Con la cineasta Anna Biller y su desconcertante película “The love witch” ha llegado al Festival de Cine Fantástico de Sitges un intento de reivindicar el género desde una óptica feminista.
“Me interesaba hablar de la experiencia femenina diaria pero en un entorno más mitológico y fantástico y aunque se podría buscar la misma historia en un entorno naturalista, quería que se viera como un cuento de hadas en ese ambiente de realismo psicológico”, ha declarado la directora, que además es productora y guionista de la cinta.
Niega Biller una visión irónica del machismo y no oculta cierto enfado cuando la gente o la crítica se ríe de su trabajo, porque “una película es un espejo del espectador que la mira”, aunque reconoce que “utilizar un estilo visual más marcado y clásico, que puede dar pie a una lectura irónica”.
Confiesa Biller que su trabajo parte de un famoso ensayo, “Placer visual y cine narrativo”, de Laura Mulvey, que, según dice, denunciaba que “el cine está hecho desde una mirada masculina y que no está hecho para las mujeres” y, en cambio, la directora cree que “se puede crear un placer visual femenino”.
El referente estético de “Love witch” es el cine clásico de Hollywood y del cine europeo, y en particular Hitchcock, del que la cineasta ha estudiado su iluminación, la puesta en escena, la elaboración del guión y la música, así como el uso del tecnicolor.
Biller resume el argumento de su película así: “Una mujer muy bella está destrozada por ser vista como una mujer objeto y no como un ser humano que puede ser amado; y al final resulta un relato algo trágico, pues la protagonista cree que tiene las armas para atraer a los hombres, pero incluso con esas armas no consigue ser querida”.
Preguntada por la misoginia de Hitchcock, Biller se defiende diciendo que el autor de “Los pájaros” o “Psicosis” era “un gran narrador, que entendía la psicología femenina, y que sus películas están contadas desde un punto de vista masculino, como todas las de su época, pero en realidad muestra personajes femeninos muy complejos”.
La combinación de elementos “retro2 que podrían ser de los años cincuenta o sesenta con referencia actuales como coches modernos o móviles fue deliberada, según la directora, y no resta verismo: ”esa mezcla no resultaría extraña en un lugar como California, y lo verdaderamente 'retro' es la iluminación“.
Más allá de poder dirigir como mujer, Biller considera que “lo más difícil es conectar con los programadores y con el público lo que intentas transmitir, y sería más fácil hacer un cine más masculino”, pero no es lo que le interesa.