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Midlake: 'Antiphon'

La bola extra de Midlake

Javier Pulido / Javier Pulido

Madrid —

Disco de la semana. Midlake: Antiphon

Antiphon Antiphon no es precisamente un nuevo comienzo para Midlake, pese a las circunstancias que rodean su atribulada gestación. El portentoso vocalista Tim Smith abandonó a la banda en plena grabación, pero no parece que su marcha haya afectado al libro de estilo de Midlake. Más bien confirma algunas de las señales que ya se podían percibir en el anterior The courage of others y en los directos de su última gira: un abandono del folk pastoral en detrimento de un psicodélico y contundente rock que no esconde sus deudas con Led Zeppelin y Black Sabbath.

El guitarrista Eric Pulido ha asumido las tareas vocales. Su limitado registro de voz no puede competir con la de Smith, así que permanece en un prudente segundo plano en un disco en el que prevalece la exhibición de músculo instrumental. Vale es la única canción del disco que ha sobrevivido a la era Smith y, bien pensado, explica los motivos de marcha: 4,30 de guadianesco rock progresivo impensable en entregas anteriores. The old and the young, empero, demuestra que la banda no ha renunciado al poder de una buena melodía, aunque ahora prefieran camuflarla entre sintetizadores y expansivas jams. Para compensar, nunca han sonado tan orgánicos y fluidos como en nuevas canciones como This Weight. Midlake han muerto. Vivan Midlake.

Canción de la semana. Burial: Rival Dealer

Rival Dealer

Solo hace un año desde que Burial lanzó sus últimas canciones, pero su nuevo EP presenta el material más transgresor desde los tiempos del Untrue (2007). La comunidad de fans no ha recibido precisamente el tema con los brazos abiertos, y el mismo William Bevan juega al despiste con un tuit, “esto es lo peor que he hecho, pero seguramente a los fans os encante”, que poco después borró. El corte titular, Rival dealer, presenta de partida los rasgos de estilo habituales de Burian: crujido de vinilos, melodía ectoplásmica y voz femenina distorsionada, para adentrarse poco después en una ola de drum'n'bass cacofónica, ruidista y furiosa, por la que ya surferaron antes Dillinja, Venetian Snares y hasta AraabMUZIK: un muro de sonido brutal, con samples sobre identidad sexual y autoafirmación, que se bailará más en el Fabrik que en las discos indies. Tras siete minutos de furia Burial vuelve a pisar el freno para sumergir el tema en la amenazadora calma que tan bien se le da, pero el daño, en forma de huesos descoyuntados, ya está hecho para entonces.

Clásico de la semana. Nico: Chelsea Girl

Chelsea Girl

Contrariamente a lo que se piensa, Nico no grabó su disco de debut tras abandonar The Velvet Underground, sino en sus últimas semanas con el grupo. Básicamente, Chelsea girl se nutre del repertorio que tocaba en sus conciertos en solitario en 1967, aportado por sus amigos y/o amantes del periodo. Es una bella colección de retales firmados por algunos de los mayores talentos de la historia del rock, con denominación de origen repartida entre Greenwich Village y el Lower East Side.

Wrap your trouble in dreams, compuesta por Lou Reed, fue vista durante años como una pieza menor, hasta que en 1995 descubrimos que se trataba de una de las primeras piezas grabadas por la Velvet Underground y todo se volvieron vítores. Cale también deja su sello y su viola eléctrica en la muy disonante It was a pleasure then, compuesta junto a Reed y la propia Nico y en cierta manera un anticipo sonoro del White Light/White Heat. El propio Cale, en solitario, regaló a Nico la también muy velvetiana y antipática Winter Song. Con todo, prevalece el toque mucho más dulzón de Jackson Browne, que aportó tres temas y bastantes guitarras. Suyas son las formidables These days, que seguramente escucharon mucho los Belle and Sebastian del If you´re feeling sinister o la hipnótica The fairest of the seasons. I´ll keept it with mine se le resistió a Bob Dylan y por eso se quedó fuera de Blonde on Blonde. Judy Collins fue la primera que se atrevió registrar la canción en estudio, aunque a Nico no pareció importarle que le hubieran comido la tostada.

Chelsea girl se grabó muy rápido, en apenas tres días, porque Nico quería que el disco sonara lo más desnudo posible, con la única hilazón de su monótona y grave voz martilleando cada acorde. Una vez escuchadas las canciones en orden, apagó las luces del estudio y se fue satisfecha a pasear por el Bowery. A las pocas horas, las encendían el productor Tom Wilson y el arreglista Larry Fallon para perpetrar una felonía mayúscula, metiendo arreglos de cuerda y ¡flauta! por aquí y allá que Nico no había pedido y que detestaba. Esta es la razón de que Chelsea Girl suene a medio camino entre el avant-folk y el pop de cámara, sentando de forma involuntaria un canon al que muchas bandas se abonaron. Basta escuchar la gema final del disco -esa melancólica Eulogy to Lenny Bruce compuesta por el nunca suficientemente reivindicado Tim Hardin- para hacerse a la idea de cómo tenía que haber sonado el disco. Nico se quitaría la espina en el mucho más oscuro y complejo The marble index, pero esa ya es otra historia.

Videoclip de la semana. Neko Case: Calling Cards

Calling Cards

The Worse Things Get, The Harder I Fight, The Harder I Fight, The More I Love You -premio al título ególatra del año- tiene las letras más autobiográficas de la carrera de Neko Case. La cantautora canadiense sufrió recientemente las pérdidas de sus padres y su abuela, y la manera de lidiar con la triple ausencia, de la depresión fatal a la aceptación liberadora, se ha filtrado en canciones tan sentidas como Calling Cards. Lógicamente, el vídeo no iba a ser la alegría de la huerta; una sucesión de imágenes de metraje encontrado y maltratado por el paso del tiempo -bodas, despedidas, risas y juegos- que es mejor visionar con un paquete de kleenex a mano. Una preciosidad de vídeo, solo que la cosa tiene truco. A finales de octubre el artista plástico Patrick McPheron enviaba a Neko Case un vídeo bastante emotivo de la canción. Además de obtener la callada por respuesta, el vídeo oficial ha acabado es demasiado similar a su idea.

Festival de la semana: Mil.lenni

Born to sing: no plan B supuso la feliz vuelta de Van Morrison a territorio jazz con ecos del mítico Moondance; un disco encabronado y rabioso en cuyas letras el de Belfast rajaba sobre el dinero, el materialismo y la codicia que ha envenenado a la sociedad. Un incendiario y bonito discurso, que no esfuerza precisamente por aplicarse. Quienes quieran verle en Barcelona -el 21 de diciembre en el Liceu- van a tener que aflojar hasta 190 euros en el caso de las entradas más caras. Que Morrison no pise escenarios barceloneses desde hace ocho años no parece suficiente excusa. El norirlandés es el gran atractivo de la XV edición de Mil.Lenni, un festival que se celebrará hasta el 23 de mayo en varios espacios, y que es capaz de mezclar en su programación a Nana Moskouri y Goran Bregovic, Anna Calvi y Adamo, Mark Lanegan y Paloma San Basilio.

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