar los proyectos de futuro para España y para Europa que se van a ofertar a los ciudadanos en las próximas elecciones. El PP ha confesado en la Convención que no tiene nada que ofertar. Me temo que lo único que cabe esperar es que el PP intente embarrar el terreno de juego para que no exista una competición electoral propiamente dicha, en la que puedan confrontarse programas alternativos.

En lo que queda de 2021 lo vamos a comprobar en el Congreso de los Diputados cuando tenga que discutirse el Proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado. El tono del debate va a ser el tono para el resto de la legislatura y las próximas elecciones.

Es lo que hay.     

La Convención cerrada el fin de semana pasado en Valencia por Pablo Casado ha puesto de manifiesto que no es solamente la derecha española la que tiene un problema con el PP, sino que lo tiene el conjunto del sistema político español. 

No hay sistema político democrático que pueda operar sin una oposición con entidad que suponga un contraste frente a la acción de gobierno ante la opinión pública y que dé garantías a dicha opinión de que existe una alternativa para la dirección política del país.