Disco de la semana. TOY: Join the dots
Para su primer disco, TOY jugaron a mezclar ingredientes de primera -The Jesus and Mary Chain, Neu!, Stereolab, el revival psicodélico de los 80, Silver Apples y la Velvet Underground-, pero los sabores se solaparon y los resultados acabaron siendo algo inferiores a las intenciones de la banda de Brighton. Lo lógico hubiera sido enmendar el error en su segundo disco y centrarse en una única ruta sonora. En su lugar, se han tomado el doble de tiempo para grabar y masterizar, empastando todas estas influencias en un armazón mucho más sólido, que no pierde el pulso motorik pero tampoco renuncia a las melodías pop, por muy embarulladas que sean. Extensos desarrollos kraut como la inicial Conductor conviven con dianas pop como It´s been so long o Endlessly. No se van a ganar el premio a la banda más original, pero en unos años en los que las nuevas bandas inglesas se desinflan a la primera de cambio al menos han pasado la prueba del hype. Ahora solo falta que consigan salir airosos de la prueba del difícil tercer disco con la misma agilidad que sus amigos de The Horrors.
Canción de la semana. St. Vincent: Birth in Reverse
Aunque aún faltan dos meses para que lance nuevo material, Annie Clark ya avisa: quiere hacer un disco fiestero que pueda sonar en un funeral. Acostumbrados a su pop mutante y barroco, la boutade no nos da muchas pistas de por dónde irán los tiros, aunque su single Birth in reverse despeja alguna incógnita. Sin llegar al nivel de Cruel, la nueva canción tiene madera de hit instantáneo, a pesar de esos riffs suciotes de guitarras tratados y retratados en la mesa de producción. Al menos en este caso, se ha deshecho de la carga de feísmo barroco de su Strange Mercy. En su divertida y algo incomprensible crítica del último disco de Arcade fire, Clark valoraba que los canadienses hubieran conseguido que se pueda bailar al ritmo de la ansiedad, la cochambre y el pathos. No hay mejor definición de una canción que comienza con los versos “oh, que día tan ordinario/saco la basura, me masturbo”.
Clásico de la semana. Phil Spector: A christmas gift for you from Phil Spector
Gloriosa tradición la de los discos de villancicos pop. El cinismo 2.0 les ha condenado al ostracismo, pero hubo un tiempo en que brillaron con la luz de astros como, poca broma, Elvis Presley, los Beach Boys, Johnny Cash y la selección titular de sellos tan potentes como Atlantic Records. A christmas gift for you from Phil Spector, que entre otras cosas es el disco favorito de Brian Wilson, es probablemente la joya de la corona. El plan maestro de Phil Spector pasaba por redimensionar las canciones navideñas, convirtiéndolas en temas que pudieran ser reinterpretadas por cualquier artista en cualquier momento del año. El brillo de campanillas de las canciones seleccionadas le vino como anillo al dedo para forzar la máquina de su famoso muro de sonido. Liberado de tareas compositivas, su eficaz equipo se entregó a fondo a tareas arreglísticas y de pulido de sonido. Los resultados fueron tan formidables que por primera vez sus nombres aparecieron en los créditos; así se enteró el mundo de que la conocida como brigada de demolición de Spector contaba con, entre otros genios, Jack Nitzsche y Hal Blaine.
La estructura de versiones como White Christmas no difiere demasiado de la original. En otros casos, como Santa Claus is coming to town, con las voces de The Crystals, se hizo una interpretación bastante libre, que curiosamente ha inspirado más a artistas como Bruce Springsteen y Michael Jackson que la original. Aunque el listón de calidad no baja del sobresaliente en todo el disco, desarman las versiones que las Ronettes interpretaron de clásicos como Sleigh Ride o I saw mommy kissing Santa Claus.
Christmas (Baby please come home) no suena exactamente a villancico -en otras versiones se cambió el christmas del título por Johnny-. No lo es, se trata de un clásico estándar de la casa que tenía que haber cantado Ronnie Spector y que finalmente fue a parar a Darlene Love. Era el hit que tenía guardado bajo la manga Phil Spector para reventar las listas de ventas. Con lo que no contaba era con que la fecha de lanzamiento, 22 de abril de 1963, iba a coincidir con el asesinato del presidente John F. Kennedy, lo que condenó la suerte comercial del disco. Solo con las sucesivas reediciones ha ido adquiriendo esta maravilla, con coda final de Phil Spector deseando paz y amor, su estatus de clásico.
Videoclip de la semana. La casa azul: Los anillos de Alcyone
Ya estábamos acostumbrados a las deliciosas recopilaciones de Elefant records, aunque la compañía se estrena por primera vez en la liga de los álbumes navideños con, toma guiño a Phil Spector, A christmas gift for you from Elefant Records, que incluye canciones inéditas de Single, BMX Bandits, The Primitives. También participa La casa azul de Guille Milkyway, cuyo tema Los anillos de Alcyone cuenta con un vídeo encantador. El Laboratorio de Band À part se ha empapado de la estética en blanco y negro y los motivos habituales de las películas de ciencia-ficción de los 50 como Ultimátum a la tierra o La invasión de los hombres del espacio para narrar una invasión alienígena en el Madrid de 1953. Vale, sale el Pirulí, que aún no se había construido, pero qué más da.
Festival de la semana: Alta fidelidad
La Casa del Lector, en el Matadero de Madrid, acoge el 27 y 28 de diciembre la quinta edición del que se anuncia como último festival del año, Alta fidelidad. Como en los años anteriores, cuenta con conciertos, tertulias literarias y cinematográficas, actividades infantiles y audioforums. En la parte estrictamente musical, el cartel cuenta con los nombres de La Bien Querida, Lukah Boo, The new Cossacks y The Ukelele Club Band. Verne y Stevenson se enfrentarán en combate singular en una mesa redonda que aborda dos diferentes concepciones del viaje. Habrá más combates figurados, que analizarán la relación de la música con deportes como el fútbol o el boxeo. Y más que combate, triple entente entre Fernando Navarro, Julio Ruiz y Pablo Carrero, que pincharán sus canciones favoritas de la llamada Ruta Americana. El festival se cierra con una musicalización del poema de Stevenson La botica y el pirata. Alta fidelidad es gratuito hasta completar aforo.