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Dylan entrega el discurso de aceptación del Nobel cinco días antes de que se cumpla el plazo para cobrar el premio

EFE

La Academia Sueca tiene finalmente el discurso de Bob Dylan de recepción del Premio Nobel de Literatura, un relato “extraordinario” y “como era de esperar, elocuente”, en el que el cantautor estadounidense habla de sus influencias y recuerda que las canciones han sido creadas para ser cantadas, no leídas.

“Nuestras canciones están vivas en el mundo de los vivos. Pero las canciones son distintas a la literatura. Están hechas para ser cantadas, no leídas. Las palabras de las obras de Shakespeare estaban para ser actuadas sobre el escenario, de la misma manera que las letras de las canciones están para ser cantadas, no leídas de un papel”, afirma el músico en su discurso.

El pasado 1 de abril, casi cuatro meses después de la ceremonia oficial de entrega de los premios, a la que Dylan no asistió, el músico recibió en Estocolmo el diploma y la medalla del Nobel de Literatura.

Dejó entonces pendiente la entrega del discurso de recepción del galardón, requisito necesario para poder cobrar los ocho millones de coronas (900.000 dólares) con que está dotado. Debía estar listo a más tardar el 10 de junio.

Dylan, de 76 años, afirma en su discurso que lo importante es que una canción emocione, no hay necesidad de saber qué es lo que quiere decir.

“He escrito toda clase de cosas en mis canciones y no me voy a preocupar de qué quiere decir todo eso”, afirma el músico estadounidense, que espera que algunos de los que se topen con su discurso tengan la oportunidad de escuchar las letras de sus canciones “en concierto, en disco o de la manera en la que se escuchan canciones hoy en día”.

Robert Allen Zimmerman, nombre real de Dylan, comienza su discurso señalando que cuando supo que había sido distinguido con el Premio Nobel, se quedó pensando en de qué manera sus canciones tienen relación con la literatura.

“Quería reflexionar sobre ello y ver dónde estaba la conexión. Voy a tratar de explicároslo. Y probablemente no lo haga de forma directa, pero espero que lo que diga merezca la pena y sea útil”, arrancan los más de veintiséis minutos de discurso de Dylan.

El cantautor se remonta “al inicio de todo”, a la música de Buddy Holly, al que sólo vio en persona una vez y con el que se sintió “identificado” desde la primera vez que lo oyó.

Uno días después de morir Buddy Holly, cuando Dylan tenía 18 años, un desconocido le regaló un disco de Leadbelly con la canción “Cottonfields” que cambió su vida y le transportó a un mundo que no conocía, “como si hubiera estado caminando en la oscuridad y de repente esa oscuridad se hubiera iluminado”, explica.

Ese disco le llevó a escuchar a otros músicos y a aprender a tocar sus canciones.

“Escuchando a todos estos primeros artistas de folk y cantando tú mismo sus canciones, acabas captando la lengua vernácula, la interiorizas”, explica Dylan, que agrega que cuando empezó a escribir sus propios temas, esta “jerga del folk era el único vocabulario que conocía”, y lo usó.

Pero también estaban los libros que le hacían leer en el colegio -“Don Quijote”, “Ivanhoe”, “Robinson Crusoe”, “Los viajes de Gulliver”, “Historia de dos ciudades- que lo que aportaban a sus lectores era ”una manera de ver la vida, una comprensión de la naturaleza humana y unos estándares para medir las cosas“, afirma.

Los temas de todos estos libros de alguna manera se ven reflejados en sus canciones, de manera o no intencionada, señala el cantautor, que destaca tres libros concretos que le han marcado desde que los leyó en la escuela: “Moby Dick”, “Sin novedad en el frente” y “La Odisea”.

El primero, “Moby Dick”, es un “libro fascinante”, con una “trama directa, ”lleno de pasajes muy emotivos y diálogos dramáticos“ y que muestra ”cómo diferentes hombres responden de manera diferente a una misma experiencia“, además de ser una obra ”que te exige algo“.

El segundo, “Sin novedad en el frente”, es una “historia de terror”, un libro “en el que pierdes tu infancia, tu fe en un mundo con sentido y tu preocupación por las personas”; “estás atrapado en una pesadilla”, explica.

El tercero, “La Odisea”, “es un gran libro cuyos temas se ven reflejados en baladas de muchos compositores -”Homeward Bound, “Green Grass of Home”, “Home on the Range” y también en mis canciones“, señala.

El músico fue reconocido con el Nobel de Literatura en octubre pasado por crear “nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción estadounidense”, una elección sorprendente por ser la primera vez que se premiaba a un cantautor.

Tras intentar contactar con él sin éxito durante varios días, la Academia Sueca desistió, pero Dylan aceptó finalmente el Nobel y agradeció un premio que le había dejado “sin palabras”.

El músico estadounidense apeló sin embargo a “compromisos previos” para no viajar a Estocolmo, aunque envió un discurso de agradecimiento que fue leído por la embajadora de Estados Unidos en Suecia en el banquete de honor a los galardonados.

La Academia Sueca anunciaba hoy finalmente la recepción del discurso, con la que daba por casi cerrada “la aventura de Dylan”.