Contrapoder es una iniciativa que agrupa activistas, juristas críticos y especialistas de varias disciplinas comprometidos con los derechos humanos y la democracia radical. Escriben Gonzalo Boye (editor), Isabel Elbal y Sebastián Martín entre otros.
El terrorismo de los colonos israelíes
Son las 4 de la mañana y colonos israelíes enmascarados ingresan en una aldea palestina, Duma, que no tiene protección alguna. Lanzan bombas incendiarias a las habitaciones de los niños en dos casas distintas. En una, la familia logra salir, en la otra han logrado su objetivo y una familia completa ha sido quemada. El primero en caer es el más débil, Ali Dawabsheh, de 1 año de edad. Sus padres, que intentan salvarlo, se queman abrazados por las llamas mientras dos colonos los contemplan. Su hermano mayor corre algo de mejor suerte, aunque más del 60% de su cuerpo termina por quemarse. Al haber cumplido su tarea, los colonos salen con tranquilidad de la aldea no sin antes dejar escrito en una muralla su mensaje: ‘Revancha’.
Desde el año 2004 colonos israelíes, protegidos por fuerzas israelíes, han cometido más de once mil ataques terroristas contra civiles palestinos. Ninguno de esos colonos se encuentra condenado en prisión. En su inmensa mayoría esos colonos votaron por partidos de la actual coalición de gobierno israelí. Por ejemplo, la ministra de justicia israelí, Ayelet Shaked, declaró que los niños palestinos son “pequeñas serpientes” y el ministro de educación, Neftali Bennet, señaló que él ha matado palestinos y que no hay nada malo en ello. Todo esto en el contexto de una coalición fundamentalista que se basa en supuestos derechos bíblicos para continuar la colonización de Palestina: si Dios regaló Palestina a los judíos, si tienen un derecho providencial a todo ese territorio, si los palestinos son simplemente intrusos cuyos niños son “pequeñas serpientes” y matarlos “no es malo”, ¿por qué no habrían de ocurrir actos como el de la madrugada del viernes en Duma? No estamos ante un hecho aislado, sino ante algo que se repite a diario, tolerado por el gobierno israelí y protegido por sus fuerzas de ocupación.
Por eso las declaraciones de Netanyahu y su gente condenando el ataque no conmueven a nadie. Los colonos están en Palestina por una decisión política del gobierno israelí, y su cultura de incitación y odio es financiada y fomentada por el ejecutivo. Netanyahu y sus ministros son responsables de este último asesinato así como de los miles que hubo antes. Espero que las disculpas se las dé a un fiscal de la Corte Penal Internacional y que explique cómo después de financiar a los colonos, aleonar su racismo y garantizarles impunidad, él no es responsable de la situación sobre el terreno.
Cada noche miles de aldeanos palestinos van a dormir atemorizados mientras colonos israelíes los rodean. Lo que ha evidenciado el ataque desnudo en Duma es esa indefensión absoluta que padece el pueblo palestino frente a los terroristas de la ocupación. Las pocas veces que los aldeanos palestinos se han organizado para defenderse de los colonos, interviene el ejército israelí para detenerlos de inmediato. La situación refleja lo que a gran escala espera Netanyahu que el gobierno palestino haga: no ir a la Corte Penal Internacional, no ir a la ONU, no pedir protección internacional, no lanzar piedras ni usar las armas. Solo sentarse y aceptar lo que Israel tenga a bien darles. Lo concreto es que el presidente Abbas pidió hace más de un año protección internacional para Palestina, algo que fue ignorado. Claro, es tan importante llamar a las partes a “volver a negociar” que a pocos les importa lo que haga Israel sobre el terreno.
Por todo ello, que ni Israel venga a expresar sorpresa ni la comunidad internacional venga ahora a exigir una justicia que lleva décadas negando. Solo hace un año el adolescente Mohammad Abu Khdeir de 16 años fue quemado vivo por colonos israelíes en Jerusalén, y la reacción fue la misma. Desde ese momento hasta ahora han sido centenares los ataques de colonos que se han mantenido en la impunidad.
Si Israel quisiese terminar con la violencia, debería poner una fecha de término a la ocupación. Si la comunidad internacional quisiese justicia, debería actuar, asumir su responsabilidad de proteger al pueblo palestino bajo ocupación e imponer sanciones a Israel hasta que éste respete el derecho internacional. El mensaje dejado por los colonos de ‘Revancha’ en la muralla de la casa de Ali Dawabsheh es un mensaje al pueblo palestino: nuestra presencia es un insulto para los que creen que toda esta tierra es divinamente de ellos. Y la comunidad internacional les permite continuar ese ritual de terror y sangre mientras en vez de asumir su responsabilidad continúe con sus ambigüedades que no solo hacen perder el tiempo, sino también perder vidas.
Son las 4 de la mañana y colonos israelíes enmascarados ingresan en una aldea palestina, Duma, que no tiene protección alguna. Lanzan bombas incendiarias a las habitaciones de los niños en dos casas distintas. En una, la familia logra salir, en la otra han logrado su objetivo y una familia completa ha sido quemada. El primero en caer es el más débil, Ali Dawabsheh, de 1 año de edad. Sus padres, que intentan salvarlo, se queman abrazados por las llamas mientras dos colonos los contemplan. Su hermano mayor corre algo de mejor suerte, aunque más del 60% de su cuerpo termina por quemarse. Al haber cumplido su tarea, los colonos salen con tranquilidad de la aldea no sin antes dejar escrito en una muralla su mensaje: ‘Revancha’.
Desde el año 2004 colonos israelíes, protegidos por fuerzas israelíes, han cometido más de once mil ataques terroristas contra civiles palestinos. Ninguno de esos colonos se encuentra condenado en prisión. En su inmensa mayoría esos colonos votaron por partidos de la actual coalición de gobierno israelí. Por ejemplo, la ministra de justicia israelí, Ayelet Shaked, declaró que los niños palestinos son “pequeñas serpientes” y el ministro de educación, Neftali Bennet, señaló que él ha matado palestinos y que no hay nada malo en ello. Todo esto en el contexto de una coalición fundamentalista que se basa en supuestos derechos bíblicos para continuar la colonización de Palestina: si Dios regaló Palestina a los judíos, si tienen un derecho providencial a todo ese territorio, si los palestinos son simplemente intrusos cuyos niños son “pequeñas serpientes” y matarlos “no es malo”, ¿por qué no habrían de ocurrir actos como el de la madrugada del viernes en Duma? No estamos ante un hecho aislado, sino ante algo que se repite a diario, tolerado por el gobierno israelí y protegido por sus fuerzas de ocupación.