Opinión y blogs

Sobre este blog

La portada de mañana
Acceder
La guerra entre PSOE y PP bloquea el acuerdo entre el Gobierno y las comunidades
Un año en derrocar a Al Asad: el líder del asalto militar sirio detalla la operación
Opinión - Un tercio de los españoles no entienden lo que leen. Por Rosa María Artal

¿De qué programa de gobierno es portador Núñez Feijóo?

23 de diciembre de 2022 22:36 h

0

En la Constitución Española se prevé que la investidura del presidente del Gobierno se produzca tras un debate en torno al programa del candidato propuesto por el Rey tras haber evacuado consultas con los portavoces de los distintos partidos presentes en el Congreso de los Diputados, después de la celebración de unas elecciones generales.

Esta es la vía normal para acceder a la presidencia del Gobierno. Hay, además, otras dos vías. La primera consiste en la sustitución del presidente que dimite del cargo por un candidato que pertenece al mismo partido del presidente dimitido. Y la segunda es la presentación de una moción de censura con candidato alternativo que obtiene mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados. La primera fue la vía que llevó a Leopoldo Calvo Sotelo en 1981 a la Moncloa tras la dimisión de Adolfo Suárez. La segunda es la que ha llevado a Pedro Sánchez en 2018 a la presidencia. 

En ambos casos hay un debate de investidura, es decir, hay examen por todos los grupos parlamentarios del programa del candidato. Leopoldo Calvo Sotelo presentó su programa de gobierno y fue investido por el Congreso de los Diputados. Pedro Sánchez presentó el suyo en la vertiente constructiva de la moción de censura, con base en el cual solicitó y obtuvo la mayoría absoluta del Congreso de los Diputados. Dicha mayoría sería renovada en 2019.    

Dado que en 2019 fue Pablo Casado el candidato del PP, y dadas las circunstancias en que se produjo su destitución primero y sustitución después por Alberto Núñez Feijóo, cabría esperar que este último hiciera visible ante la opinión pública el programa de gobierno del que es portador. Parecería lógico que sintiera la urgencia de poner de manifiesto de qué manera ejercería, llegado el caso, la acción de Gobierno, delimitando con ello el marco en el que habría que inscribir la oposición al Gobierno de coalición, distinta de la realizada por Pablo Casado. 

El instrumento de la moción de censura es el mejor de todos los posibles para presentarse ante la sociedad española y demostrar que tiene un programa de gobierno propio y la suficiente confianza en el mismo como para debatirlo con todas las fuerzas parlamentarias. 

En el debate de la moción de censura, él ejerce como presidente del Gobierno y dispone de tiempo ilimitado para presentar su programa y para responder a los portavoces de todos los grupos parlamentarios. Justo lo contrario de lo que le ocurre en todos los debates que está teniendo en el Senado con Pedro Sánchez.

Núñez Feijóo puede enfrentarse a Sánchez desde una posición ventajosa si presenta la moción de censura. Felipe González presentó en 1980 una moción de censura, que no fue aprobada, pero que le permitió ser reconocido a partir de ese momento como presidente del Gobierno. No ganó en el Congreso de los Diputados, pero sí ganó ante la opinión pública. 

Esta es la posibilidad que tiene en sus manos Núñez Feijóo. Con la seguridad de que la moción de censura no va a prosperar jurídicamente. Pero eso no quiere decir que no pueda prosperar políticamente. Si de verdad él cree que la mayoría social del país está con él y no con Sánchez, ¿por qué no lo hace patente con un enfrentamiento en el que él es el que cuenta con la ventaja de fijar los términos del debate y poder intervenir en cualquier momento sobre cualquier asunto?

Yo sigo el debate político en España con un interés extraordinario. Lo vengo haciendo desde principio de los años sesenta. En 1961 participé por primera vez, en el marco de la democracia cristiana dirigida en Sevilla por D. Manuel Giménez Fernández, en una reunión en Madrid con Felipe González y Antonio Ojeda como acompañantes. Obviamente, yo los acompañaba a ellos y no ellos a mí. Desde entonces no he dejado de estar al día de todo lo que se ha debatido y debate políticamente en España. Y yo no sería capaz de identificar de qué programa de gobierno es usted portador. 

Si como me ha ocurrido y me sigue ocurriendo con cierta frecuencia, algún periodista extranjero me preguntara por cuál sería su programa de gobierno, la verdad es que no sabría qué contestarle. 

Tengo la impresión de que está convencido de que cuanto menos le conozcan, mejor le va a ir en su camino hacia la presidencia del Gobierno. En mi opinión, se equivoca. La sociedad tiene que reconocer previamente al candidato para poder depositar después la confianza en él. Y el tiempo no se detiene. Cuanto más tiempo pasa sin que la ciudadanía conozca “su” programa de gobierno, menor será el reconocimiento que tendrá como candidato a la presidencia. No solamente en la política, pero especialmente en la política, si no se avanza, se retrocede. En esa deriva  de retroceso lleva usted instalado ya unos meses. Y queda un año para la celebración de las generales.

Prudencia no es cobardía, dice el refrán. Pero hay veces en que sí lo es o tiene la apariencia de serlo. No hay nada más deletéreo que esa apariencia para un candidato a presidente del Gobierno. 

En la Constitución Española se prevé que la investidura del presidente del Gobierno se produzca tras un debate en torno al programa del candidato propuesto por el Rey tras haber evacuado consultas con los portavoces de los distintos partidos presentes en el Congreso de los Diputados, después de la celebración de unas elecciones generales.

Esta es la vía normal para acceder a la presidencia del Gobierno. Hay, además, otras dos vías. La primera consiste en la sustitución del presidente que dimite del cargo por un candidato que pertenece al mismo partido del presidente dimitido. Y la segunda es la presentación de una moción de censura con candidato alternativo que obtiene mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados. La primera fue la vía que llevó a Leopoldo Calvo Sotelo en 1981 a la Moncloa tras la dimisión de Adolfo Suárez. La segunda es la que ha llevado a Pedro Sánchez en 2018 a la presidencia.