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Sentencias y casos para mandar la Justicia... a hacer puñetas

Sentencias y casos para mandar la Justicia... a hacer puñetas

EFE

Madrid —

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Culpar a un albañil del accidente que le dejó tetrapléjico, considerar que una mujer no sufrió maltratos porque vestía bien o dictar sentencias en verso son algunas ocurrencias de sus señorías los jueces que Quico Tomás-Valiente y Paco Pardo han reunido en el libro “La justicia y sus puñetas”.

Quince años después de escribir “Antología del disparate judicial”, los periodistas Tomás-Valiente y Pardo vuelven a la carga con este nuevo libro, editado por Plaza y Janés, en el que realizan un retrato de las resoluciones más chocantes de los jueces españoles, unas para reír y otras “para echar a correr”, explican a Efe sus autores.

Largas esperas en la Audiencia Nacional, el Tribunal Supremo y otros órganos judiciales han dado a estos dos veteranos periodistas de tribunales de la Agencia Efe mucho material para realizar esta selección de las sentencias, resoluciones y actuaciones judiciales más disparatadas dictadas por nuestros jueces en el presente milenio (desde el año 2000 hasta el 2014).

“Es un retrato de la cara B de la Justicia española, la que ninguna de sus señorías quiere que suene, la que molesta e incordia; en cierto modo, somos los Pepito Grillo de la judicatura, los periodistas puñeteros”, explica Paco Pardo.

Estos “Pepito Grillo” recogen, entre otras muchas, una sentencia de un juez que condenó a una lesbiana como si fuera un hombre o la de otro que desestimó la demanda de una madre para reducir su jornada laboral argumentando que hay jóvenes “canguro” que cuidan niños ajenos por un “bajo coste”.

Por ello, asegura Pardo, el libro “es sobre todo una crónica del fracaso de la respuesta judicial al ciudadano, una crítica de la Justicia española como poder público, con ironía y, cuando se puede, con humor, aunque otras veces dan más bien ganas de echar a correr”.

“Nuestra intención ha sido tomarnos en serio los derechos del ciudadano, del usuario de la Justicia. Y poner en evidencia el uso arbitrario de su enorme poder que hacen algunos, pocos, jueces”, indica Tomás-Valiente.

Títulos como “por la boca muere el juez”, en alusión a los magistrados que caen en la tentación de ser protagonistas con sus declaraciones o a los que tienen “pluma fácil” y pierden los papeles por escrito son ejemplos de esta crítica.

No obstante, ambos sostienen que nunca han creído que, como dijo un político hace muchos años, “la Justicia sea un cachondeo”.

“Creemos en la honestidad y capacidad de la mayor parte de nuestros jueces y magistrados”, sostiene Tomás-Valiente.

También opinan que los años transcurridos desde su primer libro han ido a favor de la racionalidad: “Lógicamente, nuestros jueces han evolucionado y cada vez es más difícil encontrar tan rotundos disparates como en la primera antología. Sus señorías van a mejor, pero algunos pocos siguen cometiendo disparates”, indica Paco Pardo.

La obra, agrega, es también una radiografía de nuestra sociedad a través de los tribunales: “Es la historia humana de muchos jueces, una colección de relatos que conforman una Decameron judicial donde encontramos historias de amor y odio, de éxito y fracaso, de lucidez e incluso locura, de ambición y deslealtad; en suma, de la vida misma”.

Y dentro del retrato de esta sociedad el lector podrá encontrar cómo, por ejemplo, un juez tuvo que dictar una sentencia sobre la custodia de un perro tras la ruptura de una pareja.

Los “jueces estrella y estrellados”, los casos judiciales de los famosos o los retrasos de la Justicia son otros de los asuntos que, a través del humor, abordan los dos periodistas que, al final, piden “un poquito de por favor” y echan un capote porque, recuerdan, España está a la cola europea en términos de gasto en Justicia.

Faltan jueces y faltan medios. Puede ser una atenuante para no mandar a algunos de ellos ... a hacer puñetas.

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