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Las mentiras de Núñez Feijóo y la verdad de Óscar Puente

1 de octubre de 2023 22:19 h

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Sobre las mentiras de Alberto Núñez Feijóo se han escrito varios artículos en diferentes medios de comunicación. El de Ignacio Escolar me ha parecido el más completo y el más didáctico. No voy a añadir, en consecuencia, nada a lo que se ha dicho ya.

La mención de las mentiras en el título tiene como finalidad subrayar que, en la intervención del portavoz del PSOE, Óscar Puente, no se incluyó ninguna. Si hubiera incluido alguna, el candidato Núñez Feijóo habría sido advertido por alguien de su equipo y se habría lanzado a degüello contra él. Pero no pudo hacerlo, porque no había ninguna. Han pasado ya varios días y nadie ha podido descubrir alguna. Los reproches que se han hecho no guardan relación alguna con la veracidad del discurso. A los que pensamos que la verdad es importante en política no debemos dejarlo de lado.

Además de seguir el debate, leí al día siguiente las trece páginas dadas a conocer por la oficina de prensa del PSOE, en las que se reproducía tanto la intervención inicial del portavoz socialista como su réplica a la respuesta del candidato a presidente Núñez Feijóo. Recomiendo a los lectores que lo hagan. Leídas tranquilamente, sin el ruido que las acompañó por los diputados del PP, se comprueba que, ni en el fondo ni en el estilo con que están escritas, hay nada que no encaje plenamente en los usos parlamentarios. A lo que Núñez Feijóo no supo contestar no fue a una serie de insultos, sino a una serie de afirmaciones y argumentaciones bien construidas, que dibujaban lo que había sido la trayectoria del candidato desde el día en que fue propuesto por el Rey, hasta el día de su presentación en el Congreso de lo Diputados.

El problema del candidato Núñez Feijóo en el debate de investidura ha sido él mismo. Su partido estuvo presionando al Rey para que anunciara, incluso antes de la constitución de las Cortes Generales, su propuesta como candidato, algo imposible, ya que el Rey tiene que hacer la propuesta a través del presidente o presidenta del Congreso de los Diputados y, en consecuencia, no puede hacerla hasta después de la constitución del órgano y de la elección de su presidente o presidenta y demás miembros de la Mesa. Una vez que lo hubo propuesto, solicitó a la presidenta un plazo amplio para intentar articular una mayoría parlamentaria y no hizo prácticamente nada para conseguirlo. El día en que el Rey lo propuso tenía los mismos apoyos que el día en que se presentó ante el Congreso de los Diputados. Núñez Feijóo ha jugado a la investidura.

Para no blanquear esta farsa, el presidente de Gobierno en funciones decidió no ser el portavoz del PSOE. No podía con su intervención reconocer la falsa candidatura de Núñez Feijóo. Pedro Sánchez era el único que no podía participar en la comedia en que, entre el Rey y Núñez Feijóo, habían convertido esta sesión de investidura. Ese ha sido un gran acierto constitucional del presidente en funciones. Si ustedes no se toman en serio la Constitución, yo sí. Esto no es hacer una sesión de investidura, sino jugar a que se está haciendo dicha sesión. Con el presidente del Gobierno no se puede contar para ello.

Óscar Puente con su intervención no hizo más que completar la denuncia del fraude constitucional que suponía la no intervención de Pedro Sánchez. Si ven otra vez o leen su discurso, verán que no hizo más que poner al candidato Núñez Feijóo ante el espejo y enumerar las contradicciones en que había incurrido a lo largo del mes que duró su candidatura. Que si había ganado las elecciones y que tenía derecho a ser presidente por ser quien encabezó la lista más votada, que no iba a ser presidente porque se negaba a aceptar el chantaje de Junts, como si Vox no existiera…

Cuando el portavoz del PSOE lo puso frente a sus propias palabras y le recordó, de paso, sus ocho años, ocho, de amistad con un conocido narcotraficante cuando él ya era una persona relevante en el PP y en la Administración gallega, el candidato Núñez Feijóo, en lugar de aprovechar la ocasión para dar una explicación convincente de su conducta durante esos años, se le mudó la color y estuvo a punto de no subir a la tribuna para darle la respuesta. En todo caso, no se atrevió a volver a subir en el turno de dúplica. 

Nadie en el PP, ni el presidente Núñez Feijóo ni nadie, ha sido capaz de dar respuesta al discurso de Óscar Puente. Únicamente lo han insultado dentro del Congreso y fuera del mismo. Es la primera vez en todas las investiduras hasta la fecha en la que el portavoz de un partido es agredido en el momento en que se subía al medio de transporte que debía trasladarlo al Congreso para la votación definitiva. 

En cualquier caso, ya se ha puesto fin al espejismo Núñez Feijóo y entramos en la investidura de verdad. El Rey va a poder cumplir correctamente con la tarea que tiene constitucionalmente encomendada y el candidato propuesto va a ser un candidato de verdad, lo que no quiere decir que vaya a ser confirmado por la mayoría absoluta del Congreso de los Diputados. Lo será o no lo será, pero no estaremos ante un “juego”, sino ante un intento serio de configurar una mayoría parlamentaria de investidura.  

Sobre las mentiras de Alberto Núñez Feijóo se han escrito varios artículos en diferentes medios de comunicación. El de Ignacio Escolar me ha parecido el más completo y el más didáctico. No voy a añadir, en consecuencia, nada a lo que se ha dicho ya.

La mención de las mentiras en el título tiene como finalidad subrayar que, en la intervención del portavoz del PSOE, Óscar Puente, no se incluyó ninguna. Si hubiera incluido alguna, el candidato Núñez Feijóo habría sido advertido por alguien de su equipo y se habría lanzado a degüello contra él. Pero no pudo hacerlo, porque no había ninguna. Han pasado ya varios días y nadie ha podido descubrir alguna. Los reproches que se han hecho no guardan relación alguna con la veracidad del discurso. A los que pensamos que la verdad es importante en política no debemos dejarlo de lado.