Los seres humanos hacemos la historia en condiciones independientes de nuestra voluntad.
El rey sabrá lo que hace
Mientras el bipartidismo estuvo operativo, ninguno de los dos partidos que se alternaban en el poder cayó en la tentación de intentar patrimonializar la figura del rey. Se impuso sin que nadie sintiera que hubiera necesidad de buscarlo, una suerte de consenso tácito acerca de la neutralidad política de La Corona, independientemente del partido que ocupara el Gobierno.
Desde que el bipartidismo fue puesto en cuestión y la alternancia en solitario en el poder entre PP y PSOE dejó de estar garantizada, los partidos de la derecha en general y Vox y PP en particular han decidido quebrar ese consenso tácito y pujar por ver quien consigue convertir al rey en parte de su patrimonio político.
Pablo Casado fue quien primero se movió en esa dirección. Elegido presidente del PP en el XIX Congreso celebrado los días 20 y 21 de julio de 2018, en una de sus primeras intervenciones ante la Junta Directiva Nacional del partido a principio de septiembre pronunciaría un discurso que sorprendería a propios y extraños.
El discurso sería recogido en elDiario.es del día 9 de septiembre de 2018 con el título VIVA EL REY. Cito textualmente:
“Estas fueron las palabras más repetidas por Pablo Casado este sábado durante su intervención en la Junta Directiva Nacional del PP”.
“El Presidente explicó la importancia de ”incorporar“ esta expresión ”a una conversación de la calle o del bar“. Porque ”cuando abrimos un hospital o un colegio estamos diciendo Viva el Rey“. ”Cuando pagamos las pensiones o un subsidio de desempleo, o abrimos kilómetros de AVE o de carreteras o un aeropuerto también decimos en gran medida un 'Viva el Rey“. ”Cuando nuestro sistema de trasplantes salva una vida o cuando se atiende a un dependiente, también se dice 'Viva el Rey¡“.
Me imagino que desde la Casa Real el presidente del PP recibiría alguna indicación para que se abstuviera en el futuro de expresarse en esos términos embarazosos, por decirlo de manera suave, para el rey Felipe VI.
Pero ya había señalado un camino que ha sido recorrido por otros dirigentes de los partidos de la derecha española, no solamente del PP, incluso en intervenciones en los plenos del Congreso de los Diputados y del Senado. La derecha ha interiorizado que con su política furibundamente anti nacionalista es muy difícil que consiga la mayoría parlamentaria para formar gobierno y ha decidido utilizar como elemento compensatorio la figura del rey. Cuanto más anti nacionalista es su discurso, más necesidad siente de apropiarse de la figura del rey.
Muy expresiva de dicha utilización es la decisión del Gobierno de la Junta de Andalucía de haber creado una nueva distinción, La Medalla de Honor de Andalucía, que ha sido otorgada a S. M. El rey Felipe VI. Este pasado lunes, 14 de junio, se ha hecho entrega en el Palacio de San Telmo.
No sé quién asesora al rey en estas circunstancias, pero me resulta incomprensible que la Casa Real haya dado su consentimiento a la recepción de dicha distinción. ¿Qué añade a La Corona una distinción creada por una Comunidad Autónoma? ¿Es el rey de España o el presidente de la Comunidad Autónoma el beneficiario de la distinción? ¿Quién está dando prestigio a quién: el Gobierno de Juanma Moreno al rey Felipe VI o el rey Felipe VI a Juanma Moreno?
Al prestigio de La Corona puede contribuir la concesión de la Medalla del Congreso de los Estados Unidos o el premio Carlomagno. ¿Pero una medalla de una Comunidad Autónoma? ¿Cómo es posible que en la Casa Real no se vea que lo que se está perpetrando es la apropiación partidista de La Corona?
Se trata de una operación no exenta de riesgos, como la intervención de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en su intervención en la Plaza de Colón el pasado domingo ha puesto de manifiesto. Deslizar el mensaje de que el rey será cómplice de los indultos si no rechaza firmarlos es lo que puede ocurrir una vez que el rey ha permitido que se haga uso de su nombre indebidamente. Del nombre del rey no puede hacer uso nadie.
El rey sabrá lo que hace. Pero deslizarse por la pendiente a la que le están empujando las derechas españolas tiene un recorrido muy corto.
Mientras el bipartidismo estuvo operativo, ninguno de los dos partidos que se alternaban en el poder cayó en la tentación de intentar patrimonializar la figura del rey. Se impuso sin que nadie sintiera que hubiera necesidad de buscarlo, una suerte de consenso tácito acerca de la neutralidad política de La Corona, independientemente del partido que ocupara el Gobierno.
Desde que el bipartidismo fue puesto en cuestión y la alternancia en solitario en el poder entre PP y PSOE dejó de estar garantizada, los partidos de la derecha en general y Vox y PP en particular han decidido quebrar ese consenso tácito y pujar por ver quien consigue convertir al rey en parte de su patrimonio político.