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La aridez tuvo un impacto negativo en el mesolítico del sureste peninsular

Alicante —

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Guzmán Robador

Alicante, 14 mar (EFE).- El aumento de la aridez registrado hace unos 8.200 años en el hemisferio norte, conocido como “'el evento climático del 8.2”, impactó negativamente en las comunidades de cazadores-recolectores del mesolítico en el sureste de la península ibérica, hasta el punto de que asentamientos de estas poblaciones fueron abandonados coincidiendo con esas condiciones ambientales.

Esta evidencia se desprende de un estudio realizado durante cinco años en el yacimiento al aire libre del Arenal de la Virgen, en Villena (Alicante), y en la antigua laguna situada junto a ese enclave arqueológico, en el marco del proyecto europeo de investigación Paleodem, y cuyos resultados han sido publicados recientemente en la prestigiosa revista Journal of Quaternery Science.

“La prehistoria posee el registro más amplio sobre el impacto del cambio climático en la humanidad; nos muestra procesos de adaptación exitosos, pero también episodios cuyos efectos fueron adversos”, según ha afirmado a EFE el coordinador de este trabajo, Javier Fernández López de Pablo, investigador distinguido del programa Gen-T, adscrito al Instituto de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico de la Universidad de Alicante (UA).

Fernández López de Pablo ha indicado que los estudios “sobre los denominados 'eventos de cambio climático abrupto' son de gran importancia para comprender la vulnerabilidad y capacidad de resiliencia humana a las transformaciones medioambientales”.

En esta investigación, que aborda el impacto del clima en las últimas comunidades de cazadores-recolectores durante el periodo del Holoceno inicial, ha participado un equipo interdisciplinar de la Universitat Rovira y Virgili y del Institut Català de Paleoecología Humana i Evolució Social- IPHES (Tarragona), de la Universidad del País Vasco, de la Universitat de València y de la Maynooth University (Irlanda).

“Conocíamos la presencia de ocupaciones mesolíticas en este yacimiento por excavaciones arqueológicas que efectuamos en 2006 y 2007. Los trabajos llevados a cabo ahora han ampliado considerablemente el área de excavación, sacando a la luz nuevos restos de hogares y de cabañas. Esto nos ha permitido estudiar en profundidad los artefactos líticos (útiles o instrumentos tallados en piedra), así como los restos carbonizados de plantas y semillas, los cuales han sido objeto de nuevos análisis de carbono 14”, ha explicado Fernández López de Pablo.

PRIMER ESTUDIO CONJUNTO DE UN YACIMIENTO Y UNA LAGUNA

En una entrevista con EFE, este arqueólogo ha destacado que, “por primera vez en la arqueología del mesolítico”, han estudiado en la península ibérica de manera conjunta un yacimiento y una laguna ubicada junto al enclave arqueológico.

El resultado ha sido que tanto en los sedimentos de la laguna (registro sedimentario lacustre) como en la propia estratigrafía del yacimiento han documentado un incremento significativo de la aridez y un descenso de las precipitaciones relacionados con el evento climático del 8.2.

Fernández López de Pablo ha señalado que “poder trabajar a esta escala es muy importante”, ya que aporta “claves para entender cómo estas comunidades experimentaron estas transformaciones ambientales que, en este caso, se tradujeron en una interrupción de la ocupación de este asentamiento”.

“Los nuevos estudios de carbono 14 que hemos realizado nos permiten, por un lado, saber la secuencia de ocupación y la interrupción de las ocupaciones del yacimiento, y, por otro, datar con mucha precisión” cuándo se produjo “el incremento de aridez en la propia laguna”, ha revelado.

DESCENSO DEMOGRÁFICO

Al haber logrado con este trabajo “sincronizar la información del clima aportada por la laguna con la historia de las ocupaciones del yacimiento”, los investigadores han determinado que los cazadores-recolectores dejaron de ocupar ese asentamiento “en los momentos más áridos”, al igual que ocurrió en otros del sureste peninsular coincidiendo en el mismo periodo, como fue el caso de Benàmer, en Muro de Alcoi (Alicante), por ejemplo.

“El hecho de que en una misma región haya varios asentamientos que se abandonan en este momento árido sugiere que el evento climático del 8.2 tuvo un impacto significativo en las formas de ocupar el territorio, en las estrategias de movilidad para obtener recursos y, probablemente, en la demografía de estas poblaciones”, ha dicho el experto.

Los investigadores sospechan que hubo un descenso demográfico porque “hay muchos menos yacimientos mesolíticos a partir de este evento climático”, ha apuntado Fernández López de Pablo, quien ha resaltado que en este estudio se “presentan evidencias cronológicas sólidas y respaldadas por nuevas fechas de carbono 14 desarrolladas en varios yacimientos y en registros paleoclimáticos, como la laguna de Villena”.

El trabajo sugiere que “en esta zona de la cuenca mediterránea peninsular la aridez fue un factor limitador en la capacidad de crecimiento demográfico”, ha expuesto el arqueólogo.

A pesar de ello, el Arenal de la Virgen fue de nuevo ocupado con posterioridad, unos 700 años después, durante el neolítico, por comunidades que ya conocían la agricultura y la ganadería, ha reseñado.