¿Cómo podemos luchar contra la impunidad?

La falta de prevenir, investigar y sancionar las violencias machistas que enfrentan las mujeres en sus distintas manifestaciones, además de vulnerar sus derechos y ser una injusticia, genera impunidad. La impunidad tiene consecuencias brutales y fatales, es una ruptura del Estado de derecho y cuestiona gravemente a la democracia. La impunidad lleva a que se repitan una y otra vez las violaciones de los derechos humanos de las mujeres y puede ser considerada como violencia institucional en contra de ellas. La impunidad responsabiliza a las víctimas y sobrevivientes y justifica a los agresores, quienes tienen vía libre para seguir cometiendo crímenes. La impunidad reproduce y produce estereotipos de género y mitos sobre las víctimas de las violencias machistas que trascienden los casos en particular y nos afectan a todas las personas. La impunidad envía el mensaje de que la vida y la integridad de las mujeres no valen nada.

Así, la impunidad genera un ciclo perverso en donde se encuentra la responsabilidad de los crímenes siempre fuera de los agresores: se comienza por cuestionar “la conducta” de la víctima; se continúa cuestionando a su familia y entorno que “le permitió” tener “esa conducta” (en particular, a las madres y mujeres de la familia al ser consideradas como las cuidadoras); se sigue cuestionando a activistas, abogadas y abogados, defensoras y defensores de derechos humanos que claramente alzan la voz en contra de estas injusticias (y si son mujeres se les cuestiona no solo por defender los derechos, sino por defender los derechos de las mujeres y ser mujeres ocupando espacios considerados masculinos). En fin, el ciclo de la impunidad que siempre encuentra el pretexto para trasladar la responsabilidad de los crímenes a las mujeres, eximiendo a los responsables y las obligaciones de los Estados.

La impunidad impide el acceso a la justicia. La impunidad envía el mensaje de que las violencias machistas, una forma de discriminación, son toleradas e incluso fomentadas por los sistemas de justicia que deberían garantizar y proteger los derechos de las mujeres. Sistemas de justicia integrados por juezas y jueces de todo el mundo que constantemente toman decisiones y le dan contenido y significado a los derechos.

Para alcanzar una verdadera igualdad, una vida digna libre de violencias machistas y discriminación en contra de las mujeres, es necesario continuar trabajando por romper con el ciclo de la impunidad. Desde donde estamos, podemos contribuir de distintas maneras. Una de ellas que proponemos desde Women’s Link Worldwide, son los Premios Género y Justicia al Descubierto, que buscan visibilizar decisiones judiciales que hacen avanzar los derechos de mujeres y niñas o rechazar las sentencias que más discriminan a las mujeres.

Los Premios Garrote que favorecen la impunidad han sido elegidos este año por un jurado internacional formado por personalidades comprometidas con la defensa de los derechos humanos y han otorgado este año el Garrote de Oro a la decisión del Tribunal Constitucional de República Dominicana que declara inconstitucional el nuevo Código Penal que contenía la despenalización del aborto bajo 3 circunstancias y vuelve a poner en vigor el Código Penal de 1884.

El Garrote de Plata a un tribunal de Reino Unido que exculpa a un hombre de la violación de una mujer tras aceptar el argumento de que él la penetró de manera fortuita al tropezar y caer accidentalmente sobre ella.

El Garrote de Bronce a un Juzgado de Violencia sobre la Mujer en España porque una jueza le negó las medidas de protección a una mujer que denunció violencia de género argumentando que su testimonio era contradictorio y le preguntó si había cerrado bien las piernas para evitar los abusos sexuales de su expareja.

El público también hizo sus selecciones en contra del ciclo de la impunidad. En esta ocasión, el Garrote del Público lo ha ganado una decisión de un tribunal de México que le quita la custodia de su hijo a una mujer por considerar que no cumple con el “rol de madre tradicional”, a la vez que le ordena acudir a terapia para poder “acertar” como madre.

Con estos Premios, toda la sociedad puede sancionar y denunciar las decisiones judiciales que, en lugar de romper con el ciclo de la impunidad, lo legitiman y fomentan. Así, todas las personas enviamos el mensaje de que no queremos más violencias machistas, más discriminación, más culpar a las víctimas y más justificación de violencia sexual y feminicidios desde los sistemas judiciales que deberían impartir justicia y buscar la igualdad, la reparación y las garantías de no repetición.

La falta de prevenir, investigar y sancionar las violencias machistas que enfrentan las mujeres en sus distintas manifestaciones, además de vulnerar sus derechos y ser una injusticia, genera impunidad. La impunidad tiene consecuencias brutales y fatales, es una ruptura del Estado de derecho y cuestiona gravemente a la democracia. La impunidad lleva a que se repitan una y otra vez las violaciones de los derechos humanos de las mujeres y puede ser considerada como violencia institucional en contra de ellas. La impunidad responsabiliza a las víctimas y sobrevivientes y justifica a los agresores, quienes tienen vía libre para seguir cometiendo crímenes. La impunidad reproduce y produce estereotipos de género y mitos sobre las víctimas de las violencias machistas que trascienden los casos en particular y nos afectan a todas las personas. La impunidad envía el mensaje de que la vida y la integridad de las mujeres no valen nada.