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El partido de Errejón

El partido de Errejón fue una invención de Pablo Iglesias. Más Madrid no nació con la vocación de ser un partido político, sino como una fórmula electoral en el interior de Podemos con la que intentar competir en las mejores condiciones posibles en las elecciones municipales y autonómicas del 26 de mayo en Madrid. Íñigo Errejón había sido designado candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid por Podemos y entendió que con la fórmula Más Madrid, diseñada conjuntamente con la candidata al Ayuntamiento, Manuela Carmena, mejoraban notablemente las perspectivas electorales del proyecto político de Podemos, que no se ponía en cuestión.

Pablo Iglesias no lo entendió así y rechazó de manera inmediata la iniciativa mediante una carta personal dirigida a Íñigo Errejón. El rechazo de Más Madrid no fue inicialmente una decisión colegiada de la dirección de Podemos, sino que fue una decisión personal de Pablo Iglesias, que sería hecha suya inmediatamente después por el partido. El tono de la carta de Pablo Iglesias no deja lugar a dudas.

A partir de ese momento formó parte del argumentario de Podemos la referencia al “partido de Errejón” y la profecía se autocumplió. Más Madrid dejó de ser la fórmula electoral de Podemos para las elecciones municipales y autonómicas de Madrid y se convirtió en el partido de Errejón. Y en esas estamos.

A estas alturas del guion resulta estéril intentar atribuir responsabilidades por la ruptura. No he participado en los debates internos ni de Podemos ni de Más Madrid y no dispongo, por tanto, de más información que la que me llega a través de los medios de comunicación. En consecuencia, no soy capaz siquiera de aventurar una hipótesis explicativa de por qué ha pasado lo que ha pasado.

De lo que estoy seguro es de que con el sistema electoral español para el Congreso de los Diputados no hay sitio para los dos partidos. El sistema electoral español solo es verdaderamente proporcional en las circunscripciones de Madrid y Barcelona. Se desvirtúa notablemente la proporcionalidad en Valencia, Sevilla, Alicante, Málaga... y desaparece prácticamente en 31 provincias. 

En este sistema los dos partidos están condenados, si no a la marginalidad, sí a tener un carácter subalterno bastante próximo a la marginalidad. Y más cuanto más tiempo pase. El espacio político que ambos representan estará permanentemente infrarrepresentado en el Congreso de los Diputados y su capacidad para influir en el proceso de dirección política del país será muy limitada. Por separado no solamente no suman, sino que restan. Aunque sumaran en votos, restarían en escaños. Cualquiera que haya seguido los resultados electorales desde el 15 de junio de 1977 hasta hoy, sabe que es así. 

Porque, además, ambos partidos tienen que hacer frente a un obstáculo difícilmente superable yendo juntos y completamente insuperable yendo por separado. Me refiero a la falta de implantación territorial. En España únicamente tienen implantación en todo el territorio del Estado el PSOE y el PP. Es una implantación conseguida en los cuarenta años en que se han repartido el poder. También la tienen los partidos nacionalistas en Catalunya y País Vasco en sus nacionalidades. Los demás carecen de ella, como los resultados de las elecciones autonómicas y, sobre todo, municipales certifican.

La presencia significativa en el Congreso de los Diputados es condición sine qua non para poder empezar a tener una presencia territorial significativa que los consolide como opción política. Por separado es inimaginable que puedan siquiera plantearse alcanzarlo.

El 10 de noviembre ya está aquí y a lo más que se puede aspirar es a no crear un clima que dificulte el entendimiento ulterior. Con los resultados del 10 de noviembre habrá que sentarse a reflexionar y diseñar una estrategia que permita que la izquierda no socialista participe en la dirección del Estado de acuerdo con la presencia que realmente tiene en la sociedad española, que es más de la que se va a ver reflejada en su número de escaños en el Congreso de los Diputados. 

Cuanto más pronto se deje de hablar del partido de Errejón, mejor.

El partido de Errejón fue una invención de Pablo Iglesias. Más Madrid no nació con la vocación de ser un partido político, sino como una fórmula electoral en el interior de Podemos con la que intentar competir en las mejores condiciones posibles en las elecciones municipales y autonómicas del 26 de mayo en Madrid. Íñigo Errejón había sido designado candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid por Podemos y entendió que con la fórmula Más Madrid, diseñada conjuntamente con la candidata al Ayuntamiento, Manuela Carmena, mejoraban notablemente las perspectivas electorales del proyecto político de Podemos, que no se ponía en cuestión.

Pablo Iglesias no lo entendió así y rechazó de manera inmediata la iniciativa mediante una carta personal dirigida a Íñigo Errejón. El rechazo de Más Madrid no fue inicialmente una decisión colegiada de la dirección de Podemos, sino que fue una decisión personal de Pablo Iglesias, que sería hecha suya inmediatamente después por el partido. El tono de la carta de Pablo Iglesias no deja lugar a dudas.