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Con este Parlamento británico no hay Brexit
Es probable que muchos de los lectores recuerden que Theresa May, que disponía de una mayoría no muy holgada, pero de una mayoría clara, en la Cámara de los Comunes, decidió convocar elecciones anticipadas, con la finalidad de obtener una mayoría más amplia y poder negociar la salida de la UE con mayor autoridad. Sus expectativas no se cumplieron y la autoridad de Theresa May quedó disminuida. Su propuesta sería derrotada en tres ocasiones, provocando su dimisión y sus sustitución por Boris Johnson.
En esta misma Cámara de los Comunes es en la que el nuevo primer ministro tiene que conseguir la aprobación de su plan y todo parece indicar que no va a ser así. En el día de ayer, martes, no se aprobó el plan propuesto por Boris Johnson, sino que se aprobó simplemente la “toma en consideración” del mismo. La aprobación se producirá o no se producirá cuando se conozcan los detalles del plan para hacer efectiva la salida de la UE.
Boris Johnson no parece dispuesto a presentar ante la Cámara los Proyectos de ley a través de los cuales se ejecutaría el plan. Dicha presentación supondría que se tendría que abrir un plazo de presentación de enmiendas y que únicamente, tras el debate parlamentario pertinente, se procedería a la votación del mismo. Una vez fracasada su pretensión de que se aprobaran en dos días dichos proyectos de ley, sin abrir plazo de presentación de enmiendas y un debate sobre las mismas, se ha dejado en suspenso la tramitación del plan, sin que haya indicación de que se va a levantar dicha suspensión de manera inmediata.
Hoy, miércoles, ha tenido lugar un encuentro de Boris Johnson y Jeremy Corbyn con sus máximos asesores políticos y parlamentarios, con la finalidad de pactar el procedimiento para tramitar el plan de salida de la UE. El encuentro ha acabado con un total desacuerdo, ya que el primer ministro se ha negado a aceptar la propuesta del líder laborista de habilitar un plazo para la tramitación parlamentaria de la legislación de implementación del plan de salida, procediéndose inmediatamente después a la celebración de elecciones.
Boris Johnson no parece dispuesto a someter su plan a debate, porque parece estar persuadido de que le ocurriría lo mismo que le ocurrió a Theresa May con el suyo. Su apuesta es la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones de la manera más inmediata posible. Lo que pretende es evitar el desgaste que supondría para él que su plan con toda la legislación necesaria para hacerlo efectivo fuera derrotado en una votación parlamentaria.
El Reino Unido sigue en la misma situación en que se encontraba con Theresa May como primera ministra. No hay mayoría parlamentaria para el Brexit y no se puede aprobar la salida de la UE sin dicha mayoría.
Puesto que Boris Johnson necesita que la decisión de disolver la Cámara y convocar nuevas elecciones sea aprobada por una mayoría de dos tercios, no podemos saber en qué momento puede producirse la disolución y la consiguiente celebración de elecciones. En los próximos días o semanas veremos como se despeja esta incógnita y de qué forma se ejecuta.
En todo caso, lo que parece cada vez más claro es que dichas elecciones girarán en torno al Brexit mucho más que las últimas que convocó Theresa May. En aquellas la decisión de abandonar la UE no se puso en cuestión. Se trataba simplemente de disponer de una mayoría más amplia, para que el Partido Conservador pudiera definir con los menores condicionamientos posibles los términos del Brexit. En estas próximas ya no va a ser así. La información de la que disponen los ciudadanos respecto del Brexit es muy superior a la que tuvieron no sólo en el referéndum, sino también en las últimas elecciones.
Tras los debates parlamentarios de estos tres últimos años y con la información acumulada y procesada a través de los medios de comunicación, las próximas elecciones generales van a ser materialmente una suerte de nuevo referéndum más que unas elecciones parlamentarias.
Todavía está por ver que el Reino Unido acabe abandonando la Unión Europea.
Es probable que muchos de los lectores recuerden que Theresa May, que disponía de una mayoría no muy holgada, pero de una mayoría clara, en la Cámara de los Comunes, decidió convocar elecciones anticipadas, con la finalidad de obtener una mayoría más amplia y poder negociar la salida de la UE con mayor autoridad. Sus expectativas no se cumplieron y la autoridad de Theresa May quedó disminuida. Su propuesta sería derrotada en tres ocasiones, provocando su dimisión y sus sustitución por Boris Johnson.
En esta misma Cámara de los Comunes es en la que el nuevo primer ministro tiene que conseguir la aprobación de su plan y todo parece indicar que no va a ser así. En el día de ayer, martes, no se aprobó el plan propuesto por Boris Johnson, sino que se aprobó simplemente la “toma en consideración” del mismo. La aprobación se producirá o no se producirá cuando se conozcan los detalles del plan para hacer efectiva la salida de la UE.